Milagrosamente ese día había pasado más rápido que otros, pero no podía negar que había sido mentalmente agotador. Otra sesión de fotos se llevó a cabo en la sede de la compañía para la que Sala modelaba, exhibiendo la nueva colección de Michelle Crispino registrada bajo el título de «Serenade for Two» y dedicada especialmente a su gemela, siendo la mayoría de los diseños y confecciones hechas para uso exclusivo de ella; los demás simplemente eran extras que, bajo obligación de la italiana, había hecho para no dar de qué hablar al momento de presentar la nueva línea en la pasarela a la que se verían en el deber de asistir esa misma semana, así como dar una advertencia al ojilila que Mila Babicheva también usaría dichos conjuntos y trajes.
Habían terminado alrededor de las seis y cuarenta y cinco de la tarde, ya en el cielo se estaba extendiendo ese manto oscuro con puntos blancos brillantes adornando las alturas. Veinticuatro horas pasaron desde la cena con el francés de castaños cabellos y su ánimo no estaba del todo bien, no había recibido alguna llamada y tampoco tenía algún texto en la mensajería de su teléfono proveniente de Antoine, cosa que antes ocurría cuando se encontraba pasando por alguna mala situación o habían tenido algún inconveniente que les haya dejado algo distanciados, como la primera vez en la que Gauthier se le declaró y la primera vez que, amablemente, le rechazó. Pero no. No había nada, y eso le dolía. Después de todo lo consideraba como una de las mejores amistades que tenía en su vida, una que estuvo allí en los buenos y malos momentos, una que contribuyó a que saliera de ese enorme hueco en el que se cayó cuando los inicios de su carrera se vieron destrozados... Y todo por un sentimiento no correspondido. Realmente no quería que esa amistad se fuera a la basura, pero al parecer todo se vería complicado.
Quiso irse caminando desde la compañía hasta el hotel pues, necesitaba aire fresco e igualmente terminar de despejar su mente; no conocía las calles de la ciudad de Milán, sin embargo, estaba dispuesto a hacer un recorrido antes de volver al hotel para relajarse y serenarse un poco. Se tomó la libertad de irse veinte minutos antes de que los demás salieran simplemente para pasar un tiempo de calidad a solas, sin tener el flash del teléfono de su mejor amigo cegándole aún más o sin escuchar los gritos e insultos del Yuri ruso hacia Mila, Chris y Nikiforov.
Ah. Víctor Nikiforov.
Aparte de que el día había sido bastante apagado también había sido extraño. El ruso no le había molestado en ningún momento, tampoco habían tenido que toparse en el set para alguna otra cosa que no fuera el momento de comenzar la sesión ¡Ni siquiera le había dirigido la mirada! Vaya cosa más extraña. Por supuesto que se esperaba alguna burla de su parte en el lobby del hotel mientras esperaban el auto que los llevaría a la compañía de modelaje italiana, pero igualmente, no sucedió nada.
Mentiría si dijera que había podido dormir bien la noche anterior, también, todo por culpa de ese estúpido ruso y su estúpida mirada de un estúpido y bonito color cielo.
¡Maldita sea con ese imbécil!
Una vibración en el bolsillo derecho de su pantalón hizo que parará repentinamente el paso para poder sacar su móvil, metió su mano para sacarlo y revisar el mensaje que había llegado, con la esperanza de que, quizás, fuera Antoine y así resolver las cosas, más sus esperanzas se fueron al ver que se trataba de la gemela Crispino.
“Sala.
¡Hey, Yuuri! Notamos que te fuiste primero que nosotros ¿Estás bien? ¿Ya estás en el hotel? ¿Necesitas algo?
07:31 p.m.
Estoy bien, gracias por preocuparse chicos y no, aún no he llegado.
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❖ SexyBack ❖
Aléatoire≈El tiempo cambia a cualquiera.≈ Y eso lo puede asegurar el modelo de renombre y soltero más codiciado de toda Rusia, el sensual y provocativo Víctor Nikiforov. Luego de un reencuentro después de cuatro años con la misma persona a quien había burla...