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Ese día hubiera sido de lo más "normal" si Víctor Nikiforov no hubiera desatado a la bestia dormida de Yuuri "manos de plomo" Katsuki. Oh, sí, porque ese pequeño y sensual japonés tenía una fuerza que no aparentaba poseer.

La guerra había sido declarada oficialmente por el ruso esa bonita mañana de aires invernales cuando decidió, una vez más, llegar tarde a la sesión. La tarde anterior había caído en la tentación de volver a stalkear al azabache y hacer volar su mente mientras su mirada se perdía en la atractiva silueta de ese chiquillo, específicamente en ese esponjoso y firme durazno que siempre le provocaba una inmediata y dolorosa erección; no le importó dejar algunos likes en las fotos que le entretuvieron durante un largo rato, tampoco le importó empezar a seguir al japonés en sus redes sociales, quería ver cuál sería la reacción de éste en cuanto lo viera, tenía la esperanza de verlo llegar hasta echando humo por las orejas mientras le exigía saber el por qué de dejar sus likes específicamente en esas fotos.

Pero nuevamente, todo le salió al revés.

Katsuki nunca movió un pie hacia él, ni le reclamó, ni tampoco le vio echar humo por las orejas como creyó que haría ¡Ni siquiera clavó su atrevida y peligrosa mirada sobre él en una muda amenaza al poner un pie en ese lugar!

Bien se percató de la presencia de dos modelos conocidos en el parque donde se llevarían a cabo las tomas esa mañana que, a última hora, se había enterado de que también serían parte del proyecto; a una la recordaba por su intento fallido de llevarla a su cama por no tener gustos hacia el género opuesto, sin embargo, mantenían una relación profesional amena, al otro por sacarlo de sus casillas cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo cuando asistían a las mismas pasarelas. Chris estaba con ellos mientras charlaban alegremente con Yuuri, a excepción de un rubio de ojos verdes azulados quien gruñía cada vez que el suizo le daba pequeñas palmaditas en la cabeza y lo rodeaba de los hombros alegremente.

Bien, él iría hasta allá y de seguro el azabache explotaría frente a ellos logrando así su cometido, dejándolo en ridículo al hacer una escena infantil por unos simples likes y obteniendo un punto a su favor. Con calma se fue acercando hasta ellos notando que todos detuvieron las risas cuando se percataron de su presencia a pocos pasos de ellos, con su típica sonrisa burlona y de superioridad apoyó ambos brazos en los hombros de los dos rubios quedando con uno más arriba que otro por la diferencia de estatura entre estos dos.

-¡Chicos! Buenos días_ dijo alegremente con su mirada fija en el nipón, más la atención del pequeño demonio Katsuki se fijó en la pantalla de su celular.

No había visto lo que llevaba puesto hasta que se acercó hasta el grupo, un jean blanco ajustado a sus largas y torneadas piernas con una que otra rasgadura junto a una playera color vino igualmente ceñida a su semi marcado torso y deportivos negros, su oscuro y liso cabello hacia atrás conjunto a esos lentes de marco azul que ocultaban un par de seductores ojos cobres; probablemente enfrente de él estaba un modelo japonés jodidamente sexy de unos veintitrés o veinticuatro años que aparentaba no tener más de diecinueve.

-Vaya, Víctor, así que tú también trabajarás con nosotros_ habló la pelirroja después de que todos saludaran a excepción de los dos chicos que compartían nombre.

-Elementalmente, mi querida Mila_ respondió sin quitarle la mirada de encima al pelinegro quien jamás despegó su vista del móvil, _ ¡Oh! Buenos días para ti también, pequeño Yuri_

Su vista se posó en el chico de cabellos rubios mientras que por el rabillo del ojo seguía atento a cualquier reacción que el ojicobre hiciera, pero nada, seguía sin prestarle atención.

-Déjame en paz, anciano_ el más bajo se removió quitándose de encima el brazo del albino.

-Oh, que adorable, sigues siendo el mismo gatito gruñón de antes, Yurio_

❖ SexyBack ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora