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Tomé un sorbo de café caliente, quemando mi lengua en el proceso y soltando un pequeño gemido ante mi descuido, solté un suspiro y volví a dejar la taza sobre la mesa de la cafetería, nos encontrábamos bajo la agencia, el lugar donde solíamos ir a comer y beber un poco entre las misiones y diferentes trabajos que tuviésemos pendientes.

Últimamente a mi no se me asignaba demasiado por hacer, mi condición comenzaba a ser un peso en las misiones y terminaba por ayudar solamente un poco, como resultado, solo me llamaban cuando era estrictamente necesario.

Lo cual también era sumamente aburrido, no bastaba con que me encontrase padeciendo el hanahaki, también contaba con demasiado tiempo para autodestruirme psicológicamente.

Y una parte de mi se encontraba bastante ansiosa e intranquila desde que me había encontrado con Kouyou, había una alta probabilidad de que le dijese a Chuya sobre mi enfermedad, pero también había una alta probabilidad de que no le dijese nada y me dejase morir lentamente, después de todo esa mujer me odia.

Muchos en la mafia concordarían que me merezco una muerte lenta y dolorosa, tal vez Hirotsu no.

La ventana de la cafetería se encontraba a un lado de mi, me permitía observar hacia la calle, podía notar como los trabajadores del recinto me observaban con extrañeza, y es que no estaba actuando de forma usual con ellos, eran ignorantes a lo que realmente estaba sucediendo conmigo, pero estaba seguro de que la señal que encendió sus alarmas fue el hecho de no acercarme a ninguna de las chicas en ese lugar.

Ya no había necesidad de hacerlo y tampoco me apetecía.

- Ahora si te ves como alguien que ha sido rechazado – me comentó Yosano mientras se sentaba, venía acompañada de Ranpo

- Si, bueno, creo que ya lo soy por completo

- Lo siento – me dijo de inmediato

Ranpo y ella se sentaron del otro lado de la mesa, frente a mi, de inmediato una de las meseras se acercó a tomar su orden, aunque ella ya conociese en detalles que bebía cada uno con anticipación. Yosano un café expreso, Ranpo chocolate caliente.

Ninguno volvió a hablar hasta que la chica les trajese sus bebidas y nos dejase por completo solos.

- Como sea – retomé

- ¿seguro de que te declaraste? – me preguntó Ranpo, arquee una ceja en respuesta

- Claro – dije

- ¿dijiste cada palabra de forma clara? – me volvió a preguntar

- Bueno, hasta alguien como Chuya entendería lo que deseaba decir, él no me dejo decirlo en realidad, cito "no quiero que sigas, Dazai, no quiero escucharlo"

- Ouch – dijo Yosano en reacción a mis palabras

- Exacto – le respondí

- Es ambiguo – comento Ranpo

Me quedé en silencio, ambiguo, Ranpo había dicho que era ambiguo, como si las conversaciones que hubiese mantenido con Chuya no fueran del todo efectivas, nuestra comunicación no funcionaba, al menos de forma verbal, no era una gran novedad, siempre había sido de esa forma, sin embargo, era molesto.

A veces sentía que nos comunicábamos mejor con acciones, lo no verbal era lo nuestro, y es que la forma en que nos habíamos besado y acariciado no podía simplemente no significar nada.

"puede no significar nada, después de todo, él sigue teniendo novio" me recordé a mi mismo, y ese novio no era yo.

- Tal vez si debí forzarlo a escucharme

Déjalo FlorecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora