Contaba las horas desde el último día que vi a Loraine, para contactarme con ella. Quedamos hoy en la misma cafetería. Lucía también vendría.
Estos días que había estado esperando para llamarla me los pasé con Brandon. Pensaba que así distraería mi mente, pero no fue así. Estar allí me recordaba a ella y para colmo, Brandon no ayudaba. A cada rato, de la nada, se ponía a hablar de Loriane.
"Que si canta súper bien" "Que si a la gente le gusta lo que ha publicado" En fin. Logré superar la tentación y la llamé justo cuando había pensado.Esta vez evité pensar en qué les diría o qué haría. Preferí dejar que fluyera todo.
Me asustaba pensar en que al final no terminara bien el encuentro. Por eso me dediqué a repetirme en voz alta: "Eliminar pensamientos negativos, eliminar pensamientos negativos, eliminar pensamientos negativos" - palabras de mi madre.- como si fuera un robot.
Al terminar de arreglarme salí de mi habitación y al pasar por la de mi madre me pude fijar que se estaba maquillando con demasiado esmero para andar por casa.
- Ya se está volviendo loca. - pensé y reí al mismo tiempo.
Seguramente lo hacía por aburrimiento, ya que se la pasaba en casa haciendo las tareas del hogar solamente, excepto el día que fue a la peluquería y salió con sus amigas. Ella había decidido tomar vacaciones al mismo tiempo que yo las tuviera para estar más tiempo juntos pero por lo que veo ese plan no está funcionando y pensándolo bien, estaba siendo un poco injusto con ella.
- Mamá, me voy. Vuelvo más tarde. - le grité desde el final de las escaleras.
- Está bien. Ten cuidado. - gritó ella desde arriba, a lo que yo le respondí con un sí mientras salía de casa.
En el camino iba pensando sobre qué cosas podríamos hacer mi madre y yo para pasar más tiempo juntos. Pero no se me ocurría nada. Tampoco es que hayan muchas opciones. Soy varón. ¿Qué podría hacer un hijo con su madre? ¿Cocinar? Me da miedo. ¿Ir a pasear? Muy aburrido.
¡No se me ocurre más nada!
Aceptando el hecho de que carecía de imaginación, opté por olvidar el tema por el momento.
Por suerte llegué primero que las hermanas al lugar. Quería que, nuevamente, me encontraran aquí más que puntual.
Comencé a irritar al camarero al igual que la vez pasada pero las chicas llegaron en plena faena. Y yo no me di cuenta de esto hasta que sentí sus carcajadas al escucharme decir cosas tan seguidamente como: camarero, camarerito, señor camarero, ¿algún camarero que me atienda?
Como estaba de espaldas a la puerta de entrada me tuve que girar para poder verlas.
Venían vestidas iguales. Un vestido azul celeste, unas sandalias blancas y trenzas por todo el cabello. Traían un estilo tipo tropical. Y hasta ahora no me había fijado lo femeninas que eran estas chicas. A pesar de que las conocía de poco tiempo, las pocas veces que las había visto siempre vestían de vestidos y sandalias.
No pude evitar fijarme en lo lindas y tiernas que se veían juntas. Se notaba el cariño que se tienen... Visto lo visto, no sé cómo su padre puede dudar de ellas.
Se acercaron a la mesa y se sentaron.
- No es necesario que sigas. - dijo Lucía. - Acabamos de almorzar.
- Está bien. - le dije.
- Te estabas divirtiendo, ¡¿cierto?! - dijo Loraine.
- Un poco sí. - dije riendo. Lucía carraspeó. - ¡Cierto! A lo que venía. Bueno, yo, la verdad es que no tengo ni idea de que hacer para que nos llevemos b - me interrumpió.
ESTÁS LEYENDO
Desde el primer segundo
Teen FictionVíctor Nanclares, un chico sencillo, con buenos valores y con apenas 18 años, vivía sumergido en un completo ocio. Éste, luego del retorno de su mejor amigo conoce a una chica la cual, desde el primer segundo, comienza a cambiar su vida. Toma de de...