Veo que sus ojos se oscurecen cuando me escucha.
"No me importa".
Me mira, como si se preguntara si hablo en serio.
Lo digo en serio.
Me acerco a él y espero a que haga algo. Quiero que toque cada parte de mi cuerpo. Nunca en mi vida había sentido tanto deseo y amor. Quiero que me muestre cuánto me ama.
"Lali" dice y pone sus manos en mis mejillas.
Empieza a besarme lentamente y luego con rudeza, insertando su lengua en mi boca. Me besa y pasa sus manos por todo mi cuerpo.
Agarra mi pecho y gimo y lo beso. Deja pequeños besos desde mi boca hasta mi pecho.
El deseo de estar con él se apodera de mí y solo quiero quitarle la ropa.
Le quito la chaqueta y luego la camisa. Mientras me besa en el cuello. Después de quitarle la camisa, me mira y me siento avergonzada.
"Date la vuelta", dice.
Me doy la vuelta y pasa sus manos por mi espalda y comienza a abrir el alcance de mi vestido. Se me cae el vestido y me mira.
Mueve mi cabello y besa mi espalda. Me quita las bragas y me besa el culo. Ahuecó mi trasero en sus manos y dejó otro beso allí.
Me hace girar hacia él y me levanta.
"Te amo", dice y sonrío.
Me coloca de modo que quede apoyada contra la pared. Estoy completamente desnuda y el todavía tiene pantalones. Intento quitarle los pantalones pero me agarra de las manos.
Amo este lado de él.
Me besa de nuevo y pasa sus manos por mi cabello. Me levanta y me acuesta en su escritorio. Pasa todas las páginas que pueden molestarnos.
El hecho de que estemos a punto de acostarnos en su escritorio me excita y ya me siento mojada.
Toma mi pecho en su boca y yo sostengo los bordes de la mesa.
"Vico..." gimo y él continúa.
Sus manos viajan por mi cuerpo hasta que llega a mi inicio de sesión. Me mira a los ojos, me besa y mete el dedo en mi vagina.

ESTÁS LEYENDO
Su Salvación
RomanceVictorio D'Alessandro, 34, es un empresario que aún llora a su esposa que falleció hace un año en un grave accidente. Lo convirtió en un hombre frío y duro para la gente, pero es cálido y cariñoso con su hija Paloma de cinco años. Su vida da un vuel...