Tanjiro Kamado, un joven omega de 23 años que comienza a ejercer como enfermero en la escuela donde su hermana menor Nezuko estudia, tendrá una serie de conflictos amorosos tanto con estudiantes como con profesores del lugar. ¿Podrá este joven enfer...
Tanjiro se hizo a un lado para dejar entrar al rubio, el pequeño Shuichi fue a su habitación para cambiar su ropa.
—Gracias por la invitación.
—Gracias a usted por encontrar a Shui. —le sonrió.
—Me preocupé...creí que te había sucedido algo.
—No...mi hijo se enfadó y salió corriendo, sólo eso.
—¿Está todo bien ahora?
—Si, todo está bien Rengoku-san.
—Por favor dime Kyojuro.
—Entonces usted dígame Tanjiro.
—Claro. —sonrió de lado.
—¡Papi quiero ayudarte con la cena!
—Por supuesto. —dijo con una dulce sonrisa—. ¿Hay algo en especial que quiera comer Kyojuro-san?
—Cualquier cosa está bien, estoy seguro que todo lo que preparas es delicioso.
—A-Ah...bien. —habló sonrojado para luego ir a la cocina.
—Rengoku-san.
—¿Qué sucede Shui-chan?
—¿A usted le gusta mi papi verdad? —preguntó serio pero un pequeño puchero se lograba ver en sus labios.
—Eso...
—¡Shui ven a ayudarme!
El grito del pelirrojo interrumpió la conversación, el mayor suspiró de alivio por no tener que explicarle cosas a un niño.
Los primeros diez minutos el rubio recorrió la sala, viendo algunas fotografías de Tanjiro junto a Shuichi y otras donde toda la familia Kamado estaba presente. Aquella radiante sonrisa le parecía de la más hermosa que alguna vez logró ver y estaba más que seguro que la mayoría de ellas se debían a su hijo. Al ya recorrer la sala decidió ir hacía la cocina y ver como les iba a los Kamado con la cena.
—Kyojuro-san ¿quiere algo de beber? —habló de pronto Tanjiro asustandolo.
—Agua está...bien.
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—Hijo ¿le podrías dar agua por favor?
—Está bien papi. —el pequeño se bajó de su banquito para ir por un vaso y así servir el liquido, dandoselo después al rubio.
—Gracias Shui-chan. —el niño sólo le sonrió y siguió en la tarea de lavar verduras.
Luego de 40 minutos donde de vez en cuando se dirigían la palabra la cena ya estaba lista, los tres se sentaron en la mesa agradeciendo antes de comenzar.
—¿Y qué le parece la comida Rengoku-san? —preguntó Shuichi.