Capítulo Catorce

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Abrí la puerta y, para mi total asombro, recibí una lluvia de agua en la cara. Por un momento simplemente escupí el agua. Luego comencé a estornudar. Oh, genial. ¡Agua bendita! Era peor que el chile. Estornudé, tosí y jadeé hasta que se me aclaró la vista. Había varias personas apretujadas en el pasillo, pero presté atención al señor alto, vestido de negro, que clavaba sus ojos en mí y aferraba una cruz.

- ¡Muchísimas gracias! - Contesté bruscamente. - ¿Qué te he hecho, imbécil? Estoy aquí, en mi casa, ¡y vienes y me tiras agua sagrada a la cara! ¡Mira mi pelo! ¡Y mi camisa! ¡Maldición, me la acabo de poner! - Sacudí el agua de mis pies - tenían suerte que fueran sandalias de la temporada pasada - y le empujé con el hombro a él y a los otros bichos raros, siguiendo mi camino. - ¿Esto es lo que te enseñaron en la Escuela de los Imbéciles? ¿Voy a tu casa y te arrojo agua?

- Nosotros... uh

- Bien, vamos. - Bajé furiosa las dos plantas y los oí caminar detrás de mí. Ninguno habló. Lo que estuvo bien, porque no había terminado de gritar. - ¡Y otra cosa! ¿No han escuchado hablar sobre llamar a la puerta? De todas formas, ¿Cuánto tiempo estuvieron acechando en el pasillo? No es algo interesante.

Imra y Winn estaban esperándome al pie de las escaleras. Winn sonreía burlonamente, e Imra lo miraba encolerizada. Al menos todo estaba bien con esos dos.

- ¿Problemas?

- ¡No te lo vas a creer! - Despotriqué. - ¡He abierto la puerta, y este gran idiota de negro me ha tirado agua sagrada!

- No me sorprendente. Winn le dijo que lo hiciera, - dijo Imra.

- ¿Qué?

- No estábamos seguros, - dijo el idiota grande de negro, pareciendo confundido, asustado y con aire de disculpa, todo al mismo tiempo. - No estábamos seguros... pensábamos que eras un vampiro.

Era una ciudadana despiadada de los no muertos, y estaba impasible. ¿A quién le importaba si se parecía muchísimo al papá de alguien?

- ¡Soy un vampiro, tonto! Tengo que arrancarte todos los dientes y jugar a los dados con ellos.

- ¡Pero... pero es imposible! - Barbulló uno de los estúpidos adolescentes. Le miré furiosamente... y lo reconocí.

Todos ellos dieron un gran paso atrás mientras los increpaba.

- ¡los conozco! ¡Son los bobo warriors!

- Blade Warriors, - corrigió en un murmullo el surfista de la noche anterior.

- ¿Le disparan a mi coche y ahora vienen aquí? - Me gire hacía Winn e Imra - ¿No les han herido chicos?

- ¡Nunca!, - dijo el idiota grande de negro, sonando entre nervioso y ofendido. - Sólo matamos a los muertos.

Finalmente me percaté de que el traje negro era, de hecho, el traje de un sacerdote, y entonces me resistí al deseo de arrancarle la cabeza de los hombros y usarla como pelota de fútbol. ¿Me iría al infierno por llamar a un sacerdote idiota? ¿Aunque lo fuera? Era un problema por el que me preocuparía más tarde.

- A ustedes - respire hondo, ignore el mareo que me causó, y me esforcé por calmarme. - los hemos estado buscando.

- Lo apostaría, - dijo la chica. Era súper bonita, pero se le veía perversa - verdaderamente lo apostaría.

Vampira & DesempleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora