25. Desearía tener una mejor voz para cantar mejor esta canción

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Capítulo 25.

Desearía tener una mejor voz para cantar mejor esta canción


El pequeño descanso que tome para poder recuperarme del mal vicio que estaba contaminando mi vida, ha surtido el efecto deseado. Todo había vuelto a la normalidad —hablando de esa parte—, aunque el caos solo estaba comenzado.

Tuve que despedirme de Margarita para continuar con el después de la gira, porque uno pensaría que eso es todo, el final, pero no lo es. La gira era el punto clave para lo que se avecinaba a continuación. Las entrevistas, la sesión de fotos, nuevas grabaciones de vídeos, firmas de autógrafos que fueron programados tarde por mi —ajam— indisposición.

Nadie sacó el tema, nadie volvió a nombrar lo que sucedió; y en cierta parte agradecía que fuera así. Suficiente tenía con el alboroto que había armado antes del concierto. Pero él, Sergio Di Marco, no se había quedado atrás. Es por eso, que cuando llego a una firma de autógrafos, encuentro más periodistas de lo normal. Es difícil entender lo que preguntan, sobre todo, cuando hablan —corrección— gritan al mismo tiempo. Pero, su nombre no se me pasa desapercibido cuando escucho:

—¿Lo que dice Sergio Di Marco es verdad?

—¿Qué tan cierto es el rumor que dijo Sergio Di Marco?

—¿Por qué aparece después de tantos años Sergio Di Marco?

—¿Aún te llevas con Sergio Di Marco?

Frunzo el ceño, me detengo al escuchar a los que están más cerca, preguntando por algo que no tengo idea. Los gritos de los fanáticos tampoco me ayudan cuando intento digerir lo que exclaman, Pancho me empuja para que ingrese por la puerta de vidrio del local de música donde tenemos que sentarnos por horas a firmar papeles o lo que nos pongan enfrente.

—¿Escuchaste lo que dijeron? —pregunto sobre el hombro a mi amigo con pelo rizado.

—No prestes atención a nada de lo que te digan, sabes como son todos ellos. Solo quiero que te desconcentres y que hagas un espectáculo para que ellos tengan algo que vender —me responde Pancho usando su voz de calma en situaciones como esta. Asiento la cabeza, tomando en cuenta la última vez.

Tomamos asiento en la mesa extensa donde la fila ya se había formado, algunas chicas chillan con demasiada alegría y se acercan contentas hacia nosotros.

—Solo quiero decirte que eres el mejor Pancho. Me encanta como tocas la batería y que tu cabello sea tan ondulado y que tus ojos verdes sean tan bonitos. —Subo la cabeza hacia la chica que está cortejando a mi amigo y me río cuando él no sabe qué responderle. Ella me ve y me da una sonrisa pequeña—. Estamos contigo Agustín, nadie cree en lo que dice tu padre.

Sacudo la cabeza consternado de lo que dice.

—¿De qué estás hablando? —pregunto en voz baja sin querer llamar la atención de nadie. Ella ajusta sus lentes luciendo preocupada y eso solo me preocupa más.

—¿No lo sabes? Eso es raro. —Se acerca a mi rostro, y no me aparto—. Él está diciendo que tu mamá quiso abortar, a tí quiero decir, pero que él la detuvo y que lo engaño porque Claudia no es tu hermana. O bueno, sí lo es pero sería media hermana. Ha salido en todas las revistas de farándula porque él dio una entrevista a una de ellas...

No me detengo a escuchar el final de su fascinante relato, tuve suficiente con lo poco que me dijo. Mi nariz se ensancha respirando con anomalía, mi pecho sube y baja descontroladamente. Arrastro la silla haciendo sonar más duro y fuerte, algunos ojos me siguen cuando recorro la distancia que me distancia hacia el encargado del lugar.

Una canción de amor inacabada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora