Capítulo #14

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Nos pasamos toda la noche hablando mientras ella atendía a los clientes. Hubo un momento en el que me cansé de estar del otro lado de la barra esperando a que ella terminara y brinque para ayudarla y a la vez contarle todo con más comodidad. Ella me regañó y me mandó a volver a mi lugar por miedo a que su jefe me viera, pero la hice ver que para él era una ventaja ya que atendíamos a los clientes con más rapidez.

Esperé a que terminara su turno para acompañarla a casa pero resulta que fue ella la que me tuvo que acompañar a la mía ya que después de cuatro, o cinco -no recuerdo bien. - tragos, estaba un poco más que mareado...

Me desperté y sentí como si mi cabeza quisiera explotar. La resaca me estaba matando. Bajé a la cocina en busca de mi madre. La vi frente al fogón y la abracé por la espalda.

- Mami... me estoy muriendo... - simule estar llorando.

- No lo dudo. Marco te sintió llegar a las seis. Para tener resaca justo hoy que es su cumpleaños... - dijo mientras volteaba hacia mí y me miraba con los labios hechos una línea recta. - A ver. Tómate esto. - me dio una pastilla y un vaso de agua. - Y ve a comprarle un regalo a Marco.

- ¡¿En serio?! - replique.

- Muy en serio. Él solo tiene tres días especialmente para él. El de los padres, el de su cumpleaños y el de cobro. No hay que menospreciar ninguno.

- Bueno, viéndolo de esa forma... - dije resignado.

- Anda, date una ducha, come algo y ve.

- Esta bien. Pero yo voy a ver si en los días míos él me va a comprar regalo. ¡Yo voy a ver! - dije mientras subía las escaleras y a la vez tropezaba, lo que provocó que ella riera.

Estaba en una tienda para hombres mirando todas las vitrinas, intentando decidir qué le compraría.

Seriamente, si me pidieran describirme a mí mismo con solo una palabra, diría: indeciso.

De pronto siento mi celular vibrar. Me estaba llamando un número desconocido.

Contesté la llamada.

- Hola, ¿quién me habla?

- ¿Qué tal de resaca? - preguntó del otro lado de la línea nada más y nada menos que Megan.

- ¿Cómo conseguiste mi número? Das miedo... - bromeé.

- ¡Tú me lo diste idiota! - respondió entre risas.

- ¿En serio? - dije confundido y a la vez un poco avergonzado ya que no me acordaba. Y hablando de recordar, no recordaba mucho que digamos.

- Sí. Si por un momento llegué a pensar que estabas coqueteando conmigo, pero luego me dijiste: "Al final creo que estoy haciendo todo en vano porque a Loraine ni le gusto..." Y ahí me dije: Éste está muy borracho.

¡Diablos! ¿Tanto bebí?

- Bueno... - musite avergonzado.

- Me imagino que estás en la cama, ¿no?

- No, estoy intentando comprarle un regalo al marido de mi mamá.

- A tu padrastro. - continuó.

- Bueno, sí. Tú me entendiste... ¿Por qué no vienes a ayudarme? - bromeé.

- ¿Dónde estás?

- ¿En serio vas a venir? ¿No estás con Klobis?

- Está durmiendo. Pero si quieres no voy y llegas a tu casa sin regalo.

- Tú ya me conoces demasiado y eso da más que miedo. - comenté riendo al igual que ella. - Estoy en... - recordé. - Estoy cerca de tu casa. Mira... - le di la dirección y me dijo que esperara aquí que no tardaba.

Desde el primer segundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora