17. Perdiendo la cabeza por vicios, decisiones y malos pensamientos

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Capítulo 17.

Perdiendo la cabeza por vicios, decisiones y malos pensamientos; estoy hablando del amor


Nos acomodamos frente al micrófono viendo al locutor que siempre he oído en la radio y me doy cuenta que las apariencias engañan. Porque no parece tener esa cara, su voz suena más juvenil para que él tenga canas.

—Pensé que sería más viejo —susurra Pancho con disimulo.

—Hola Jinetes. —Saluda Daniel, el locutor, tomando asiento frente a nosotros en la cabina de radio, una donde nunca he estado. La verdad, nunca he estado en una y la ansiedad es cada vez más grande—. Nos vamos a atenuar en el nuevo álbum, cómo las compusieron y de donde sale su inspiración. Nada del otro mundo. No se retengan, hablen lo que quieran porque es la mejor forma que tendrás para que su audiencia los conozca más de cerca.

Me enfoco en el micrófono frente a mi cara, que luce más grande de lo normal. Daniel hace una señal hacia el hombre que está al otro lado de la ventana con una maquinaria no tan diferente a la que solemos utilizar para grabar canciones.

Pancho se alista a mi lado hablando consigo mismo, seguramente de las respuestas correctas debe dar. Ricky mueve la cabeza y las manos como si estuviera preparándose para una pelea callejera.

Una canción de fondo —una de nuestras canciones— suena en la cabina y es la primera vez que la escucho con mayor énfasis. Cierro los ojos respirando.

—Como lo prometimos toda la semana, estamos esta tarde...

—Noche —corrige Pancho. Ricky lo golpea en la nuca haciendo que Daniel se ría.

—Se adelantaron a las presentaciones chicos —continúa Daniel—. Estamos esta noche junto a Los Jinetes para conversar sobre su primer, nuevo y recién salido álbum. Cuéntenos algo divertido, algo oscuro y algo curioso antes de comenzar con lo serio.

Ricky se adelanta a todos —a Pancho más que todo— a contestar. Me quedo con la espalda descansando en la silla sin querer hablar mucho hasta que hagan efecto las pastillas. Los audífonos en nuestras cabezas hace que no sea necesario voltear a ver a Ricky cuando habla porque puedo imaginar el rostro que está poniendo con su voz en mi cabeza.

—Hola a los que nos escuchan desde cualquier parte de la ciudad, soy Ricardo Casablancas y estoy soltero.

—¿Eso es algo curioso acerca de ti? —pregunta Daniel bajando la voz como si no quisiera que nadie lo escuchara.

—Lo curioso de mí es que toco el bajo, la guitarra, el ukelele y estoy aprendiendo piano. Me gusta la comida de mi mamá y de seguro está escuchando esto mi hermano pequeño, así que hola Edu, deja de usar la ropa de mamá.

Daniel y Pancho sueltan risas bajas. No puedo evitar retener la sonrisa de lado recordando ese vestido rojo que estaba usando que le quedaba algo grande para su estatura.

—¿Y qué nos dicen ustedes? ¿Algo divertido, oscuro o curioso que quieran compartir con nosotros? —Daniel ve a Pancho—. Aunque creo que lo divertido ya lo ha ocupado Ricardo.

—Soy Francisco Ferres y toco la batería.

Volteo los ojos hacia él sin que se percate. La respuesta es algo típico que diría y eso solo me hace suponer que no dirá nada más. Suelto una risa cuando las pastillas reptan por mi cuerpo, con la sensación de consumirme.

—Agustín parece que quiere decirnos algo —interviene Daniel. Me acerco al micrófono de lado viendo a mi amigo de cabello rizado.

—Pancho se supone que debes compartir algo oscuro, y sé que tienes algunos secretos escondidos por ahí que quieren salir a flote. A las damas les encantaría saber eso.

Una canción de amor inacabada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora