"Vico" me quejo.
Él se burla de mí y lo quiero. Puse una mano alrededor de su cuello y él puso otro dedo en mi vagina.
Al principio mueve los dedos lentamente y luego acelera el paso.
Se aleja un poco de mí y trato de quitarle los pantalones. Quiero verlo todo. Sigue moviendo sus dedos dentro de mí a un ritmo rápido.
Cuando me las arreglo para quitarle los pantalones, veo el gran bulto en sus calzoncillos.
Me estoy mojando más y él lo sabe. Se detiene con los dedos y se quita las bragas. Lo miro y me muerdo los labios. Ve mi reacción y sonríe.
Es realmente grande.
Empiezo a tocar su pene y cierra los ojos y maldice. Se ve increíble cuando hace eso.
El luce perfecto. Sus fuertes músculos me dan ganas de pasar mis manos sobre ellos. Es como si una parte de mí que estaba dormida se despertara de repente.
Vuelve a poner sus dedos en mi vagina y siento que ya estoy cerca de mi orgasmo.
"Termina para mí bebé" me besa y dice.
Cuando siento que estoy a punto de correrme, saca los dedos y luego siento que algo más grueso y más largo entra en mí. Me corro gritando su nombre y me sigue penetrando con su pene.
Fue la mejor sensación del mundo.
Aún dentro de mí, Vico me besa y coloca su cabeza en mi pecho. Me siento tan amada y complacida con su abrazo. Lo miro, quiero más y él entiende.
Me pone una mano en el culo y me levanta.
Se sienta en el sofá y yo me siento en él. Hace que su pene se adentre más en mí y gimo. Mis manos alrededor de su cuello y sus manos en mi cintura.
"Eres realmente hermosa", dice y me besa.
Empiezo a moverme hacia él y él gime.
Aumento el bit y Vico comienza a jugar con mi pecho. Cuando me levanté esta mañana nunca imaginé que estaría con Vico, con su pene dentro de mí. Me quita el pelo de la cara y me besa.
"Se siente tan bien, Lali", dice.
Ve que me estoy cansando un poco, sujetándome por la cintura y penetrándome rápidamente. No puedo describir cómo me siento ahora.
Grito y cierro los ojos cuando vuelvo a causar. Se detiene y me besa.
Nos da la vuelta para que yo me tumbe en el sofá y él esté encima de mí. Sigue penetrándome. Lo beso hasta que sale de mí y se corre en mi estómago.
Se levanta y va al baño. Trae dos toallas para que podamos limpiar.
"¿Estás bien?" Él pide.
Le sonrío y me levanto para abrazarlo.
"Vico te amo" le digo.
"Yo también te amo", dice.
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Su Salvación
RomanceVictorio D'Alessandro, 34, es un empresario que aún llora a su esposa que falleció hace un año en un grave accidente. Lo convirtió en un hombre frío y duro para la gente, pero es cálido y cariñoso con su hija Paloma de cinco años. Su vida da un vuel...