1. Ecos sin voces

18.8K 1.1K 843
                                    

Capítulo 1.
Ecos sin voces

La idea de tocar frente a decenas de personas no es lo que pensaba. Mi mente había imaginado un estadio lleno de cientos de gritos, voces que se unen cantando al unísono nuestras canciones, no… esto. 

—¿Este teatro es seguro? —Pancho luce temeroso cuando baja la cortina. Las baquetas se mueven en sus dedos como si se trataran de monedas. 

—A esto no le puedes llamar teatro, es más un sótano en donde las ratas se juntan a comer —dice Ricky haciendo que su voz resuene y algunos ojos nos miren mal—. Era broma hombre. —Palmea a uno de los encargados que lleva los parlantes. 

—Vas a provocar que nos manden y ni hemos tocado. —Pacho intenta ser la voz de calma y la razón pero su nerviosismo es tan notorio que ahora mi pie se está moviendo sobre el piso desnivelado de cemento. 

Veo el cartel de presentación y nosotros estamos casi al final, cuando la gente ya está lo suficiente tomada como para prestar atención o demasiado ruidosa como para hacernos notar. Es una clase de acierto a ciegas que te toque en una buena posición para tocar. 

La guitarra Gibson cuelga de mi espalda, pesa por las ganas de ser tocada en esta noche y este lugar que será el inicio de nosotros. 

—¿Con qué nombre nos vamos a presentar? —Mueve las baquetas en mi rostro. Sus ojos verdes son cegadores. 

—Tu nombre.
 
—¿Pancho?

—No, tu nombre.

—¿El de Ricardo? —pregunta señalando el cabello lleno de rizos de Ricky, él sonríe.

—Me gusta, los ricardos.

Niego riendo y echo una mirada hacia el gentío que se ha aglomerado y se ha reproducido desde la última vez que di una mirada. Exhalo queriendo que mis dedos dejen de moverse por las ganas que tienen de rasgar las cuerdas. 

El encargado de llamar a las bandas pasa a nuestro lado con una hoja llena de nombres de las bandas, ha rayado las que se han presentado y veo que el nuestro sigue. 

—¿Nos vamos a llamar los ricardos? —pregunta con angustia Pacho. 

—Nuestro nombre no es lo importante. Sino tocar. 

—Ha hablado el jefe del grupo. —Ricky enseña los dientes como si se tratara de un perro rabioso.

El tipo que tiene la lista aparece frente a nosotros y nos señala.

—¿Tu nombre? —pregunta indicando con la mano que nos toca.

—Si —digo.

—Pacho.

—Ricardo. 

El hombre nos ve con una ceja alzada y niego hacia él. Se aleja hacia el escenario improvisado y le dice algo al locutor en la oreja. 

—¿Nos llamamos Tu Nombre? ¿Qué clase de nombre es ese? —reclama Ricky apareciendo en mi visión. Pero, yo solo tengo ojos para las personas que lucen ansiosas por más música. 

Una canción de amor inacabada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora