El centro comercial de Seafalls es más grande de lo que me imaginaba. Estaba con Camila que me convenció de acompañarla para comprar el vestido de gala para el baile de inauguración de la nueva sede de la empresa de sus padres, al parecer los bailes eran muy típicos de aquí. Obviamente me invitó pero no es un evento en el que quisiera estar. Mi madre desde muy pequeña me obligaba a ir con ella a ocasiones parecidas, todo con el fin de encajar y obtener un ascenso en sus trabajos. Me presionaba a poner mi mejor sonrisa y no decir nada acerca de papá cuidando así la majestuosa imagen de familia perfecta que se esforzó en conseguir, cosa que no le funcionó por mucho tiempo las personas se comenzaron a dar cuenta de la ausencia de mi padre. Cuando eso pasó mamá se vino abajo, se refugió en el alcohol y yo con tan solo dieciséis años tuve que hacerme cargo de la casa, al siguiente año definitivamente no tuvimos una buena racha económica a mamá la despidieron por su irresponsabilidad y tuve que buscar un trabajo como mesera, el pago no era mucho pero cualquier aporte nos servía, papá me ofreció muchas veces irme con él, pero no la quería dejar sola, después de todo seguía siendo mi madre. Me imagino que ahora ha vuelto a reconstruir su imagen de mujer empoderada ante los demás comprometiéndose con el dueño de la editorial donde trabajaba, no me quiero imaginar donde eso se acabara, sería la nueva caída al vacío de Jessie Sparks, alias mamá.
Cansada de tanto caminar decidí sentarme en una banca, no volvía a venir de compras con Camila, nada le gusta.
-Definitivamente si no escoges nada ya, me voy ir-dije mirándola desde donde estaba sentada.
-Eres una exagerada, solo me he medido dos vestidos-me dijo terminando su helado ya casi derretido.
-Dos vestidos, en tres horas-Recordé recalcando lo último.
-Son los únicos que me llamaron la atención-Rodó los ojos.
-Ya dimos la vuelta a todo el centro comercial, te aseguro que no vas a encontrar nada más.
-Está bien, volvamos- dio media vuelta y comenzó a caminar. Rodé los ojos siguiéndola.
Estando en el local, se volvió a medir los vestidos. Mientras ella se cambiaba, sentí una mirada, volteé y no vi a nadie. Ya comenzaba a ponerme nerviosa, decidí pensar que nadie haría algo en un lugar público.
Camila salió luciendo hermosa, era un vestido color esmeralda que en la parte de arriba tenía un corsé y abajo caía suelto, realzando su figura le hice una señal con el pulgar de que me gustaba, a los cinco minutos volvió a salir con un vestido coral con un escote corazón y detalles en piedras igual con el corsé. Este vestido es demasiado hermoso y quedé enamorada de el.
-¿Cuál te vas a llevar? -preguntó la dependienta.
-Los dos-contestó con una sonrisa. Vi las etiquetas y abrí los ojos cuando vi el precio. Con ese dinero sobreviviría por un año o dos. Nos montamos en el auto de Camila y me llega un mensaje de Maximiliano.
Idiota
¿Dónde estas?
Margaret
¿Disculpa?
Idiota
Margaret es enserio, ¿Dónde estás?
Frunzo el ceño al leer el ultimo mensaje, ya me empezaba a preocupar y a tener un mal presentimiento.
Margaret
En el centro comercial con Camila, ¿Por qué quieres saber?
Idiota
No se muevan, ya voy para allá
No me dio tiempo de decirle a Camila ya esta había arrancado, ya hablaría en la casa con ese idiota. Cuando paramos en un semáforo en rojo un auto se estacionó atrás de nosotras, cuando seguimos el auto avanza también.
-Cami cruza por esta calle-Le indiqué nerviosas.
-Pero vives hacia el otro lado- Me miró confundida.
-Solo hazlo, creo que el auto de atrás nos sigue-Y así lo hizo. Al ver que el auto también lo hizo aumentó la velocidad.
Estaba tan nerviosa, solo pedía que Camila no se dejara desestabilizar y sacara el auto del camino. Entramos a una carretera llena de tierra y árboles y totalmente solitaria. ¿A quién rayos se le ocurre manejar a una calle solitaria cuando nos vienen persiguiendo?. Cuando escuchamos un disparo nos agachamos para evitar salir heridas.
-¿Estás bien? - Le pregunté con el corazón latiéndome fuertemente.
-Si, ¿Estás bien tu? - Asentí con la cabeza. Otro disparo y esta vez fue al vidrio de atrás estallándose en mil pedazos. Camila gritó tan fuerte que lo que hizo fue aturdirme. Tomé el volante para no dejar salir el auto de la vía, Cuando estábamos por llegar al final del camino el auto de atrás se frenó y dio reversa. Miré extrañada y desconfiada. Paré el auto rápidamente
-¿Estás herida? - Camila solo lloraba fuertemente y no decía nada. Llegué a asustarme si estaba herida y necesitaba atención rápida no íbamos a llegar, estábamos demasiado lejos. -Respóndeme Cami por favor- le pregunté zarandeándola mirando en todas las partes de su cuerpo buscando algún signo.
-Estoy bien, solo asustada-dijo sollozando y temblando. Estoy segura que esto es obra del caso del padre de Maximiliano, me siento culpable, todo esto pasó por mí,
-Escucha, todo está bien, ya se fueron. Ahora vamos a manejar hasta nuestras casas y vamos a estar protegidas. ¿Me entendiste? - Ella asiente con la cabeza abrazándome, cierro los ojos porque también necesitaba ese abrazo. Mi celular comenzó a sonar, era Maximiliano.
-¿Qué parte de no semuevan no entendiste? -dijo alterado
-Nos siguieron- fue lo único que dije.
-¿Están bien?¿Estás herida? -preguntó sin dejarme contestar.
-Te cuento todo acá, te paso mi ubicación para que manejes, Camila no está en condiciones-dije mirándola.
-Tenemos un problema.
-¿Cuál? -Quise saber preocupada.
-Creo que ahora me siguen a mí.
Nota de la autora: Holaaa, espero que les haya gustado este capítulo
¿Qué creen que pasará?
Lo sabremos en el próximo.
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Levitando ©
Mystery / Thriller«Les costará sangre y lágrimas descubrir la verdad. En este pueblo donde todo es un misterio, el asesino podría ser cualquier persona, incluso ellos mismos» ¿Las pistas de su investigación los dejará en tierra firme o estarán levitando? -Comienzo 23...