C i n c u e n t a y U n o

1.1K 120 5
                                    

Te encontrabas acostada en la cama. Tu vista se estaba volviendo cada vez más oscura. Te sentías mareada y débil al mismo tiempo. Sabías exactamente lo que estaba por suceder pero tomabas fuerzas para que no pasara lo que todos sabían.

Las lágrimas rodaban por tus pálidas mejillas, pero apenas las podías sentir. Los yetis que te custodiaban entraban en pánico, no sabían qué hacer. De repente, se escuchó una fuerte voz. Un imponente trineo acaba de ser transportado al lugar de estacionamiento que le corresponde. Phil le dijo apresuradamente a Norte lo que estaba pasando contigo. Incluso sin haberle entendido, Jack Frost voló a tu habitación. El entró y sus ojos se abrieron de miedo.

-Snowflake...- susurró tan bajo que fue el único que lo escuchó.

Tu antigua forma había regresado de adolescente había regresado pero... mucho más pálida...

-Me-me estoy quedando sin tiempo ...- balbuceaste. Jack corrió y se arrodilló junto a tu cama. Tomó tu mano y la besó.

-No. Por favor. Sólo espera un poco más...- Rogó y las lágrimas corrían por sus bonitos ojos azules. -Por favor…-

Sonreiste, -Estoy bien ... Solo un poco cansada, eso es todo-. Susurraste débilmente. Intentaste tensar tu sonrisa en la mano de Jack pero no pudiste. Te debilitabas a cada segundo.

Los demás entraron uno por uno. Tenían los mismos rostros que tenía Jack, una expresión llena de desesperación y miedo.

Ashen se acercó y te sonrió débilmente.

-Lo siento Snowflake.- Dijo ella, llorando. -Desearía poder ayudar. Sé que mi papá puede ... pero ... pero ...- balbuceó.

-Esto no es tu culpa cariño.- Susurraste con fuerza. -Sé que hiciste lo mejor que pudiste-

De repente, todo se volvió oscuro y frío. Todos se sorprendieron y todos sacaron sus armas, Incluyendo tu hijo. La sensación de oscuridad y frío le resultaban familiar, Pitch.

-¿Todavía no estás convencido de lo que has hecho?- gritó el joven espíritu invernal. -¡Yo soy el que quieres! Entonces, ¿por qué no me castigas a mí? ¡No a ellos!- añadió con más rabia. El frío de Jack y Pitch se estaba mezclando ahora. Era como si hubiera una tormenta de nieve dentro de la habitación. Respirabas con dificultad y, afortunadamente, Jef lo había notado. Corrió hacia ti y te abrazó.

-Por favor, espera ... mamá ... espera-. Él susurró.

Te habías sorprendido. Lo miraste a los ojos y él sonrió. No mostró dolor. Mostró fe en ti y de ahí sacaste tu fuerza, incluso sabiendo que no era demasiada.

-¿Lo sabes?- preguntaste con un sentimiento de asombro y alegría.

-Sí. Los escuché a ti y a Jack hablando de mí. Escuché que ustedes me llamaron su hijo.- Explicó, todavía con una sonrisa en su lindo rostro.

-¡Detén esto ahora!- gritó el joven guardián y tal como lo dijo, todo se detuvo.

Podían ver a Pitch de pie no muy lejos de ustedes. Estaba adentro de la habitación. Sus ojos estaban oscuros. No como sus ojos dorados oscuros originales, sino negros, ojos completamente negros.

-¿Padre?- dijo Ashen.

Pitch la miró con tanta rabia. Ashen se dio cuenta de que él no era su padre. Ese no era el padre con el que pasaba tiempo antes. Este Pitch, parado frente a ellos, se sentía como un verdadero monstruo. Pitch no dijo nada. Simplemente miró a su hija sin ningún sentimiento.

Levantó un dedo hacia ella y susurró algo. De repente, había una pesadilla atacándola. Fue demasiado rápido que ninguno de ellos lo vio golpear a Ashen, haciéndola caer al suelo.

Todos se congelaron. Pitch mostró una risa malvada, pero esa tampoco era su voz. Había algo diferente; malvado e implacable.

-¡Ashen!- gritó Jef y rápidamente corrió a su lado. La abrazó y trató de escuchar los latidos de su corazón. Afortunadamente, todavía está viva pero inconsciente...

-¡Ella es tu hija! ¡Tu propia hija!- gritó el hada de los dientes. Ella atacó pero nada funciona. Pitch esbozó una mueca monstruosa y malvada. Los distrajo a todos, Norte, Conejo, Sandy, Tooth y Jack mientras que la arena negra oscura los acorralaba individualmente con fuerza. Estaban tratando de liberarse pero nada parecía funcionar. Empujar, patear ... nada; Y cada vez que intentaban moverse, el negro se volvía más y más apretado.

-Ahora ... te mataré ...- dijo Pitch mientras caminaba hacia su hija inconsciente. -Va a ser divertido si mueres a causa de una pesadilla-. Añadió.

-¡NO! —dijo Jef y se paró entre Pitch y Ashen. Estaba a solo unos pasos de Pitch. Estaba temblando pero no permitiría que Pitch lastimara a su mejor amiga.

-¡Primero tienes que pasar por mi cadáver!- dijo Jef.

-¡Vete, Jef!- lloraste pero él no se movía de su lugar.

-Maldita sea.- Maldijo el joven guardián que todavía estaba tratando de liberarse de la arena negra. -¡Aléjate! ¡Aléjate de él!-

Pitch se rió y sacó una espada larga hecha de su arena oscura. El final de la espada era terriblemente afilado y mortal. Los ojos de Jef se agrandaron pero aún así, no se movía.

-¡Entonces te sacaré a ti primero!- gritó Pitch.

Pitch giró su espada. Jef cerró los ojos. Todos gritaban. Estabas llorando. Y la vida de Jef había pasado delante de tus ojos...

La espada de Pitch ahora estaba cubierta de sangre.

•Padres Guardianes Adolescentes• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora