Capítulo 4

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Tras un largo sueño fui capaz de levantarme. 11:30am, mierda. ¿Quién me ha dejado dormir tanto?

-Pero si por fin has despertado. –me decía una Nicole con un short azul desgastado y una blusa rosa desde la puerta de mi habitación. Tenía sus verdes ojos claros con un montón de ojeras y su cabello café rojizo estaba completamente despeinado.

-¿Cómo es que tú te has levantado antes que yo? Tú fuiste la que estaba de farra. –decía mientras que me levantaba de mi cama.

-Pues, nuestra tía quería “hablarme” –hizo una seña con ambas manos –por lo que prefirió que tú no estuvieras despierta. Ya sabes por qué.

-Porque yo siempre salgo… -bostecé –en tu defensa.

-Eso y cierto –dijo mientras cogía algo de mi mesa de estudio. Una bandeja de comida. –Te he preparado tu desayuno para así recompensarte.

-Gracias pero no era necesario. –dije cogiendo la mesa para comer en la cama llena de comida y depositándola en mi cama.

-También es porque ya no hay comida en casa y Amy quiere que vayas de compras. –dijo robándome una rebanada de pan.

-Ya sabía, no todo puede ser solo color de rosas, ¿no? –Tomé un poco de café y le di un mordisco a una rebanada de pan –Tan pronto acabo de desayunar, me ducho y voy. ¿Me acompañas?

-Lo haría pero tengo una agenda ocupada. –La miré con un poco de odio. No me gusta ir de compras sola.

-¿Qué planeas hacer un Sábado por la tarde? –la desafié

-¿No has oído de que Amy me ha castigado? No puedo salir y además espero acabar mi ensayo para el colegio. –cogiendo otra rebanada de pan

-Cierto, está bien, yo voy. Ahora –le quité la rebanada de pan –Que yo sepa es mío. Sal, quiero comer e ir a darme una ducha y no quiero que me veas en paños menores.

-¿Paños menores? –Dijo intentando reprimir una sonrisa –Des.nu.da –acentúo cada sílaba.

-Me da igual, sal. –dije un poco irritada.

Nicole se levantó de mi cama y salió de mi habitación dejándome sola con mi comida. Que desarreglado está mi cuarto, pensé. Mi cuarto tiene las paredes celestes debido a que antes era el cuarto de mi primo Eduardo. Traté de hacer que mis cosas entrarán en aquel pero es algo pequeña que parte de mis cajas están en la bodega, logré que quepa mi cama, mi mesa de estudio en la cual estaba mi laptop y un librero el cual estaba demasiado lleno debido a la gran cantidad de libros que poseo. Debería de comprar otro librero para los próximos libros.

Al acabar mi desayuno, me encaminé al año. Me quité toda la ropa que cargaba desde la madrugada y de una me metí a la ducha. Salí después de como unos 20 minutos en busca de ropa que combinara, totalmente no como la de la madrugada. Dios que vergüenza. Opté por una blusa de tiras color verde claro con un short negro que me llegaba hasta unos 5 cm arriba de la rodilla. Bien, no enseña nada comprometedor. Me puse unas medias blancas y luego mis Converse negros. Así creo que estaré bien. Cogí un bolso de mi puerta y dentro guardé el libro que estaba leyendo en aquel momento: “Don Quijote de la Mancha” junto a mi celular.

Bajé por las escaleras de maderas topándome con mi tía.

-¿Vas a hacer las compras? –me preguntó desde el sillón de la sala debido a que veía su novela favorita.

-Sí, ¿algo en especial? –pregunté mientras cogía las llaves de la camioneta de mi tía.

-Lo de siempre solo añade la comida de Sr.Bola. –Lo de siempre, está bien. –Te he dejado dinero en la mesa de la puerta.

Olvídame, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora