Capítulo XXIV

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Lin se acomodó en el pecho de la morena, -¿alguna vez haz pensado en hablar?
-Hablo todo el tiempo Korra.
La menor acarició la nuca de Lin, sabiendo que se estaba metiendo en arenas movedizas, -sabes a lo que me refiero.
-También sabes lo que pienso sobre ese tema, ¿qué ganas intentando hacerme hablar con Suyin?
-Ganas tú Lin, es tu hermana y quiere arreglar las cosas contigo, ¿es tan difícil para ti arreglar las cosas con ella?
-Tú no sabes quién es Suyin, no te dejes engañar con su delicado y lindo rostro.
Korra sintió a la mayor tensarse, -tienes una imagen vieja de ella, todo sucedió hace mucho tiempo y tú sigues apegada a las heridas del pasado.
Lin se incorporó apoyándose en su codo derecho, -¿de qué lado estás?
-Del tuyo, y eso incluye verte feliz Lin.
-Soy Feliz, te tengo a ti, eso me hace sentir extremadamente feliz.
Los ojos de la morena no se apartaron de Lin, -tu también me haces feliz Lin, no te imaginas cuanto.
La mano de Korra acarició la mandíbula de la mayor, -no necesito más nada mientras te tenga a ti.
-Haz cambiado el tema satisfactoriamente.
La dentadura perfecta de la mayor se pronunció con una sonrisa genuina, -no quiero hablar de Suyin.
—¿Por qué se me es tan difícil ayudarte?
—No tienes en qué ayudarme, todo está claro.
Lin intentó escapar de la cama, pero Korra no se lo permitió, retomando su posición inicial, —sí, por supuesto.
Lin gimio frustrada, —apenas y la conoces, ¿en tan poco tiempo te logró engatusar?
—No lo estoy, estás llevando las cosas por otro terreno.
—No lo creo.
—¿Te han dicho que puedes llegar a ser insoportable? —cuestionó frustrada.
—En una que otra ocasión —dijo con diversión—. Pero no es mentira lo que te dije Korra.
—Nunca he creído que seas mentirosa.
—Hablo enserio Korra —dijo mientras se sentaba.
—Yo también.
—Sí claro que sí, pero es verdad que me haces sentir feliz Korra —la miró fijamente a  los ojos—. Escúchame, y se que va a sonar cursi, pero ya te me haces necesaria para todo. Al principio pensé que era atracción y después simplemente pensé que me gustabas, tenía sentido en mi cabeza, pero luego me di cuenta que no es sólo deseo...
—Lin.
-Te amo —confesó—. Al principio no sabía cómo llamarlo, pero despues me di cuenta que me he enamorado de ti poco a poco y no sé cómo termine todo, pero lo que si sé es que quiero hacerte feliz.
Lin besó a la menor, a lo que Korra respondió gustosa.
-Pensé que nunca lo dirías -dijo Korra entre besos.
-¿Dudaste de tus poderes de seducción? -preguntó Lin mientras besaba la clavícula de la morena.
-Eres difícil de leer, pensé que en algún momento sólo me dirías que ya no querías estar conmigo.
Lin detuvo su atención, mirando los ojos azules, -lamento haberte hecho dudar querida, pero créeme que no tengo planes de dejarte ir.
Korra sonrió, atrayendo a la mujer contra ella, abrazandola fuertemente, algo que Lin no se esperaba, pero que aceptó, -te amo Lin.
-También te amo querida, no lo dudes nunca.
Las palabras de Lin eran lo que había deseado escuchar y su felicidad no podía aumentar más. No podía creer que la mujer poderosa y hermosa que estaba entre sus brazos correspondía sus sentimientos, pero se sentía tan aliviada; realmente logró pensar que todo terminaría rápidamente, pero le alegraba saber que no. Al final si Lin sentía lo mismo sería más facil demostrar sus sentimientos y eso la llenaba de paz, no debía abstenerse de decir y hacer cosas comprometedoras, por lo que todo sería más sencillo ¿no?

Más tarde ese día Korra despertó cuando Lin la llamó para comer, sintiéndose desorientada por unos cortos segundos, los ojos de Korra se adaptaron a la luz, para luego incorporarse y recordar su desnudez, -voy a buscar una bata.
-No hay necesidad, ya te he visto totalmente desnuda, no hay nada que esconder querida.
Korra se sonrojo, -tienes razón, pero no significa que no haga frío.
-Te puedo calentar si quieres.
Korra no pudo evitar sonreír bobamente, -primero comamos. ¿Lo hiciste todo tu?
-Sí, aunque no lo creas soy buena en la cocina -contestó sentándose al lado de su amante.
-Eres buena en todo Lin -dijo la bella joven haciendo sonreír a la mayor.
-Vas a terminar de hinchar mi ego -bromeó la pelinegra.
-¿Eso es posible?
Una risa entre dientes salió de la mayor, -al parecer.
-Pensé que los Beifong tenían el ego saturado -dijo Korra apartando un mechón de la linea de visión de la mayor.
-Siempre se puede sobresaturar.
—De acuerdo —dijo la morena bromeando.
—¿Cómo te haz sentido? —cuestionó con un gesto de intriga.
-Ha sido magnífico, realmente no quiero que termine -soltó Korra tomando un trozo de manzana.
—Después de todo lo que pasó con Suyin pensé que este día sería un completo fiasco.
—No lo ha sido, no tienes que preocuparte por nada Lin.
—Sé que puedo llegar a ser un poco complicada...
—¿Un poco? —Korra la interrumpió.
—Muy complicada —se corrigió—. Pero realmente no quiero arruinar lo nuestro.
—No digas eso Lin.
—Sí, tienes razón. No debo
-Te prometo que tendremos más días así.
-Espero que no interfiera con tu trabajo.
Lin negó, -dije que me tomaría los domingos libres y dije que lo voy a cumplir, creo que tengo el derecho de hacerlo.
-Sí, claro que lo tienes.
—Soy la jefa —soltó en broma.
—Eres una jefa caliente.
Lin se rió, —¿qué tanto?
Korra admiró sus rasgos y sus hermosos ojos verdes, que demostraban todo lo que la mujer sentía, —demasiado.
—Eres muy atrevida para ser una joven sin experiencia alguna —dijo la mujer levantando las cejas con burla.
—Soy un espíritu salvaje.
Lin asintió con una sonrisa en los labios, —sí, claro que lo eres.
—Tú lo dijiste, no yo.
—¿Yo lo dije? —preguntó confundida.
—Sí —soltó la menor extendiendo un trozo de fruta para a la pelinegra, la cual aceptó.
—Oh —dijo arrugando el rostro—. Está muy ácida.
-¿Lin?
La mujer tragó, -¿sí?
-¿Cómo te hizo tus cicatrices?
La mujer cambió de semblante, tocando su mejilla, -Suyin siempre fue excelente para meterse en problemas.
Korra notó la mirada perdida de la pelinegra, -perdón, no debí preguntar.
Lin se despertó y la miró nuevamente, -no, es que aún sigue siendo difícil para mí; además de las cicatrices estaba molesta por su comportamiento despreocupado y destructivo.
Korra asintió, poniendo su mano en la de la mayor, -te entiendo.
-Gracias por querer ayudar, pero Su y yo no tenemos nada que discutir Korra, sólo pierdes tu tiempo.
-Sí, lo sé y créeme que lo último que quiero es forzarte, sólo pensé que sería bueno para ti.
-Lo sé querida, pero a veces hay cosas que es mejor no forzarlas.
La morena asintió, haciendo sonreír a la mayor en señal de aprobación, -tienes una hermosa sonrisa.
Lin volvió a sonreír, -mi odontólogo hace milagros querida.
-No creo que sea obra de tu odontólogo como dices -dijo apretando la mano de Lin.
-Gracias.
Korra tomó un trozo de fruta, para luego morderlo, -¿este día no puede durar un poco más?
-Al parecer los buenos momentos no son eternos -respondió Lin tomando un sándwich de la bandeja.
Korra soltó la mano delicada de la mayor, -no quiero que esto se termine nunca.
-Yo tampoco, y no tiene que terminar Korra, porque no te voy a dejar ir tan fácilmente.
Los ojos azules de la morena no se apartaron de la pelinegra, no podía creer que todo lo que había pensado imposible estuviera pasando, y se sentía tan feliz de haberse equivocado, porque al lado de Lin se sentía feliz y completa.

Al día siguiente Lin despertó primero gracias a su celular el cual no dejaba de sonar. El movimiento de la mujer por conseguir el aparato hizo despertar a la morena que apenas y lograba reconocer quién era.
—¿Hola?
...
—¿Dónde? Dormida —habló adormilada.
...
Lin gimió, —no lo sé.
...
—No me gusta —dijo abrazando a la morena.
...
—Sí, lo haré —dijo ronca.
...
Lin hizo un gruñido en forma de afirmación y dejó caer el celular a un lado, —¿qué hora es?
—Ni idea, pero no creo que debas seguir durmiendo.
—¿Cuál es el problema con dejarme descansar? —cuestionó aún aferranda a la morena.
—Tienes que ir a trabajar y estamos retiradas de tu casa.
—Tengo algo de ropa en mi bolso, no tengo que ir hasta mi casa.
—Igual no deja de estar lejos de aquí, así que lo mejor es que te levantes para que te alistes —dijo Korra intentando separarse de la pelinegra.
—Bien —dijo frustrada.
Korra se levantó, observando a la mujer seguir sus movimientos, revelando el cuerpo bien trabajado.
—¿Quieres que te prepare algo?
—No —respondió respondió acercándose—. Quiero sexo antes de irnos de aquí.
Korra se terminó de despertar, —¡Lin!
—¿Qué? —bostezo.
La morena no dijo nada y sólo la llevó del brazo hasta el pequeño baño, por lo que más tarde salieron totalmente despiertas y duchadas.
—Creo que voy a desayunar en la oficina.
Korra rió, —te dije que era mala idea bañarnos juntas.
—No lo fue —dijo secando su cabello con la toalla.
—Oh claro que no.
—No, aún tengo tiempo de llegar. Y tu no tienes que llegar a limpiar y yo que sé que más.
Korra la miró confundida, —es mi trabajo.
—Sí, pero sé que después de ayer debes estar estropeada, así que puedes decirle a la otra chica que...
—No –dijo contundentemente.
—Oh vamos Korra, puedes tener algo de ayuda —dijo mientras aplicaba crema en su piel blanquecina.
—Son mis labores y ella tiene las suyas.
—Sólo te digo por hoy, además la casa no es grande y no estoy entrenando.
—No Lin, puedo cumplir con mi trabajo.
La pelinegra asintió, —está bien, no voy a discutir por eso, haz lo que creas mejor.
—Que bueno que me conozcas.
—De todas formas no tienes que rechazar todo lo que te ofrezco.
Korra la vio ponerse el sujetador del día anterior, —pensé que tenías un cambio de ropa en tu bolso.
—Dije que tenía ropa, pero no un cambio completo, menos mal no me vestí informal ayer y tengo bragas limpias —dijo subiendo su pantalón de vestir negro—. ¿Puedes buscarme un trapo húmedo?
Korra se fijó en la sociedad de la botas del pantalón, soltando una risa, —menos mal eres descomplicada.
—En ese sentido sí.
Korra buscó una pequeña toalla en el baño y cuando salió la mujer se estaba mirando en el espejo, —¿sin saber que hacer con tu belleza?
—No puedo creer que haya ensuciado ésta camisa así —soltó dándose la vuelta.
Korra vio la camisa blanca, —¿te limpiaste la cara con ella?
Lin la miró con los ojos abiertos, pero no demoró en soltar una risa, —creo que esa toalla no servirá para esto.
—Tengo una camiseta blanca en mi bolso —dijo la menor en broma.
—Eso no estaría mal —soltó la mujer aprobando el comentario de la joven.
—¿De verdad? —preguntó confundida.
—Sí.
La joven le entregó la toalla y buscó la camiseta, pero cuando Lin la vio sus perfectas cejas se levantaron demostrando sorpresa, —dime que tienes otra porque empiezo a creer que la sucia es mejor opción.
—No, no tengo.
La camiseta blanca de la joven estaba realmente en buen estado, pero el mensaje que tenía en la parte delantera hizo dudar a la mujer. Decía "I'm tired. I'm going to bed" en letras negras. Lo que hizo pensarlo mas de dos veces a la mujer, —creo que el blazer lo esconderá perfectamente si no me lo quito hasta que llegue a mi oficina.
—O puedes ir a cambiarte.
—No, no tengo tiempo, creo que tomaré tu arriesgada oferta.
Lin tomó la camiseta y se la colocó, —no se te ve mal.
—No, claro que no. Nada se me puede ver mal, soy una Beifong.
—No, eres Lin —dijo antes de acercarse y darle un beso en los labios.
—Te amo —dijo Lin abrazandola.
—También te amo Lin.

Pequeña PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora