Capítulo XVII

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N/A: POR FIN LO TERMINÉ, ESPERO LES GUSTE A LOS POCOS QUE ESTÉN AHÍ. GRACIAS POR EL APOYO.

ESTE CAPÍTULO ESTA UN POCO SUBIDO DE TONO, ASÍ QUE LEAN BAJO SU CONSENTIMIENTO.

MUCHOS SALUDOS Y CUÍDENSE.

Korra se sentía emocionada viajando en el avión privado de Lin, la cual sólo sonreía por las reacciones de la chica, —¿por qué tanta euforia?
—Nunca pensé que viajaría en un avión privado.
—No es muy distinto a viajar en un avión normal.
—¿Estás bromeando Lin? Esto es totalmente distinto.
La ojiverde tomó agua mirándola con diversión, —he estado en todas las clases de los aviones y créeme que no son muy distintas a esto.
Korra la tomó de los hombros, pero cayó en cuenta de sus acciones, —lo siento.
La mirada de Lin la confundió, —¿te gusta agresivo?
Las mejillas de Korra se enrrojecieron escandalosamente, —¡No! ¡No Lin!
Lin miró sus manos que aún seguían sujetándola, —no me disgusta.
Korra la soltó como si la quemara, sabiendo que sólo intentaba molestarla, —no soy agresiva.
—Yo creo que eres un espíritu salvaje e indomable.
Una risa salió de la joven contagiando a la mujer frente a ella.
—Es muy halagador Lin, pero no creo que tengas razón.
Una sonrisa genuina apareció en el blanco rostro de la mujer, —claro que sí Korra.
—¿Por qué me miras así? —cuestionó confundida.
—Sólo te ves bien con el cabello suelto, lo tienes largo y muy sedoso —dijo apartando un mechón rebelde.
—¿De verdad? —preguntó desconfiada.
—Sí, me gusta cómo te ves Korra, eres realmente preciosa y...
Los ojos de la mayor se llenaron de duda, lo que hizo asustar a Korra.
—¿Qué pasa Lin?
—¿No crees que me estoy aprovechando de ti?
—¡No! Claro que no, por supuesto que no. Ya he dicho que me gustas mucho, de verdad me gustas y tú edad es lo que menos me importa, igual aún eres joven.
—¿Los treinta son los nuevos veinte? —preguntó con evidente burla.
—En ti sí, eres hermosa —respondió besando a la mujer.
—¿Sabes que tengo treinta y siete años?
Korra abrió los ojos, —¿de verdad?
—¿Cambió tú discurso?
—Nop, sigo pensando exactamente lo mismo, creo que no te librarás fácilmente de mí.
Lin la miró sorprendida, —no creo que me soportes tanto tiempo Korra.
—Sí lo haré, no sólo me gustas físicamente Lin.
La mirada de Lin se apagó, —no te apresures, aún eres joven y te falta mucho por vivir —dijo levantándose para ir al baño, dejando a la joven sola.

Cuando aterrizaron las estaban esperando. El humor de Lin había cambiado desde su conversación, así que fueron doce largas horas de viaje.
Korra no apartó los ojos de la ventana, se le era realmente atractivo ver el paisaje. Jamás había visitado la ciudad, pero le atraía por completo.
—¿No te parece increíble?
Lin miró en dirección de la ventana, —no es tan increíble como te lo hacen ver los medios.
—¿De verdad?
Lin asintió y fijó su mirada en el reloj que llevaba en la muñeca, —¿quieres comer algo antes de ir a la casa?
—¿No estás cansada?
—Dormí lo suficiente.
—Igual no quiero comer ahora ¿estás molesta?
—No estoy molesta.
—No te creo nada Lin.
La pelinegra hundió el botón que separaba la parte trasera de la delantera.
—¿Puedes dejar de decir eso cuando hay personas a nuestro alrededor?
—No nos entiende Lin.
—Puede que no entienda lo que decimos pero nuestro lenguaje corporal es otra cosa —dijo en voz baja.
—Está bien, lo siento. Pero no puedes dejar de hablarme de un momento a otro y luego no explicarme qué fue lo que hice mal.
—No haz hecho nada Korra. ¿Feliz?
—No se trata de eso Lin.
—¿Entonces?
Korra la miró fijamente, —¿te arrepientes de todo?
—No he dicho eso Korra.
—Entonces explícame porque no entiendo tu comportamiento.
Lin suspiró, —¿qué sientes por mí Korra?
—¿Es eso? ¿Te sientes mal porque te dije que me gustas?
La mujer no dijo nada, pero sus ojos revelaban todo, por lo que Korra tomó su rostro entre sus manos.
—Me gustas Lin, me gustas mucho y no va a cambiar en el corto plazo, no me importa si es lo que los demás creen correcto o no, y tú debes pensar lo mismo. Soy joven, pero sé lo que quiero.
—No me hables de lo que sabes, eres una chica que apenas y salió de la adolescencia. Crees que sabes lo que quieres, pero simplemente eres...
Korra la calló con un beso, —no busques la misma excusa Lin, porque el ser joven no tiene nada que ver con lo que siento por ti.
—¿Es correcto para mí decir que me gusta una chica de veinte años? —cuestionó con mucha duda.
—No le hacemos daño a nadie Lin. Tú me gustas y yo te gustó.
—No es lo que demuestras Korra, estás siendo muy obvia y yo no sé si pueda devolver esos sentimientos.
—No importa, yo quiero esto y por lo menos necesito intentarlo. Tú sólo no te retengas cuando estás conmigo Lin —la chica susurró besándola en los labios con más pasión.
—Eres increíble muchacha —dijo la mujer cediendo ante los besos necesitados.
Korra sonrió, haciendo que Lin la acostara en el asiento, metiendo sus manos en la blusa, para tocar la piel suave de la morena.
—Eres linda cuando cedes.
Lin colocó los ojos en blanco, —calla.
Korra tocó la clavícula de Lin, pero apenas y movió su mano.
—No te abstengas de tocarme —dijo acomodándose entre las piernas de la morena.
Korra tragó y comenzó a desabotonar la camisa blanca de la mujer, para revelar en el proceso los hermosos pechos de la mayor cubiertos de encaje y nada mas.
—Eres realmente hermosa.
Lin sonrió y acercó sus labios al cuello de la menor, besando y lamiendo la zona, —tú por otro lado eres perfecta.
Una risa perezosa salió de la chica. Lin levantó la blusa de la más joven, revelando los pechos morenos, para luego bajar su cabeza y besar el pezón izquierdo de Korra.
—Lin...
Lin gimió, subiendo la falda de Korra, a lo que la chica respondió desabrochando el sujetador, liberando los pechos blanquecinos de la mayor.
—Puedes decirme que pare —dijo entre gemidos.
—No quiero que pares —le susurró acercándola para besarla.
Lin metió su mano dentro de los pantalones de niño de Korra, masajeando y explorando su suavidad.
—Lin... —la mujer colocó sus labios encima de los de ella callandola.
Korra colocó sus manos en ambos pechos de la mujer, sintiendo lo endurecidos que estaban. Pero realmente no podía pensar con claridad con la mano de la mujer haciendo presión en los lugares correctos.
—Intenta no levantar la voz —susurró separando sus labios de la morena.
Korra estaba enrojecida, pero nada comparado con la mayor, que por su color se hacía más evidente. Lin mordió el cuello de la joven, haciendo aún más presión en la protuberancia humeda.
—Lin por favor —dijo con la voz entrecortada, a lo que la mujer respondió introduciendo un dedo en la humedad de la hermosa joven.
—Puedes pedirme que me detenga si te lastimo —dijo ahora mirándola fijamente.
—No me... Ah lastimas —Korra la atrajo, haciéndola pegar sus pechos contra los suyos—. No te detengas.
—No tengo planes de detenerme.
Al final terminaron sudorosas y sin aliento, una encima de la otra.
—Tienes excelentes almohadas aquí —dijo Lin.
Korra miró los mechones de cabello negro en su pecho y su corazón latía fuertemente al recordar lo que acababa de pasar.
—¿Sigues emocionada? —cuestionó con picardía.
—No de la forma que tú crees.
Lin levantó su cabeza y la miró a los ojos, —¿qué es lo que yo creo?
El rostro de la morena se enrojeció, lo que hizo reir a Lin, lavantandose, pero la chica la atrajo rápidamente.
—¿Qué pasa?
—¿Son confiables esas ventanas?
—Claro que lo son querida —respondió.
Lin se levantó, ayudándola, así que al final ambas estaban lo más presentables posibles. Algo que hizo sonreír a Korra, ya que Lin nunca se veía poco aceptable. No sólo su ropa estaba algo arrugada, sino que su cabello ahora estaba húmedo y su piel completamente enrojecida.
Lin la miró fijamente, ayudándola a acomodar sus largos mechones de cabello, —me gusta tu cabello.
—Gracias —dijo sonriendo.
El carro se detuvo y momentos después se escuchó la voz del hombre por el comunicador avisándoles que habían llegado a su destino.
—Creo que terminamos a tiempo —dijo Lin pícaramente.
Korra sólo se sonrojó más, lo que hizo que Lin soltara una carcajada, para luego decirle al guardaespaldas que se bajarían. Lin detuvo la mano de Korra cuando la joven intentó abrir la puerta, —no lo hagas hasta que sea seguro.
Después de eso la puerta se abrió revelando al hombre de traje, —todo está asegurado señora —dijo el guadespaldas quitándose las gafas oscuras.
—Gracias Michael —dijo Lin asintiendo.
Lin salió y Korra después de ella. El hombre les entregó sus maletas
—¿Lo conoces?
—Conozco a todos las personas que trabajan cerca de mí Korra.
La chica la siguió hasta la propiedad, que al igual que su casa estaba muy alejada de el ruido y la civilización. La joven miró todo asombrada, ya que todo era más grande y obstentoso. Pero la impresión no terminaba; el lugar por dentro era realmente increíble, era la pulcredad hecha casa, toda blanca y muy bien decorada. Las escaleras que llevaban al segundo piso estaban hechas en mármol y vidrio.
Korra vió a una sola mujer esperándolas, —buena tarde señora Beifong.
—Buena tarde Carole.
La mujer de unos cincuenta años asintió, para luego mostrarles sus respectivas habitaciones, —puede comer cuando desee señora.
Lin no dijo nada, solo asintió, por lo que la mujer salió de la habitación dejándolas solas; —hablas muy bien el inglés.
—Viví aquí casi tres años.
Korra la miró impresionada, —¿tienes algo más escondido?
—No escondo nada Korra —dijo la mujer sentándose en la cama, para luego quitarse sus zapatos de vestir.
—¿Segura? —dijo sentándose a su lado.
—Soy un libro abierto —respondió desabrochando los primeros botones de su camisa de vestir.
—Este lugar es inmenso —dijo viendo como la mujer se recogía el cabello en una cola.
—Esta propiedad me la obsequió mí abuelo hace ya quince años cuando tomé las riendas de todo, a él siempre le ha gustado la obstentosidad, ya sabes que mis adquisiciones son más pequeñas —dijo refiriéndose a su casa.
—Siempre me he preguntado eso.
Lin le dedicó una mirada de confusión, —¿qué quieres saber?
—Acerca de por qué eres tan desinteresada por el dinero cuando tienes demasiado... Aunque no niego que me gusta que seas así, pero siempre me llamó la atención que vivieras en una casa pequeña y sencilla cuando puedes vivir en una como esta.
—Mi madre es una mujer muy descomplicada, nunca fue amante de los lujos y la obstentosidad, tal vez es por el hecho de que no puede ver, pero nunca fue dependiente de la fortuna de mi abuelo; por el contrario, Toph es muy independiente y orgullosa. Según los abuelos nunca estuvo aferrada a las cosas materiales, así que se fue muy joven porque destestaba que la trataran como una inútil.
—Pero, ¿cómo hizo si era...
Lin le dedicó una sonrisa, —mi madre no es como cualquier persona Korra, Toph Beifong es la persona más increíble que podrás conocer, bueno eso es lo que dicen todos... Y yo lo confirmo.
—¿Te sientes orgullosa de tú mamá?
—Siempre admiré a mi madre, tanto que quería ser tan fuerte como ella cuando creciera. ¿Sabes? Mamá peleaba muy bien aún siendo ciega, al parecer el hecho de no tener la capacidad de ver hizo que sus otros sentidos se agudizaran más. Siempre intenté salir sin que ella lo notara o escabullieme a robar dulces pero siempre terminaba siendo descubierta por mi supuesta débil madre.
—Entonces ¿por qué te niegas a hablar con ella?
