Capítulo Quince

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- Se dan cuenta de que son simplemente un arma cargada que otra persona apunta. Una herramienta, una gran y estúpida herramienta. - Imra se metió otra galleta salada en la boca, la masticó y luego agregó, - se dan cuenta, ¿Verdad?

- Eso no es cierto, - se quejó Wild Bill.

- Seguro que si. Ni siquiera eran un equipo antes de que el titiritero apareciera. Ahora corren de un lado para otro estacando a la gente muerta. Y ni siquiera saben por qué. - Lena inclinó la cabeza con aprobación y bebió un sorbo de su té.

Lena y Nia estaban cómodamente desplegadas en uno de los lados de la mesa, y todos los demás apretujados en el otro lado. El Padre Harrison se había colgado el crucifijo alrededor del cuello, manteniéndolo a la vista, lo que inquietó a las chicas. Trataban de mirarlo, pero rápidamente tenían que desviar la vista. Al otro lado de la mesa, todos brincaban del susto cada vez que Nia o Lena trataban de servirse más té. Era un poco gracioso.

- Entonces ¿Quién es el que maneja los hilos? - preguntó Nia. - ¿tienen alguna idea?

- No, - contestó Thea.

- Oh, vamos.

- ¡Lo Juro! Todo ha sido anónimo. Creemos que es alguna víctima rica de los vampiros. Ya sabes, alguien que perdió a un ser querido por... por culpa de uno de ustedes.

- ¡Ennhh! Gracias por jugar... ¿Qué tenemos para ella, Johnny?

- Deja de imitar al presentador de un concurso, Winn, - ordené - Confundes a los vampiros. No son grandes televidentes.

- Al menos no de la televisión diurna, - dijo Lena inhalando por la nariz. Winn sonrió burlonamente.

- Mi opinión es, que lo dudo. ¿Recuerdan que hablamos de que tenía que ser un vampiro, porque sabía quién estaba muerto y quién no? ¿Cómo sabría eso una persona normal? No es como si Lena tuviera una lista... esto..., Edward Cullen resucitó de entre los muertos, es mejor que lo apunte.

- No, - dijo Lena y realmente sonreía. Gracias a Dios. - no tengo una lista.

- En realidad, lo dije yo. - dijo Imra, - y tienes razón. El tipejo tiene que ser uno de ustedes, - dijo, apuntando hacía la mitad vampírica de la mesa de té. De hecho, me señalaba directamente, y golpeé su mano lejos. - Falta saber quien, y por qué. Y, ay, no tan fuerte, Mel.

- Lo siento. Me pongo nerviosa cuando la gente habla sobre asesinos y luego me señala. Entonces, ¿Por qué? ¿Por qué querría un vampiro matar a otros vampiros?

- Si supiéramos el por qué, sabríamos quien, - dijo Nia

- Al menos saben de dónde llega la financiación, - dijo Lena. No era una pregunta.

- Todos los fondos que necesitamos para nuestras actividades están relacionadas con una cuenta bancaria suiza, - explicó el Padre Harrison.

- Ah, de Suiza, - masculló Nia. - Financieros al servicio de los nazis, dictadores del tercer mundo, y asesinos de vampiros. - Nadie dijo nada a esto. El Padre Harrison se aclaró la voz.

- Todas nuestras instrucciones e intel, llegan mediante correos electrónicos anónimos.

- ¿Intel? - Sonreí burlonamente. Alguien había estado viendo demasiados capítulos de Alias.

Vampira & DesempleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora