Capítulo Once

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- ¿Pero, por qué tengo que ser el cebo? - Gimoteé.

- Bueno, tú te ajustas bien al perfil.

- ¿Por qué soy un vampiro?

- Sí, - dijo Gemma.

- ¿Soy el único vampiro que puede hacerlo?

- Sí, - dijo Nia

- A mí tampoco me gusta esta idea, - dijo Lena. ¡Bravo, Lena!

- Si soy el cebo, parecerá terriblemente sospechoso, - dijo Nia. - Lo mismo pasa con Gemma. ¿Escapamos por poco, y ahora nos paseamos tranquilamente? Improbable. Y Lena, tú eres demasiado formidable como para ser un buen cebo.

- Gracias, - dijo. Puaj

- ¿No hay otro vampiro al que puedan escoger?

- Bueno, está Samantha... pero ha permanecido bastante aislada. Durante los últimos cincuenta años.

- ¿Quién es S...

- Y... usted es la reina, - interrumpió Gemma con aire de disculpa. - es parte de su responsabilidad.

- Quita lo de "parte" - contesto Nia - y reemplázalo por "totalmente"

- ¿Que paso con "tendrán que pasar sobre mi cadáver, Majestad" Tan sólo hace tres meses.

- Eso era diferente, - dijo Nia con una calma exasperante. - En ese momento ignorabas cuales eran tus responsabilidades.

- Oh, vaya chasco. De acuerdo, okay, lo haré. ¿Doy por hecho que tendré apoyo?

- ¡Por supuesto! - dijo Gemma cariñosamente. Le sonreí. Por fin, alguien a quien parecía importarle si me cortaban en pedacitos. - Estaremos observando y esperando. Y si cuatro de nosotras no pueden con un grupo de jóvenes... bueno, deberíamos estacarnos nosotras mismas en ese momento.

- Paso, - dije, aunque, inquietamente, Nia y Lena inclinaron la cabeza. - Okay. ¿Qué hago?

*

Seis horas más tarde, había tenido bastante.

- ¡Esto no funciona! - Grité. - ¡Y el sol va a subir pronto! ¡Una tarde totalmente desperdiciada, perdedoras! - Lena se materializó de las sombras, asustándome como la mierda. Mientras me quedaba sin aliento y me ponía la mano sobre el pecho, dijo,

- Parece que tienes razón. Tendremos que intentarlo más tarde.

- Bueno, Maldición, - dijo Nia desde mi espalda. Chille y giré mientras ella continuaba. - Quiero atrapar a estos pequeños gamberros ahora.

- Pronto, - la apaciguó Lena. Lanzó un amistoso brazo sobre su hombro. - Volvámonos al hotel y descansemos un poco. ¿Dónde está Gemma?

- Aquí, - dijo desde el otro lado de la calle. Cruzó a una velocidad fulgurante - todos los vampiros eran unos renegados - y se unió a nuestro pequeño grupo. - Es una pena. Había esperado...

- La próxima vez, - dijo Lena.

- ¡Oh, tonterías! ¿Arruinaremos otra tarde haciendo esto de nuevo? - gruñí. - Córcholis, no puedo esperar. A propósito, recuérdame estar bastante lejos esa noche. -Lena masculló algo en respuesta, pero no le escuche. Afortunada ella.

Vampira & DesempleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora