Me encuentro solo en mi sala. Tomo asiento en el gran sofá negro. Pero, ¿qué paso? No llegó a reflexionar todo cuando empieza a sonar un celular, el sonido proviene de mi habitación. ¿Quién será? Voy directo a mi cuarto y llego hasta mi cómoda donde veo un celular parpadeando. Esto no es mío. ¿Joseph? No, él nunca va a ningún lado sin su celular…será de… ¿Isabella? Lo tomo y contestó rápidamente a pesar de no saber quién es al otro lado de la llamada, dice en la pantalla: Nicole
-¿Alo? –Mala idea contestar su celular.
-Mira Isa, nuestra tía anda como una loca por no oír –se corta, pero vuelve a hablar una voz algo chillona. -¿Con quién hablo?
-Emm, soy…-¿Quién soy? Ella no tiene idea de mí. –…soy Marcus, el gerente del hotel. Isabella ha dejado el celular. –mentí, pues me entraron los nervios.
-Ah. ¿Sabes dónde está mi hermana?
-No, la verdad no. –contestó cortante al recordar cómo Isabella se había ido de mi apartamento sin darme oportunidad de preguntarle por aquel beso.
-Bueno gracias, Marcus. –colgó. ¿Qué clase de hermana es esa? Yo podría ser un asesino serial pero no, a ella le basta un “soy gerente del hotel”. Dios. Debería de dejar el celular de Isabella en recepción.
Dejo el celular en la cómoda y me meto a darme una ducha para poder ir a dejar el celular a recepción. Duro como unos cinco minutos dentro hasta que oigo un gran ruido en mi puerta. Pero, ¿qué…? Estoy a punto de salir de la ducha para ir a ver, obvio después de ponerme una toalla pero me encuentro con un oficial de la policía en frente mío sosteniendo su arma, apuntándome.
-¿Qué…qué es esto? –me tiembla la voz. Alzo las manos, he visto que los criminales al ser arrestados lo hacen.
-Está arrestado por la desaparición de Isabella Sánchez. –se acerca a mí y ve que me encuentro como Dios me trajo el mundo. –Póngase esa toalla y acompáñeme. –Hago lo que dice y envuelvo la toalla por mi cintura. Estoy a punto de acercarme y me enseña un par de esposas.
-No es necesario, iré con usted.
-Protocolo. –y me coloca las esposas. –Todo lo que diga puede y será usado en su contra. Tiene derecho de un abogado, si no puede pagar uno, se le asignará uno.
-Dice que es por la desaparición de Isabella Sánchez, ¿no? -¿Por qué piensan que soy yo? Nicole.¿Desaparecida? Se acaba de ir, ¿le pasó algo?
-Sí, ahora vamos. –y me jala por todo mi apartamento, el ascensor, el vestíbulo hasta una patrulla de policía donde mi cabeza se golpea al entrar. Entonces, su hermana no me ha creído, debería de haberlo sabido. Esbozo una pequeña sonrisa al ver lo irónico que resulta esto.
-Llegué –gritó al dejar mis llaves en la mesa. Veo cómo Nicole palidece al verme, se lleva una mano a la boca. -¿Qué? Sabes, no importa. Solo préstame diez dólares para pagar el taxi. –Ella no se mueve. Mierda. La hago a un lado y voy a la cocina y de uno de los tarros donde guardamos dinero sacó diez dólares. Salgo rápido de la casa, le pago al taxista quien me pega una fea mirada y vuelvo a entrar. Veo a Nicole y a mi tía pálidas. –Ahora sí, ¿qué les pasa?
-Pensábamos que estabas desaparecida. –contesta Nicole, recuperando el color de su cara.
-Son unas exageradas, les dije que volvería mañana.
-No contestaban donde tú amiga esa. –me dice mi tía de brazos cruzados.
-Esa amiga se llama Andrea y no sé por qué. –Capaz no sabía qué hacer al ver que no volví anoche.
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Olvídame, por favor
Teen FictionNoah, un muchacho de 22 años, cuenta con una vida cómun para cualquier muchacho de su edad, chicas, fiestas y todo siempre con la compañia de su mejor amigo, Joseph. Pero todo esto cambia al conocer a Isabella accidentalmente en una casa abandonada...