I PURPLE YOU (yoonmin, Namjin, kookV)

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EXPERIMENTO V

Sabían que el mundo era un caos pero usarían eso a su favor, al llegar a la estación del tren bala se llevaron la sorpresa de que está estaba vacía, no había ningún individuo cerca.
En un plan de último momento Namjoon leyó el manual del tren, Jungkook entro al sistema y en menos de cinco minutos el tren era suyo.

Yonsuni y Jackson desprendieron los vagones y sólo se quedaron con la cabina, así llegarían más rápido. Todos subieron con sus cosas, se sentaron en unos bancos que había ahí y Namjoon marco el curso para después hacer avanzar el tren.

El tren bala era conocido por ser la única cosa que no habían hecho laboratorios Kim pero no tenía defectos, era cómodo y no se sentía la velocidad en el interior.

Jungkook se sentó en el suelo, el conocía cada parte y pieza de su laptop pero aún había archivos de su madre que no se atrevía a abrir.

-deberias dormir para tener fuerza- le dijo Kanade.

-hay algo que debo investigar- contestó sin mirar a la chica.

-los demás están durmiendo, llegaremos allá en unas horas y lo mejor es que duermas- volvió a insistir.

Jungkook la miro y señaló a la pantalla de su laptop, estaba investigando la contraseña de los archivos.

-se que es importante para ti pero almenos descansa- le dijo y se levantó.

-seras una buena madre- hablo Jungkook cuando la chica le dio la espalda.

-si sobrevivimos si- murmuró para ella misma.

Kanade tenía miedo pero no por ella, su esposo sólo le había dejado como recuerdo a su hijo y su peor pesadilla era no poder protegerlo.
Sonrió, ahora entendía lo que era la maternidad.

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Kumamoto, Japón

-deja de llorar niño, tu maldito llanto me estresa- dijo su padre mientras lo ataba a la camilla.

Taehyung aún tenía los ojos vendados y una mordaza en la boca, lloraba a mares pero lo único que se escuchaba eran sus suspiros.

-te dejaré con uno de nuestros amigos, ¿lo recuerdas?, el doctor Tetsu- sonrió -te hará unas preguntas y tal vez no salgas tan lastimado de aquí- se alejó de la camilla.

Taehyung comenzó a moverse, recordaba a ese maldito doctor, el mismo que cuando era niño le ayudaba a sus padres a "fortalecerlo".

El director Kim se acercó a la puerta y está se abrió dejando ver al doctor japonés con su bata blanca y una mesa llena de utensilios picudos, martillos de varios tamaños, pesas de diferentes kilos y varias cosas más.

-ten cuidado con él, creo que se volvió más peligroso- le dijo el padre del chico al doctor.

-¿qué tan peligroso?- preguntó el japonés.

-su sangre es más espesa y noqueante, sabría más si tuviera el maldito diario- se quejó el señor Kim.