El semblante de Lin cambió inmediatamente, —a pesar de amarla y admirarla tanto, siempre estuve molesta con ella; su forma de ser despreocupada me hacía sentir molesta en algunas ocasiones, pero lo que más me resinte es el hecho de que nunca me ha dicho quién es mi padre.
Korra la miró impresionada, no conocía bien a la familia de Lin, pero cuando intentó averiguar más de ella en internet, nunca le apareció una imagen de su padre ni información de él, algo que la joven atribuyó a falta de información, pero ahora que la escuchaba todos los cabos se ataban perfectamente.
—No creo que tu madre lo haya hecho para molestarte Lin.
—Mamá nunca se sintió orgullosa de lo que yo hice, porque ella era la gran Toph Beifong, la mujer que a pesar de su ceguera pudo hacerse cargo de todo el imperio Beifong y multiplicar ganancias. Estudió en una de las más prestigiosas universidades y se graduó como una de las mejores con ayuda del tío Soka.
—Eso suena impresionante.
—Ella nunca ha tenido límites.
Korra tomó la mano de la mujer, —pero tambien eres una mujer impresionante Lin. Eres fuerte, inteligente, hermosa, amable y muy sexi.
—Gracias Korra, tienes una lengua de oro cuando se trata de elogiarme —dijo con fingida molestia.
—No quiero verte triste, te ves más linda cuando sonríes.
Lin no pudo evitar sonreír y luego morderse el labio, —¿qué me pasa contigo? —cuestionó tocando los labios de Korra.
—¿Te pasa algo conmigo?
—No me puedo contener cuando estoy contigo.
—No tienes que contenerte Lin, quiero estar contigo y tú quieres estar conmigo, no veo que nos impide estar juntas.
—Quiero sexo Korra —dijo sin tapujos.
El rostro de la chica se puso rojo, algo que hizo reir a la mayor.
—Eres muy linda Korra —dijo Lin rompiendo el contacto, para levantarse y comenzar a desvestirse.
Los ojos de Korra no se apartaron de la mujer, quién revelaba cada vez más piel.
—Me daré un baño —dijo quitando su camisa para colocarla en la cama, pero el rostro de Korra se alarmó al ver su espalda. La piel blanquecina estaba llena de arañazos.
—Lin...
Lin la miró confundida mientras desabrochaba su sujetador, —¿pasa algo?
—Tú espalda está...
Lin la miró, pero rápidamente se alejó en busca del espejo más cercano, —pensé que tenías las uñas cortas.
Korra se acercó a ella, mostrándole sus manos, —las tengo.
—Menos mal no se ven, o sino dirían que una gata me arañó toda.
Korra la miró ofendida, —¡hey! No soy yo la que no pudo aguantarse en un carro y con otra persona a bordo.
Lin hizo un gesto que mostraba todo menos arrepentimiento, —no se dió cuenta de nada, y si fuera así no dirá nada, es uno de mis hombres de confianza.
—Eso no lo hace menos vergonzoso.
—Él no dirá absolutamente nada Korra, además no nos vió haciendo nada malo.
—Está bien, te haré caso, pero no permitiré que lo vuelvas a hacer —dijo e intentó alejarse.
—¡Korra! —Lin la detuvo tomándola del brazo—. Espera, no es para tanto.
Lin la abrazó por detrás, besando su cuello y levantando la blusa con mucha lentitud, —bañate conmigo.
Korra podía sentir la necesidad en la voz de la mujer, —mi ropa no está aquí.
—No hay problema, nadie merodea la casa cuando estoy aquí, Carole supervisa todo y no se aparece si no la llamo —dijo bajando una mano para desabotonar la falda de la morena.
—Lin tienes cosas que hacer.
—Aún es temprano Korra, además podríamos quedarnos un día más si deseas.
—No creo que pueda.
—Claro que no —dijo con decepción.
La mujer no se dio por vencida y logró bajar la falda de la joven, introduciendo su mano en la suavidad de la más joven.
—Lin...
La mujer sonrió en su cuello, quitando hábilmente la blusa con una sola mano, para luego llevarla con ella al baño.

Al final Korra estaba en la bañera con Lin atrás de ella, —podría morir ahora mismo y moriría tranquila —soltó Lin mientras tomaba la mano de la morena entre la suya.
—Esa es una declaración muy fuerte Lin.
—Me haces sentir bien, no creo que me sienta tan bien con otra persona, eso debo admitirlo; pero también debo admitir que tengo miedo de hacerte daño siendo lo único verdadero en mí vida.
Korra se movió quedando de frente con la pelinegra, —también me gusta estar contigo Lin, aunque no sea la típica relación, aunque tenga que ocultarlo, aunque tenga que mentir y...
Lin le dió un beso necesitado, abrazándola con fuerza, —no me dejes Korra.
La menor se separó, mirándola fijamente, —nunca te voy a dejar Lin.







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