8 años atrás en Madrid, España.
Los siguientes meses para la relación entre Carla y Samuel transcurriendo tranquilamente. Al parecer el comportamiento que había tenido el chico empezó a desaparecer con el pasar de los días y eso hizo que Carla se sintiera más segura.
Hacían todo lo que una pareja de enamorados a su edad normalmente realiza. Ir al cine o bailar, salir a por un helado, dar un paseo a algún sitio de interés a solas o con sus amigos. Pasar algunas tardes en casa del otro mirando películas o series de televisión, los fines de semana de maratones eran sus favoritos. Darle rienda suelta a la pasión y deseo cuando se encontraban a solas e incluso cumplían una que otra fantasía y pensamiento oscuro que pasaba por sus cabezas.
Pero también, tal y como Nadia se lo había aconsejado a Carla aquella mañana. Después de hablarlo, acordaron mutuamente que cuando lo deseara alguno se darían su espacio, y así realizar alguna actividad recreativa de su interés o para pasar tiempo con sus amigos. Por ejemplo: Samuel se reunía con Guzmán para practicar boxeo. En ocasiones se fugaba con Omar o Ander para fumarse a escondidas algún porrito de marihuana. A veces, también se juntaban todos los hombres, en casa de alguno, para jugar videojuegos donde en ocasiones lo menos que hacían era coger el mando y ponerse a jugar a la play. Pero cuando no hacía nada de lo anterior, Samuel simplemente se quedaba en casa descansando, pensando y dibujando, pero más pensando.
Carla, el tiempo que tenía cuando no estaba con Samuel, lo tomaba para leer libros de literatura clásica. Iba al yoga o aprovechaba a estar con su madre y así acompañarla en ocasiones a las bodegas, la marquesa decía que era necesario que se fuera empapando poco a poco del negocio familiar. También quedaba con Lucrecia y Nadia para tomar algo o salir de compras. Se la pasaba al teléfono hablando con la mexicana de sus penas de amor, las cosas con Guzmán últimamente no andaban nada bien.
Como ya empezaba a hacerse constumbre. Cada fin de semana el mayor de los Montesinos reservaba un pequeño espacio en el bar de Christian, el mejor amigo de Nano, para que todos su amigos más queridos y su hermana la pasaran increíble. Y ese fin de semana no sería la excepción. Antes de que la última clase del día viernes llegara a su fin, al teléfono de cada uno de los estudiantes del último curso de las Encinas, fue enviada la invitación a la fiesta de celebración por la culminación de los exámenes.
Carla y Samuel se encontraban juntos, haciendo un plan para ese día y pasar juntos la noche. De repente el tono de mensaje llamó la atención de Carla y miró la pantalla de su teléfono.
—Me ha llegado la invitación a la fiesta de Valerio — Carla le mostró la pantalla a su móvil— ya varios están confirmando su asistencia — recostó su espalda contra la puerta del casillero y miró sonriendo a Samuel que se encargaba de guardar unos cuantos libros en su mochila — Quieres ir o prefieres que hagamos lo planeado? —
— Vamos, me apetece que nos tomemos unos cuantos tragos y bailemos mucho — respondió Samuel sin mirar a Carla — Además, son las últimas reuniones que tendremos con nuestros amigos... en cuánto nos graduemos y culminen las vacaciones de verano, todos nos ocuparemos de nuestra nueva vida —
— Has vuelto a tocar el tema del futuro — susurró Carla mirándolo y enarcó una ceja. Se supone que eso había quedado cerrado y no volverían a pensar en lo que llegase a pasar después.
— Qué? Haz dicho algo? — preguntó Samuel cerrando la puerta de su taquilla, apoyó su antebrazo en ella y se quedo mirando a Carla, le dedicó una sonrisa llena de picardía y la vio negar con su cabeza como respuesta a sus preguntas — Te parece que pase por ti a las 8? — los ojos de Carla brillaron al escucharlo y asintió con su cabeza.
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NEGRO Y BLANCO
أدب الهواةExiste el momento perfecto y la edad perfecta para el amor? Sus caminos se cruzaron cuando eran apenas unos niños de 8 años. Ambos iniciaron una gran complicidad, crecieron juntos, fueron mejores amigos, se enamoraron el uno del otro. Las circunstan...