39.- Sueño

388 73 4
                                    

— ¿Saben qué es lo que me mantiene tranquilo al verlo dormir? — Leorio rompió el silencio tras unos minutos sentado junto a los otros dos chicos alrededor del rubio.

— Que está sonriendo. — afirmó Gon compartiendo la expresión serena del doctor.

— Sí, normalmente nunca lo hacía a menos que estuviera con nosotros sin ninguna preocupación. — recordó Killua — Podría decirse que en este momento tal vez está soñando con algo que le hace felíz. Si esto es parte de su decisión, no me gustaría interferir.

— ¿Oíste, Kurapika? — le hablaba Leorio esperanzado — confíamos en ti, sabemos que estarás bien, te cuidaremos, así que, sigue sonriendo todos los días.

Durante 5 años, ninguno de los 3 dejó de asistir a la clínica, de vez en cuando dejaban flores, obsequios, lo visitaban todos sus conocidos, ex compañeros de trabajo como Senritsu, algunos miembros del Zodiaco, ex jefes como Neón Nostrade, e incluso Ging, que atendió finalmente a la petición de su hijo para conocer a su amigo.

— No puedo decir que me alegra conocerlo —. expresó Ging apartando la mirada tras un rato, ganándose una mueca molesta de Leorio. — Llámenme cuando haya despertado, esta no es una presentación formal.

— ¿Cómo se atreve a decir eso? ¿qué tal si no despierta? — renegó Leorio con ganas de soltarle otro golpe.

— Lo hará, no lo ves porque eres un hombre inmaduro, su expresión lo dice todo, está aliviado. — describió Ging pacientemente ante la mirada crítica del doctor.

Gon sonrió al escuchar aquella frase, Ging tan sólo al ver a Kurapika supo que era fuerte y luchaba para sanarse desde el interior.

Antes de retirarse, se giró lentamente y dijo lo siguiente a los tres.

— Estén pendientes cuando su sonrisa desaparezca. 

Pasó muy poco tiempo tras la visita de Ging.

Esos cinco años se volvieron una rutina para todos, pasar todos los días a verlo y preguntar su estado de salud, hasta que efectivamente, la sonrisa que mantenía tranquilo el rostro del Kuruta se desvaneció cambiando a una mueca fruncida de incesante sufrimiento.

Fueron momentos críticos. Leorio atendió la emergencia por la madrugada, llamó a las enfermeras de turno al notar que sudaba al extremo y respiraba con dificultad. Por poco lo perdieron. Parecía haberle dado un infarto dada una fuerte emoción.

Fué una terrible noche en que el doctor creyó que perdería a su amigo.

Al amanecer, Gon y Killua llegaron más temprano de lo habitual al enterarse de lo que había pasado.

Mientras Gon se comunicaba con su padre para hablar al respecto, Leorio y Killua discutían sobre cómo organizarse para turnarse por las noches y cuidar de él.

Ya no hizo falta cerrar el tema una vez que las manos del rubio comenzaron a moverse ligeramente y su respiración se hizo más profunda. Un nudo en la garganta se había formado en el doctor.

— No puedo creerlo, está abriendo los ojos...

Fué un milagro. La espera había terminado. Kurapika despertó.

Otra oportunidad [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora