Capítulo 22

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Forever Young- Blackpink.

"Si hubiera tenido cinco minutos más quizás todo hubiera vuelto a empezar. Quizás un beso me hubiera hecho volver a mi hogar, me hubiera dado esperanzas de volver a sanar, pero me habían apartado antes de empezar."

Estaba destrozado, aunque irónicamente era incapaz de sentir algo.

Llevaba desde ayer por la noche en un estado de apatía, vacío, y disociación que era preocupante. Incluso llevando semanas sin estar bien me había mantenido, por decirlo de alguna manera, sano, ahora ya no lo estaba.

Y no solo me preocupaba por mí, que era lo que menos me importaba, lo hacía por Hannae. No estaba seguro si yo había llegado a dormir en algún momento, pero estaba seguro de que Hannae no había pegado ojo vigilándome, asegurándose de que dentro de lo posible estuviera bien.

Después del "suceso" o "accidente" Hannae me había hecho tumbarme en el sofá mientras me hacía algo de comer y me obligaba a tragarme la comida, incluso aunque amenazara con vomitarla. No tenía apetito, no tenía ganas de nada, pero no podía negar que me estaba quedando en los huesos. Y en la vida en la que nos habíamos metido no me convenía ser un saco de huesos, así estaban las cosas. Por lo que acabe cediendo y comí, incluso aunque luego la tripa se me revolvió y me provocó una serie de pinchazos horribles.

Al rato de comer Hannae me había llevado a la cama para que pudiera estar más cómodo y ella pudiera acostarse conmigo, sin dejar de hacerme caricias en el pelo, ya que siempre me relajaba, pero esta vez había sido la excepción. No estoy diciendo que no me gustará, pero me era imposible relajarme cuando el miedo invadía mi cuerpo y la sensación de fracaso se asentaba en mí estómago.

Porque había fallado, esto me lo había provocado yo solo. Me había abandonado y estas eran las consecuencias. << ni que no me lo hubiera imaginado>>

Quería mejorar, <<incluso sin saber como hacerlo>>, por eso intente de todas maneras centrarme en las cosas que me estuvo contando Hannae para alegrarme, para sacarme una sonrisa. Se tiró unas dos horas hablando de leyendas y cuentos populares de la mar de románticos mientras hacía alguna de las bromas que me gustaban, aunque no consiguiera reírme no dejo de intentarlo.

Al rato fingí que me iba a dormir, ella también necesitaba comer algo y dejar de hablar con alguien que parecía un espíritu, <<quizás un espíritu le hubiera dado más conversación y alegría>>.

Ahora estaba sentado en el sofá revolviéndome el pelo de los nervios mientras ella se hacía un té en la cocina, iba a contarle lo de la droga, se merecía saberlo. Aunque lo de la pistola prefería reservarmelo, dado que no había sido decisión mía, en eso yo no era el culpable. Pero aún así estaba acojonado por su posible odio, incluso aunque me hubiera dicho que nunca sería capaz de odiarme.

No quería volver a sentir de esta forma, que lo primero que notara fuera como se me rompía el corazón.

Cuando terminó se sentó a mi lado en el sofá con una sonrisa, intenté devolvérsela, pero fue un intento algo cutre, pero ella fingió que no lo había sido.

— ¿Quieres? — me preguntó después de darle un trago.

— No, gracias. — me sudaban las manos por lo que decidí quitarme los anillos y dejarlos en la mesa antes de que se me cayeran al suelo y fuera todo demasiado obvio. — Respecto a lo de ayer. — comencé con tono dubitativo.

— No tienes porque darme explicaciones, te voy a ayudar a superarlo, pero si no quieres hablar no voy a obligarte. Al menos no tan rápido. —<<sí que tenía que hacerlo, por ella y por mi>> Me respondió con una sonrisa de boca cerrada antes de volver a llevarse la humeante taza a los labios.

Eternos[Completa/borrador].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora