Capítulo 16

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-Ya levántate —me grita Nicole. Creo que es la tercera o cuarta vez que viene a levantarme. Es que ando tan cansada. ¿Qué hora es? —Mira, te levantas ahora o... -deja colgada la frase porque no se le ocurre con qué amenazarme. —Levántate. —me golpea con una almohada en la cara. Me obliga a abrir los ojos. La luz.

-Cinco minutos —le ruego.

-Con ese cuento, ya son las cinco y cuarto de la mañana. —Mierda, no puedo llegar tarde a la Universidad.

-Ya, ya, perdón. —Me siento en la cama y veo a Nicole arreglada. Lleva su rojizo cabello recogido en una cola y un poco de delineador bordeando sus verdes ojos y aparte de eso, tiene puesto el típico uniforme azul de su colegio. -¿Por qué te maquillas? Sólo vas al colegio. —me quejo mientras bostezo.

-¿Y? Es mi último año, quiero conseguir novio guapo.

-¿Qué hay de William? —Sí, William es el mejor amigo de ella, que se muere también por ella pero ella jamás le daría una oportunidad.

-¿Qué te pasa? Es mi mejor amigo. —frunce el ceño.

-¿Y? Es guapo y tú sabes que a él le gustas. —Para ser menor, él estaba bien puesto. Contaba con un cabello rubio ondulado y unos ojos color miel, también, debo decir, con músculos marcados debido a que entrena... ¿Natación? ¿Yudo? No me acuerdo, el punto es que está bueno.

-No sé de qué me hablas. —me dice Nicole y se va de mi cuarto. Ella odia admitir que William está enamorado de ella. Tuerzo los ojos, ella y sus dilemas.

Me estiro y ahora sí me levanto de la cama. Después de unos veinte minutos en la ducha, me encuentro en mi cuarto eligiendo qué ponerme. Odio tener que elegir algo que ponerme, escojo un vestido café que me llega hasta un poco más arriba de la rodilla, con un escote disimulado y que queda perfecta con mis Converse negros junto a una cola alta que hace que mi cabello me llegue hasta el comienzo de la espalda. Meto en mi mochila mi uniforme de Medicina, que usamos únicamente al entrar a la Morgue, también meto mis cuadernos y mi celular pero antes me dispongo a llamar a Andrea, para avisarle que ya voy a salir de mi casa en unos diez minutos.

Finalizo la llamada y bajo rápidamente las escaleras para ver qué puedo desayunar pero me encuentro con mi tía Amy haciendo huevos con tocino. Raro, pienso. Ella suele hacer este tipo de desayunos fines de semana. Me siento en uno de los taburetes de la cocina a lado de Nicole y mi tía nos pone un plato de desayuno a cada una al frente. Frunzo el ceño al igual que Nicole.

-Entonces, ¿te fue bien en la cita? —dice Nicole, sonriendo.

-Se podría decir que sí. —Se me escapa una sonrisa. Con razón el buen ánimo.

-¿Y cuándo lo vuelves a ver? —digo, intentado sonar desinteresada.

-Mañana, me va a llevar a cenar en un lujoso restaurante. —dice, mientras que se sienta en unos de los taburetes con su plato con una gran sonrisa.

Asiento y me desconecto totalmente de la  conversación de mi tía y Nicole. Como rápido y después de lavarme los dientes y coger mi mochila, estoy al frente de la puerta frontal esperando a Nicole.

-Nicole, muévete, no puedo llegar tarde. —le grito, enojada.

Ella aparece y me hace una mueca. Nos despedimos de nuestra feliz tía y nos subimos en la camioneta. Conduzco hasta el colegio de Nicole y, la dejo y veloz como el rayo, ya estoy frente a la casa de Andrea tocando la bocina. Andrea aparece, y tras cerrar la puerta, corre hasta la puerta del copiloto. Ella está también con un vestido pero el de ella le llega hasta los pies, es de varios colores y está combinado con un par de aretes y zapatos blancos. Su cabello se encuentra en una trenza que le llega hasta el ombligo.

Olvídame, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora