Otra oportunidad [Completa]

21.- Te amamos

Arrepentido de sus decisiones y tomando en cuenta el tiempo restante de su madre, le contó la verdad sobre su nueva oportunidad aunque sonara como un loco, por suerte, estaba hablando con una mujer tan comprensiva y quizás la única capaz de entenderlo por ser del mismo carácter.

— Hice todo mal, ¿cierto? creí que si cambiaba el destino podría protegerlos, pero aún así, los he perdido a todos. — Confesaba el rubio cabizbajo, arrodillado al costado de su progenitora conectada a un aparato de respiración.

— Kurapika, siempre fuiste un niño extraordinario, tu padre y yo sabíamos que estaríamos orgullosos de ti, incluso si hubieras decidido irte aquella vez. Pero, escúchame — pidió ella tomando sus manos — no te dije esto antes porque no creí que fuera necesario, ahora comprendo tu lucha, si hace cinco años no hubieras podido protegernos por venir a conocer el mundo exterior y cumplir tus sueños, jamás te habríamos culpado ni atormentado por nuestra tragedia inevitable. Al contrario, luchariamos hasta agotar nuestras fuerzas, cada uno, como un orgulloso miembro del clan, agradeciendo que al menos uno de nosotros siguiera con vida.

— Mamá... eso... — Kurapika levantó la vista hacia los ojos de su madre, de pronto había sido como si todo el dolor, el remordimiento y su conciencia le trajeran de vuelta todos los momentos de su vida en que se odió por estar vivo, por ser el único sobreviví, por disfrutar de lo que sus compañeros ya no podrían hacer, pero todos esos años se equivocó — siempre quise escuchar esas palabras... siempre quise saber lo que habrían pensado de mí si no lograba salvarlos, perdóname mamá, al parecer soy y siempre fuí el único que no valoró su propia vida, te agradezco haberme dicho todo esto aunque es demasiado tarde, no puedo salvarte esta vez...

Ella permitió que su hijo llorara, que se abrazara a su lado y compartieran ese momento juntos, sobre todo, que lograra calmarse su corazón frágil.

— ¿Me harías un favor? — preguntó ella al tiempo que le acariciaba los cabellos rubios y acomodaba algunos mechones.

— Sí madre, el que quieras, lo que sea.

— Busca tu propia felicidad, agradece lo que está alrededor de ti, acepta que el pasado no se puede cambiar y vive sin remordimientos, el clan Kuruta ha estado en deuda contigo desde mucho antes que nos salvaras. — tras decir esto, lo inclinó hacia su pecho para abrazarlo y besó su frente. — Eres nuestro orgullo. Te amamos, Kurapika.

— Yo... también los amo. — habían pasado años para que Kurapika volviera a decir algo parecido, el peso de amar a alguien que estaba a punto de perder le dolía, terminó tan cansado de llorar que se quedó dormido y despertó solo, pues ella yacía en el reposo eterno sosteniendo débilmente su mano.

Los signos vitales de su madre habían llegado al límite.