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Está roto, rompe a los demás.


Caleb Burck.

Después de todo me voy a divertir más de lo que imaginaba.  No puedo creer que el listillo acaba de cenar junto a mi y ahora estemos todos juntos en la sala de estar viendo una estúpida película de amor.

«Son tan fresa»

— Puedes quitar esa cara de "me quiero morir" —susurró Will a mi lado—. Se ven muy bien juntos. —señaló a su padre y a mi tía con la cabeza.

Tan tierno, el listillo.

— Mi cara de "me quiero morir" —lo emité—, no es por ellos. Me parece muy bien que estén juntos, pero la peli me aburre. No me gusta más historias de romance dónde los protagonistas tienen un final felíz.

— Caleb —me llamó Gregory— si están aburridos, puedes mostrarle tu habitación a Will. Sería bueno que se hicieran amigo, mi hijo pasa trabajo para socializar.

Punto para Gregory, están tan entusiasmado con mi tía que  acabas de enviar a tu hijo a la guarida de la bestia y sin boleto de regreso.

— Claro. —sonreí. Mi tía tragó en seco y abrió los ojos como platos, si alguien sabe que está pasando ahora mismo por mi oscura mente es ella—. Vamos Will.

Me siguió como un corderito asustado todo el pasillo hasta mi habitación. 

— Esto si que no lo esperaba —se quedó con la boca abierta unos instantes analizando cada rincón de mi habitación—. ¿Lees?

— ¿Por qué te sorprende? — saqué de mi bolsillo un cigarrillo y un mechero —. ¿Qué esperabas? Postes de películas de acción y revistas guarras. 

— Pues no sé —se cruzó de brazos— tienes estilo a chico rebelde, vistes de negro, vas mirando a todos como si fueras un ser superior y no olvidemos el hecho de que te drogas.

— Esto Will —di una calada larga—, solo es un un cigarrillo no pasa nada—expulse una enorme nube de humo gris—. Mi estilo no tiene nada que ver con mi inteligencia.

Caminó por mi habitación, deslizó su manos por la estantería de madera antigua y se detuvo en un libro. Específicamente ese libro que tantas veces he leído.

«Mi libro favorito»

— Call me by your name — pronunció lentamente y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo—. No eres tan frío como le muestras a todos.

— ¿Quién dice que muestro un lado frío? —me llevé el cigarrillo a la boca —, quizás solo intente ser retorcido para que nadie se acerque a mí, porque me gusta la soledad.

— Escondes algo Burck —afirmó.

— Deja de intentar analizarme, Ray. —le regalé una sonrisa retorcida—, lo digo por tú bien.

— ¿Me amenazas Burck? —es muy diferente con este chico, nunca se queda callado—. Juguemos algo.

Apagué el cigarrillo y le preste atención—¿A qué quieres jugar?

— Quiero conocerte.

— ¿Por qué Ray? —indagué— ¿Qué ganas con todo esto? Un amigo definitivamente, no.

— No lo sé —se removió un poco su rubio cabello—. Me agradas.

Asiento.

— Si te digo una frase cualquiera de este libro por ejemplo —se sentó en una silla—. Me dirás lo primero que pase por tu cabeza.

La Bestia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora