9

1.3K 180 179
                                    


Caminé de forma relajada y feliz, casi como si me encontrase realizando una danza infantil, un saltito cada vez que daba un paso, era consciente de que estas acciones llamaban enormemente la atención de las personas a mi alrededor, pero no me importaba.

Recientemente había tenido una especie de victoria, lo sentía como una, apenas la noche anterior había sido realmente un punto a mi favor, había besado a Chuya, se sintió mucho mejor de lo que pensé que se sentiría jamás el besar a alguien, sentía mi pecho, el aire de mis pulmones, mas liviano, como si todo ahí dentro se encontrase despejado, al menos por el momento.

Pero sabía con certeza que mi padecimiento no se había marchado del todo, había dado un paso y logrado que Chuya cediese hasta cierto punto, pero luego de compartir esos besos en el sofá, Chuya definió una línea clara entre nosotros.

La parte clave fue cuando dijo "no arriesgaré mi relación estable por uno de tus caprichos pasajeros" ese fue el remate que casi me hizo vomitarle pétalos en la cara, avanzar un paso gigante que Chuya se encargo en hacer pequeño con unas pocas palabras.

Podía recordar con claridad como el peso de sus palabras se transformaba en un peso en mis pulmones, un escozor doloroso, me había controlado en que apenas se notase una mueca de dolor en mi, mueca que Chuya interpreto de otra forma y acepto que nos viésemos con frecuencia.

Había sido una victoria, amarga, pero una victoria después de todo, y es que confiaba en que me había quedado en la mente de Chuya, al menos un poco, eso bastaría para crearme una oportunidad, ambos habíamos disfrutado del beso, eso podía ser una inclinación a que lo repitiésemos.

Si lo intentaba de nuevo, había una alta probabilidad de que Chuya cediese. Por otro lado, él era una persona correcta hasta cierto punto, siempre un sentimental, Chuya no aceptaría por mucho tiempo el engañar a su novio, confiaba en que nuestro beso hubiese terminado por ser una sentencia a esa relación.

Y eso también me hacía sentir como si la victoria hubiese sido mía. O eso pensaba.

Llegue a la agencia con mi animo resplandeciente, no era extraño el verme de esa forma, con ese actuar infantil, pero no era un secreto que esto solo era actuado en su mayoría de casos, en ese momento era un sentimiento bastante sincero que no paso del todo por alto, además de que los chicos de la agencia sabían sobre mi cena con Chuya,

Apenas pasar por la puerta hizo que la mayoría me observase, casi como si esperasen a que dijese la gran noticia, no había una gran noticia que dar, aun no sucedía nada del todo, pero al menos si podía afirmar que algo había sucedido.

- No me declaré, si eso es lo que se preguntan – dije de inmediato – pero tampoco fui del todo rechazado – sinceré

- Eso lo sabemos, ninguno creía que Chuya te fuese a rechazar

- ¿Qué sucedió? – preguntó Atsushi

- Omitiré los detalles sucios – dije, provocando un sonrojo en Atsushi, aunque realmente no había nada que omitir, solamente deseaba molestarlo un poco – así que no hay demasiado que contar

- Oh – dijo Yosano, acercándose – entonces estará bien si te reviso lo que queda de tus pulmones – sonrió

- Preferiría no hacerlo, no hay necesidad – dije alejándome un poco – ya estoy curado, asunto arreglado ¿Cuál es el próximo caso a resolver? Oh, el de Atsushi – dije rápidamente, ella enarcó una ceja

- ¿mi caso? – soltó un poco escandalizado Atsushi

Pero para esas alturas Yosano ya se encontraba detrás de mi, guiándome hacia su despacho, había intentado huir, pero ambos sabíamos que era algo necesario el observar el nuevo estado de mis pulmones, en especial luego de hacer un avance como ese, al menos yo lo sentía como un avance mínimo y dudaba que mis pulmones se viesen algo diferentes a como se encontraban antes.

Déjalo FlorecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora