Saliendo del estudio, fui directamente a ver a Megan. Quería darle las gracias una vez más por su apoyo, había sido muy importante para mí, ya que si no fuera por ella no hubiera sido capaz de dar el paso. Nunca hubiera hablado con Brandon. Y hubiera perdido a Loraine.
- Estás mal, ¿verdad? - dijo acariciando mi cabello.
- Pues sí, pero ya me acostumbrare...
Estábamos en el balcón de su casa. Ella estaba sentada en el suelo y yo tenía mi cabeza sobre sus piernas.
- Yo pienso que lo que tú necesitas es rodearte de buena vibra. - la miré expectante. - Ya sabes, gente sana, gente que te quiere, ¡buena vibra!
- Rodeado estoy. - sonreí. - Pero no sé cómo lo vayan a tomar los chicos. Ellos también son sus amigos.
- ¿De Brandon?
- Anja. Me siento mal por las mentiras que dije.
- ¿Por qué no hablas con ellos? Le cuentas todo y ¡listo! Conciencia tranquila.
- No es mala idea. Pero lo mejor sería si pudiera reunirlos a todos sin que esté Brandon. Él seguro dará su versión de la historia pero aún así quiero que sepan la mía.
- Llamalos. - ordenó.
- ¿Ahora?
- ¡Claro! ¿Para qué perder tiempo? Y hablando de tiempo... ¿qué hay de Lori? ¿Qué esperas para buscarla? - la miré en silencio intentando aguantar la risa. - ¿Qué?
- Estoy nervioso. - musite aún aguantando la risa.
- ¡Qué! - estalló en carcajadas. Carcajadas que al instante se me contagiaron. - No puedo creerlo, de verdad.
- Pues creelo.
- Pero ¡hey! Reacciona. Loraine es una chica súper y a parte de eso es preciosa, y esta buena. - dijo con una voz graciosa. - Cualquiera te la puede quitar... Aunque dudo que se vaya con cualquiera...
- ¡Eso!
- Pero no te confíes, que por muy bueno que estés y muy carismático que seas, todo puede pasar, asíque ponte las pilas.
- Bueno está bien, pero primero voy hablar con los chicos.
- Como tu quieras, solo hazlo ya.
Dicho y hecho. Primero que nada llamé a Jarol, él siempre contesta rápido las llamadas. Casualmente estaba en el parque con Fabián. Según él esperaban a Anthony. Le dije que no se movieran de ahí, que llegaba en unos minutos.
Y así fue. En menos de treinta minutos ya había llegado. Anthony ya estaba ahí también.
Me costó trabajo comenzar a hablar, ya que no sabía ni por dónde empezar.
Debí haberlo ensayado aunque sea.
Lo sé, es ridículo. Pero pónganse en mi lugar. No me gusta mentir y le mentí a mis amigos durante mucho tiempo.
Tomé aire y comencé disculpándome. Ellos estaban confundidos, no tenian ni la mínima idea de por qué me disculpaba. A medida de que les iba contando se dieron cuenta de por donde iban mis palabras.
En cierta forma pensé que se molestarian aunque sea un poco. Pero me equivoqué.
Sin lugar a dudas, sus risas se oían en mi casa.
Yo los observaba desconcertado. De todas las reacciones que imaginé, esa había sido la única que no me había pasado por la mente.
- Tranquilo hermano. Un hombre enamorado hace cosas que nunca imaginó. Mírame a mí. - dijo Anthony señalando un tatuaje en su brazo, el nombre de su novia. Yo sonreí.
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Desde el primer segundo
أدب المراهقينVíctor Nanclares, un chico sencillo, con buenos valores y con apenas 18 años, vivía sumergido en un completo ocio. Éste, luego del retorno de su mejor amigo conoce a una chica la cual, desde el primer segundo, comienza a cambiar su vida. Toma de de...