- ¿Estoy despedida?
- Vamos a tener que dejarla ir, - explicó el Sr. Khan. - Cuando está aquí, Kara, hace muy bien su trabajo, pero últimamente se ha vuelto poco fiable.
- Pero... pero - Pero no lo puedo evitar. ¡Pero soy la reina de los no muertos, y las reinas no son despedidas! ¡Pero he estado realmente ocupada intentando no ser asesinada! ¡Pero los nuevos Pradas llegan la próxima semana y necesito desesperadamente mi descuento de empleada! ¡Pero nunca he sido despedida por alguien que lleva puesto un jersey de cuello vuelto en julio! - Pero... Pero.
- Además, ¿No tiene asuntos más importantes que atender? - Agregó amablemente. - Tiene que atrapar a un asesino, y una consorte que satisfacer.
- Sí, es cierto, pero... ¿qué?
- No debería estar aquí, Majestad. Todo el mundo parece entender eso excepto usted. - Le miré boquiabierta.
Empecé a hablar, pero no pude, me quede con la boca abierta. Intente hablar de nuevo. Sin suerte. Había quedado muda por el shock, como Charlize Theron cuando ganó el Oscar a la Mejor Actriz. Abrió la única carpeta de color maníla de su inmaculado escritorio, y retiró un cheque que estaba grapado a una hoja de papel azul. El documento del finiquito. ¡Argh!
- Aquí tiene su último cheque. Le deseo buena suerte y que atrape al asesino.
- ¡Sr. Khan!
- Oh, no soy un vampiro, - dijo, leyendo correctamente mis sorprendidos ojos y mi mandíbula abierta. - soy un donante.
- ¿Es qué?
- Soy una oveja, - aclaró. Retiró un poco el cuello de su jersey de cachemira, desnudando la garganta. No había una mordedura, pero sí una contusión bastante buena. - Al principio, cuando vino aquí, pensé que era una prueba. O un chiste. Luego, me di cuenta de que era en serio. Que en realidad quería trabajar aquí. No podía imaginar por qué. Al final me he dado cuenta de que debo despedirla por su propio bien.
- Toneladas de gracias, - dije, comenzando a recobrarme de la sorpresa. - ¿Santo Dios, por qué no me lo dijo mucho antes? - Él tosió en su puño.
- Supuse que usted sería...er... perspicaz... pensé que sabría lo que soy. -Le quité el cheque y me levanté.
- ¡Bien, se equivocó conmigo, señor! ¡Vaya! - Esto es perfecto. El broche de oro para una semana perfecta. Él extendió sus manos disculpándose.
- Me disculpo. Y no le recomendaría lo de intentar hipnotizarme para obligarme a contratarla de nuevo. Después de todo, ahora soy inmune a todos excepto a mi amo.
- Pero... pero si me conoce, ha debido reconocer a Lena Luthor. Y ella le acribilló bastante bien.
- Su Majestad la segunda reina- dijo cuidadosamente - es una vampiro muy poderosa. Tiene toda la razón; No podría resistirme a ser su esclavo.
- ¿Esclavo? ¿Convertirse en su esclavo? No sé de qué diablos habla, pero me voy antes de que le arranque la cabeza y la use como pelota de fútbol.
- Y lo aprecio. En realidad es por su bien, sabe, - dijo mientras salía enojada. Le hice un gesto grosero que probablemente una reina no haría. Sin embargo me hizo sentir muy bien.
Caminé apesadumbrada hacía mi coche, el que estaba estacionado en Georgia. Estúpido y gigantesco aparcamiento del centro comercial. Qué semana tan pésima. No podía imaginar que se pusiera peor. Aunque, supongo que me podrían decapitar. Eso sería peor. Pensándolo mejor, mis problemas se acabarían. Apoyé la frente sobre el techo de mi coche. El taller había hecho un buen trabajo arreglando los agujeros de las balas y de las flechas. Y corría como un sueño. Lo malo era que no tenía la energía suficiente como para sacar las llaves y entrar. Probablemente atropellaría a algún niño de camino a casa, o tendría que intervenir en otra pelea injusta entre vampiros y humanos. Algo pasaría. Algo malo, seguro. Oí como un coche se detenía detrás de mí, pero no me giré. ¿Qué nuevo infierno seria? Probablemente Cat, cargada con crucifijos y comida de bebé.
- ¿Majestad? - Me di la vuelta; Era Gemma. Había abierto la puerta del coche, un Porche negro y lustroso; estaba medio adentro, medio fuera de él. Parecía gratificantemente preocupada, lo que me elevó un poco el animó. - ¿Qué le pasa, mi Reina?
- ¡Todo! - Se retrajo un poco asustada. Comencé a golpearme la cabeza contra el techo del coche. No me dolió nada. - Cada sencilla cosa de este mundo, que sea mala.
- Majestad, está abollando el techo del coche, - comentó.
- ¿Oh, a quién le importa? Te explicaría en detalle mis grotescos y numerosos problemas, pero entonces probablemente comenzaría a llorar, y sería realmente embarazoso.
- Estoy dispuesta a correr el riesgo. ¿Por qué no deja aquí su coche y se viene conmigo? Podemos tomarnos algo y me puede decir a quién quiere que mate.
- No bromees, - suspiré. - Y esa es la mejor oferta que he tenido en todo el día. De acuerdo -Abandoné mi coche sin pensarlo y prácticamente salté en el Porsche de Gemma.
- Hagamos un libro.
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Vampira & Desempleada
FanfictionKara Danvers, sin ánimo de "vivir" a costa de sus amigos, consigue el trabajo de sus sueños como vendedora de zapatos en Macy's, para disgusto de su consorte/segunda reina, Lena Luthor, quien es tan leal, protectora y ardiente como siempre. No es qu...