28.- Vive conmigo

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— ¡Agente Chrollo! ¿cómo le va? ¡buen trabajo el de ayer! — felicitó con aires de coqueteo una de las jóvenes secretarias al azabache.

— Espero que con "ayer" se refiera a la misión. — dijo Kurapika sin pensarlo ganándose  un guiño descarado de su parte.

— ¿Acaso mi compañero está celoso? — murmuró Chrollo abriendo una caja de galletas que dejaron en su escritorio. — Vuelvo a repetirlo, me encanta que nos reciban así.

— Si continuas tragando galletitas como un cerdo entrarás rodando en tu próxima alfombra roja. — contestó Kurapika aún malhumorado.

— ¿No dormiste bien? ¿o es porque no dormí contigo?

— Cierra la boca, no estoy celoso, pero alardeas demasiado.

— Deberías estar más felíz, ¿qué te ocurrió? — preguntó el mayor prestando atención a las repentinas expresiones melancólicas de Kurapika.

— Anoche me embargaron.

— ¿Cómo? — escupió la galleta.

— La muerte de mi madre me dejó una gran deuda, además de los medicamentos de su tratamiento que llevaba meses sin pagar, ella tenía sus propios problemas económicos de los que nunca me contó, así que entregué todas mis cosas y pasé la noche en un albergue temporal.

— ¿Porqué no me llamaste? — reclamó Chrollo sintiéndose extrañamente ofendido.

— Ya te causé bastantes problemas, tus amigos están en prisión por mi culpa, no sé cómo podría...

— Vive conmigo.

Los latidos de su corazón se aceleraron al escuchar aquellas simples palabras. Lo que ofrecía parecía sencillo para cualquiera, sin embargo, para ellos, que en algún momento de sus "anteriores" vidas fueron enemigos a muerte, significaba algo casi imposible de creer. Un inesperado lazo que formaron sin ser concientes de ello.

— ¿Vivir... con...tigo? — repitió Kurapika titubeando al pensar en ello.

— Mis amigos están en la cárcel porque así debía ser. Los extraño, pero renunciaría las veces necesarias, las vidas necesarias si puedo quedarme a tu lado. — dijo Chrollo desviando un poco la mirada, ahora de daba cuenta de que se estaba sintiendo incómodo con la dulce sonrisa frente a él.

Kurapika le estaba sonriendo como sonreía con sus amigos, incluso con más ternura que antes.

— ¿Cuántas camas tienes? — rompió el silencio.

— Eh... una.

— Olvídalo. — negó Kurapika.

— Podemos colocar almohadas en medio, no te haré nada. — trataba de convencer Chrollo sin notar que el jefe ya había entrado a la oficina.

— Los felicito — elogió Mizaistom a sus agentes más eficaces ignorando su conversación — lograron proteger a Gon Freecss y diluyeron las relaciones internas de los Zoldyck formando una amistad con el hijo heredero. Ging nos envió un agradecimiento y un generoso pago por sus servicios.

— Agradecemos el pago — admitió Kurapika — pero el caso de la mente criminal que desea ver a Ging muerto sigue abierto, continuaremos trabajando en ello.

— No esperaba menos de ti, Kurapika, por eso les quiero pedir que vayan a la asociación de cazadores y le realicen algunas preguntas a estas personas — explicó Mizaistom entregando un nuevo archivo con las fotografías e información relevante sobre cada uno de ellos.

— Los zodiacos. — dijo Kurapika en voz baja.

— Así es, debemos empezar por los principales sospechosos, ¿no lo creen? — agregó para luego dejar el resto en sus manos. Chrollo había oído sobre ellos pero jamás los vió en persona. — por cierto, gracias a la recompensa de Ging ya no tendrán que pelearse por la misma cama. — finalizó casi corriendo de ahí dejando a los dos fríos con un leve sonrojo.

Fuera de eso, Kurapika sintió mucha curiosidad, si Mizaistom la primera vez que lo conoció pertenecía a los zodiacos y ahora era líder de la agencia de investigación criminal, ¿quién había tomado su lugar?

Inmediatamente revisó las fotografías reconociendo a la mayoría de ellos como los originales, a excepción de uno.

Se le erizó la piel y sus ojos se abrieron ampliamente, estaba incrédulo, sorprendido, jamás se imaginó que alguien así terminaría siendo un zodiaco, parecía una broma, ¿tanto le había cambiado la vida a esta persona?

Chrollo lo vió al mismo tiempo que Kurapika, ambos dijeron su nombre en ese instante.

— Hisoka.

Otra oportunidad [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora