CAPITULO 32

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Nano le explicó brevemente a Samuel los pendientes más urgentes que tenía y después de agradecerle una vez más, tomó las llaves de su coche y salió en dirección a la casa de Lucrecia. Deseaba con el alma que ella aceptara verlo y que pudieran arreglar las cosas, porque estas semanas sin ella habían sido las peores de su vida.

Una vez iba en camino, por su cabeza llegó la idea de llevarle algún detalle, aunque no supo si era mejor unas flores o alguna otra cosa, hasta que pasó frente a la pastelería favorita de su novia, esa que visitaba una vez cada tres meses, el día que se permitía ingerir carbohidratos y azúcar, e inmediatamente supo qué comprar. La había visto escoger siempre lo mismo, unas galletas de red velvet con chips chocolate blanco y degustarlas con tal placer y emoción que era fascinante verla comérselas.

Ordenó una caja de aquellas galletas y después de pedir que se las envolvieran muy bien, retomó el trayecto hacia la casa de la chica que esperaba que quisiera seguir siendo su novia.

Al llegar, aparcó su coche en el lugar de siempre, pero permaneció varios minutos dentro del auto, intentando pensar lo que debía decirle o cómo iniciar la conversación con ella, aunque solo el recordar todo el tiempo que habían estado completamente alejados, le hizo tomar las galletas y salir inmediatamente del vehículo.

Tocó el timbre y Flor, el ama de llaves, abrió la puerta y lo hizo seguir.

-Bienvenido, joven Nano, la señorita Lu se encuentra arriba en su cuarto con la señorita Carla, ¿quiere que lo anuncie o prefiere solo subir? –Preguntó la amable mujer.

-Gracias, Flor, no te molestes, yo subo directamente –respondió Nano con amabilidad y ella se quitó de en medio para que él pudiera avanzar hacia la habitación de Lu.

Subió las escaleras lo más rápido que pudo, con el corazón latiendo muy de prisa y los nervios a flor de piel. Deseaba verla, la echaba de menos y al mismo tiempo, le martirizaba que hubiera estado enferma desde hace mucho, sin el apoyo y los cuidados que él le hubiera brindado estando a su lado.

Al detenerse frente a la puerta de la alcoba, suspiró dos veces para darse valor y luego tocó suavemente.

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Carla había dejado de prestarle atención a la película desde que había recibido un mensaje de Samuel. No pretendía abrir la notificación, pues temia que el contenido del texto fuese algo relacionado a lo que había sucedido un día antes con ellos, pero la tentación fue demasiada que terminó desbloqueando su teléfono y leyendo lo recibido.

Samuel:

Ya he hablado con Nano y va camino a casa de Lu.

Al leer el mensaje, sonrió al saber que Samuel había hecho su parte y en seguida se puso alerta, pues no sabía cuánto tiempo faltaba para que su ex cuñado llegase.

Carla

Vale, estoy aquí con ella en su habitación… gracias, es fundamental que viniera.

Samuel:

Sí, espero de verdad que se reconcilien.

Después de recibir la respuesta de Samuel trató de concentrarse en la pantalla, pero sus ojos no dejaban de ver hacia la puerta. Esperaba muy ansiosa por el momento en el que el novio de su amiga hiciera su aparición, por eso, cuando escuchó que tocaban, se levantó de un salto y corrió a abrir.

-¿A dónde vas? –Preguntó Lu extrañada por la reacción de su amiga y antes de poder decir algo más, la figura de Nano entrando a su recámara la dejó sin palabras.

NEGRO Y BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora