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Plaka tiene por nombre el barrio más antiguo de la ciudad ateniense en el que se encontraban en esos momentos.

Aunque a pesar de tener sus cuantos años de antigüedad, lo colorido y alegre le hacían recordar a esas cálidas calles de Italia. La bella y preciosa Italia, donde el dueño de sus pensamientos y causante de los muchos suspiros que daba en el día, le había permitido sentir la suavidad su piel, pasear sus manos por cada rincón de su cuerpo, percibir el delicioso aroma que emanaba de él y escuchar cada erótico sonido que brotaba de su garganta.

¡Por Dios!

El amor lo estaba volviendo loco. Katsuki Yuuri le estaba haciendo perder la cordura y no estaba seguro de cuánto más iba a aguantar.

Pero claro ¿Cómo podía mantener su autocontrol cuando ese chiquillo movía sus perfectos y dulces labios de aquella manera tan endemoniadamente sensual cada vez que le hablaba?

¿Querer besar y devorar la boca de la persona que te gusta todo el día era normal cuando se está enamorado? Esperaba que sí.

-Víctor_

-¿Mhm?_

-Deja de verme así, voy a denunciarte por acoso_

-Pensé que te encantaba tener mi atención sobre ti_

El nipón le dio una de aquellas miradas desaprobatorias a las que ya estaba acostumbrado a recibir, provocándole una pequeña risita divertida. Era demasiado adorable verle de esa manera.

-Una cosa es que la tenga y otra es que me mires todo un día como si fueras a someterme contra el primer muro que veas_ contestó el de cabellos azabaches, alisando con sus manos inexistentes arrugas en la blanca camisa de seda, cuyo cuello en V dejaba ver parte de sus clavículas y algo de su pecho_ eres un idiota que no sabe disimular en lo absoluto_

Yuuri estaba a punto de darse la vuelta e irse hacia donde debían estar los demás, esperando a que diera inicio la sesión fotográfica programada para ese día, cuando la mano del ruso tomó la suya y le jaló hacia donde él se encontraba parado, rodeando con el brazo libre su cintura y ejerciendo algo de presión para que no pudiera separarse.

-Te diré que no se escucha como una mala idea_ pronunció con sensualidad al oído del japonés, sonriendo al sentir el ligero temblor en el cuerpo del más pequeño.

-Víctor, te recuerdo que no estamos solos_

-¿Y qué?_ contestó divertido.

-¡Van a pensar cosas que-_

-¿Cosas que están mal? ¿Algo así como que tenemos algo, dices?_ las mejillas de Katsuki adquirieron un no tan notorio tono rojizo, frunciendo el entrecejo abrió la boca para refutar al mayor más fue interrumpido de nuevo_ es una pena que no pueda demostrar lo bien que se siente devorarte, decirle a todos que te hago mío y que ambos lo disfrutamos. Lo amamos_

-C-cállate, Víctor_

-Cállame tú, entonces_

Ver al azabache cara a cara significaba tener bajo vigilancia cada movimiento de labios que hacía, acechando su objetivo como un gran león en la sabana, esperando al más mínimo descuido para saltar sobre él y comerle la boca hasta que la falta de aire les dijera basta y aún después de eso.

Ya no podía continuar de esa manera.

-Ni sueñes que voy a besarte y mucho menos aquí_ se quejó el japonés, removiéndose entre sus brazos.

-No te pido que me des uno con mucha pasión, me basta con uno pequeñito... Por los momentos_

-Dije no, Víctor_

❖ SexyBack ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora