Capítulo #9

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En el camino de vuelta a casa venía intentando ocultar lo hinchado de mis ojos y tratando de llagar lo más rápido posible.

Unas cuadras antes de llegar pude divisar unas personas aparentemente conversando con mi madre. A medida que me iba acercando pude notar que eran Anthony y Jarol.

- ...claro y, mira, ya está aquí. - les dijo mi madre y ellos voltearon a verme. Ella entró.

- ¡Hombre! ¿Cómo estás? - preguntó Anthony dándome un abrazo al igual que Jarol. - Veo que no muy bien...

- Veníamos a ver cómo estabas con lo de Brandon porque pensábamos que estabas mal, pero luego tu madre nos contó lo del accidente y nos dimos cuenta de que estás peor de lo que pensábamos... - comentó Jarol.

- pasé una mano por mi rostro y suspiré. - La verdad es que sí. Estoy más estresado y más; más triste que una emigrante soltera y desempleada madre de seis hijos... A veces pienso que lo mejor sería dejarlo todo por incorregible pero no puedo evitar preocuparme e intentar hacer algo para que mejore...

- Estás hablando del tema con Loraine, ¿no? - dijo Anthony. - Porque Brandon está que trepa por las paredes. No quiere ni escuchar tu nombre...

- Y eso que cuando fuimos a su casa recién se levantaba... - dijo Jarol formando una línea recta con sus labios.

- Chicos, yo no sabía nada... Se los juro... él es mi mejor amigo, ¿cómo le voy a hacer algo así? En todo caso él fue el que hizo las cosas mal, porque se supone que yo también era su mejor amigo... - dije con la voz un tanto quebrada.

- Lo siento, hermano. - me dijo Jarol mientras me volvía a abrazar.

Pasamos un rato conversando. Ellos se ofrecieron a intentar hablar del tema con Brandon, yo me negué pero ellos insistieron y al final terminé aceptando ya que sabía que aunque les hubiera dicho que no mil veces, aún así lo harían.

Los chicos se fueron y entré en casa. Le conté a mamá como había ido todo y luego fui directo a mi cama. Tenía mucho sueño, estaba cansado y no tenía ganas de hacer nada.

Dormir era la mejor opción. Mientras dormía no me preocupaba, no pensaba en nada y lo mejor era que mientras más tiempo me pasaba durmiendo, más sueño tenía después. Aún no le encontraba una explicación con sentido pero así era.

Los días pasaban y yo estaba constantemente durmiendo y cuando me mantenía despierto me la pasaba ansioso.

Ya no sabía cuanto tiempo más tenía que esperar para poder verla, hablar con ella.

Llamé a su casa varias veces para saber como estaba todo con la esperanza de que fuera ella quien contestara la llamada pero siempre fue Franco quien lo hacía.

Solo estaba esperando que pasara una semana. Luego de esto, iría a verla.

Faltaba un día para que hiciera una semana desde el día del entierro y sentía que ya no podía más. La iría a ver. De todas formas no tenía nada que ver un día más o un día menos. Digo yo...

Me vestí y bajé las escaleras corriendo.

- ¿Buenos días? - dijo mamá haciéndome frenar el paso.

- ¡Ah! Lo siento mamá. Buenos días.

- ¿Cómo amaneciste hoy? Llevas días sin utilizar esa energía para bajar las escaleras ¿Tienes hambre? ¿No vas a desayunar? - me dice alzando una caja de cereales.

- No. Voy a ver a Loraine.

- Pero tienes que desayunar.

- Más tarde... - le digo ya casi llegando a la puerta. - Nos vemos...

Desde el primer segundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora