Capítulo XI

131 11 3
                                    

Si llega a alcanzarme estaré más que muerto. Hace mucho que no corría así...espero no cansarme tan pronto...

Seguía corriendo, metiéndose entre los árboles y arbustos más frondosos para que le sea difícil seguirle el paso. Al ser más pequeño tenía más chance de meterse en lugares estrechos donde no podría meterse el mayor.

Escuchaba a lo lejos el movimiento del agua, quizás si iba hacia algún río y no al pueblo como cualquiera pensaría que iría, no tendría tantos problemas para irse.

Aunque escuchar el motor de un auto hizo que se tirara pecho a tierra entre las hojas que habían caído y donde había hierva alta.

Al reconocer el auto su corazón empezó a latir aceleradamente.

—Cálmate, Cálmate, Cálmate...no te desesperes... él aún no te ha visto.

Si se quedaba quieto y no hacía ningún ruido, seguramente lo pasaría por alto y seguiría buscándolo por otra parte.

Al estar tan nervioso sintió como si hubiera pasado una eternidad cuando el auto se iba alejando. Pero solo fueron algunos segundos.

Si iba a escapar era mejor decirle a la cara todo lo que se había estado guardando. Eso fue como liberarse de un gran peso que estaba llevando encima.

Se levantó del suelo y siendo sigiloso siguió avanzando manteniendo su cabeza abajo para no ser visto.

La adrenalina corría por sus venas y hacía que no desistiera aunque se estuviera cansando. El sol se estaba ocultando entre las densas nubes que se formaban en el cielo. No sabía si tomarlo como algo bueno o malo si es que llovía, pero le restó importancia y siguió corriendo. Llegó hasta un claro, donde decidió tomar un descanso.

Por obvias razones no se quiso sentar en el suelo, pues se le iban a ir las energías aún más rápido y no ganaría la resistencia necesaria después de esa carrera.

Aunque estar en campo abierto quizás fue un error.

Escuchó varias ramas romperse. Eso lo puso alerta y se enderezó para ir retrocediendo, si veía algo raro no dudaría en salir corriendo.

Aunque luego se escuchó que algo cayó detrás suyo. Se estaba confundiendo al oír ruido desde distintas direcciones.

¿Dónde está?

Sintió algo detrás suyo y de un salto volteó, pero allí solo había un pequeño roedor, lo cual lo hizo soltar un suspiro, aliviado. Aunque unas gotas de lluvia lo hicieron ver hacia arriba.

—Te encontré, pequeño.

Oír su voz hizo que todo su ser se estremeciera.

—Vamos a casa antes de que me enoje en serio contigo. Ven, no te voy a hacer nada, aún no estoy demasiado molesto así que ven de una vez.

—No.

—¿Qué?

—No, no iré contigo—se da la vuelta—No estoy loco para volver a esa casa y dejar que sigas abusando de mí.

—Black, ya deja esta tontería, vamos a casa, ahora.

—No. Si valieras la pena no hubiera escapado—fue retrocediendo lentamente hasta empezar a correr.

Era obvio que él lo seguiría.

El miedo a volver lo motivaba a seguir corriendo aún más rápido que antes.

El miedo podría ser algo bueno y a la vez algo malo dependiendo de la situación en la que estemos y en la justificación del mismo.

Se metió entre la maleza más alta la cual guiaba a una colina algo empinada. Hizo su cuerpo hacia atrás para no caer mal y se deslizó hasta llegar a terreno plano.

Se levantó de nuevo y no se detuvo a mirar atrás.

Vio que ya no habían muchos árboles hacia donde iba, al voltear al frente vio que había una caída bastante alta.

Quiso detenerse y cayó al suelo derrapando por la repentina frenada que pegó. Tratana de sostenerse pero solo resbalaba y la tierra se desmoronaba.

Se sostuvo de algunas raíces que sobresalían en el borde tratando de no caer, pero fue demasiado el impulso y quedó colgando.

Miró hacia atrás y tragó saliva. Intentó subir de nuevo pero no lograba apoyar sus pies a nada como para hacerlo.

—¡Black! Dame la mano.

Vio hacia arriba y ahí estaba Broly ofreciéndole su mano.

Lágrimas se formaban en sus ojos, había una pelea entre lo racional y lo irracional al decidir lo que haría.

—¡Dámela!

—Lo siento... pero la caída dolerá menos que seguir soportandote a ti. Lamento no haber sido suficiente para ti, pero no volveré ni aunque me pidas perdón de rodillas.

—¡¿Qué?!—se agachó lo más que pudo para alcanzar su mano y subirlo él mismo, pero Black se soltó antes de que lograra hacerlo—¡¡Black!!

Todo se sintió como si estuviera en cámara lenta. Sus lágrimas volaron mientras cerró los ojos esperando a sobrevivir y haber tomado la mejor elección. Aunque de eso estaba casi un noventa % seguro de que no lo haría.

Solo un último roce de sus dedos fue lo que logró...

Para verlo quizás por última vez.

TOXICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora