CAPITULO 21

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8 años antes en Madrid, España.

Tal como se lo había propuesto Lucrecia, en cuanto se vio lista partió rumbo a casa de Carla. Había querido escribirle para saber con anticipación cómo se encontraba y así entender la magnitud del problema. Pero sabía perfectamente que la respuesta que recibiría no la convencería en nada. Lu seguía dándole vueltas en su cabeza a eso tan importante que Nano tenía que hacer y que no quiso decirle que era. Acaso tendría que ver con lo que estaba sucediendo con Carla y Samuel?.

Al llegar a la mansión Roson Caleruega, Lucrecia estaba a punto de llamar a la puerta cuando esta se abrió y vio a Teo frente a ella, el padre de su amiga la observó por unos instantes y se hizo a un lado para dejarla entrar mientras atendía una llamada.

—Si, ahora mismo voy saliendo para allá, espero ya todo esté ordenado para cuando todos los socios lleguen — escuchó decir a Teo y luego apartó su móvil — Buenos días Lucrecia, has venido por Carla? Ella está en su habitación, creo que tu presencia la ayudará a estar de mejor humor — la mexicana estaba apunto de responder cuando él volvió a concentrarse en la llamada — Si, Pilar también estará presente, ella ya se ha hecho cargo de eso importante en la estación de trenes y ahora va camino a la reunión — mencionó antes de cerrar la puerta.

Lucrecia al escuchar lo último, se detuvo antes de pisar el primer escalón y se quedó pensativa. Qué tenía que hacer Pilar en la estación de trenes? Tenía entendido que la madre de Nano no había salido de viaje. Suspiró profundo y empezó a subir uno a uno los escalones hasta llegar a la segunda planta, caminó por el pasillo que la llevó hasta la habitación de Carla. Golpeó la puerta, esperó pacientemente a recibir una respuesta y al escuchar que su amiga daba autorización de que entrara, cogió el pomo de la puerta y lo giró.

— Nunca es demasiado tarde para recibir la grandiosa visita de tu mejor amiga — dijo mientras asomaba su cabeza y sonrío al ver que Carla se giraba para mirarla.

— Ah.. hola Lu — Carla respondió al ver a su amiga y se encogió de hombros para luego volver a dirigir su atención hacia la ventana.

— So, el pistacho tenía razón — susurró Lucrecia al notar la actitud de la rubia y entró en total silencio. Cerró la puerta y caminó hacia donde estaba Carla — He leído un mensaje de Nadia esta mañana. Puedo saber, qué sucedió? —

Carla se giró nuevamente hacia su amiga, la observó por un momento, se encogió de hombros y se cruzó de brazos.

— Qué tal te ha ido con Nano? — preguntó evadiendo la pregunta de la castaña— Han podido hablar? —

— Carla te he hecho una pregunta — Le recordó la mexicana — Samuel y tú han discutido? —

— Yo te he hecho otra. Nano y tú pudieron hablar? — replicó la rubia mientras caminaba hacia su cama.

— Yo he preguntado primero... Qué sucedió con Samuel y tú? — Lu siguió a su amiga y se sentó junto a ella — Soy toda oídos —

— Primero responde a mi pregunta y luego lo haré yo — Carla enarco una ceja mientras observaba atentamente a Lucrecia — Nano y tú hablaron? —

Lu rodó los ojos y bufó ante la actitud de su amiga. Conocía a la perfección a Carla, tanto que sabía muy bien que en esos momentos la rubia se mantenía totalmente hermética y por esa razón no la haría hablar hasta que ella se confesara primero. La castaña suspiró y luego le dedicó una sonrisa a su amiga.

— Por supuesto que hablamos — respondió rápidamente y tiró su cabello hacía atrás dejando al descubierto su cuello — hemos ido a un lugar tranquilo para que nadie nos interrumpiera. Hemos hablado de muchas cosas, nada novedoso... —

NEGRO Y BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora