Capítulo XXXIV

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Korra abrió los ojos al escuchar la voz de Lin molesta, al parecer estaba discutiendo con alguien por celular. Cuando recobró el sentido abrió buscó a la dueña de la voz que estaba mirando por la única ventana de su cuarto. La postura de Lin le indicaba que estaba tensa. Si algo que había aprendí de la mujer era que no contestaba llamadas a horas elevadas si no era importante, y eso la inquietó. Korra quería levantarse, pero sabía que no podía manejar a Lin aunque lo quisiera, al final ella siempre solucionaba todo sola, para desagrado de la morena.
—¿Eso es lo que tienes para decir? ¿Crees que voy a temblar de miedo sólo porque me dices que vas a tomar represalias contra mi? ¿Tú y quién más? —preguntó con desdén.
...
Korra sentía curiosidad por la conversación, por lo que cuando vio un atisbo de movimiento por parte de la pelinegra cerró los ojos con rapidez, —quiero creer que es cierro, pero tu comportamiento a veces me dice lo contrario, mira yo no puedo seguirte el juego, ya no más, yo creo que esto no va a funcionar.
...
—¿Vernos? ¿Realmente quieres que nos veamos después de tantos años? ¿Realmente crees que soy tan tonta como para no darme cuenta que estás despierta?
Korra abrió los ojos, para luego mirar a la hermosa mujer que al parecer había terminado la llamada y la miraba expectante, —hola.
—¿Cómo te diste cuenta?
—Sé cómo duermes —respondió con una sonrisa.
—¿A sí?
Lin volvió a su lado, —sí, ¿hablé muy fuerte?
—Un poco sí, ¿alguien importante?
—Sí, pero ¿puedes creer que me colgó?
Korra abrió los ojos intentando parecer horrorizada, —¿de verdad? ¿Quién en su sano juicio le cuelga a Lin Beifong?
—Muy graciosa —dijo acomodándose a su lado—. ¿Cómo estuvo tu día? Cuando llegué estabas dormida y me dio tanta pena levantarte.
—Bien, estuve con Asami y luego...
—¿Asami? —dijo Lin con una falsa sonrisa.
—Sí Beifong, Asami.
—Bueno dejando de lado a la chica Sato, ¿cómo te fue en la universidad?
—Bien, nada fuera de lo común.
—Me alegro —dijo la pelinegra dándole un casto beso en los labios.
—¿Qué tienes para mañana?
—Es sábado Lin.
Lin levantó las cejas, —¿de verdad?
—Sí —respondió trepandose encima de la hermosa pelinegra, dejándola sin aliento—. ¿No crees que debemos aprovechar nuestro tiempo libre?
—No tengo el sábado libre, pero nunca me niego a tener buen sexo.
—¿Tener buen sexo? —preguntó Korra mirándola con molestia.
—Perdón, sonó promiscuo —dijo atrayendola—. Y está muy alejado de la realidad, porque con la única persona con la que me interesa tener buen sexo es contigo, nada más.
—Mucho mejor —dijo la morena besándola con la boca abierta, introduciendo su lengua para profundizar el beso.
Las manos de Lin buscaron la piel caliente bajo la camiseta sin mangas, acariciando los pechos abundantes de la morena que hacía fricción agradeciendo las caricias necesitadas de la mujer. Lin gimió cuando sintió su propia excitacion, el cosquilleo era insoportable por lo que en un movimiento cambió las posiciones, acomodándose para moverse lentamente contra la zona aún vestida de la morena. Korra intentó hablar, pero falló completamente, dejándose llevar por el deseo y el control de la mayor. Momentos después ambas terminaron sin aliento y con sus pijamas.
—¿De verdad? —cuestionó Korra acariciando el cuero cabelludo de Lin.
—Podemos tener un orgasmo memorable si lo deseas —dijo Lin en un tono ronco—. Aunque si me preguntas, fue excitante.
—No puedo refutar lo que dices, es sólo que nunca habías... bueno ya sabes.
—¿Demostado desesperación?
—Sí, eso creo.
Lin comenzó a acariciar la cintura de la morena, —eres demasiado hermosa para poder mantener mis manos lejos de ti, te deseo demasiado.
—También te deseo Lin, y mucho.

Después de esa noche los momentos entre las mujeres se hicieron muy limitados. Lin trabajaba sin descanso y Korra apenas la veía despierta, lo que a veces la frustrada anhelando los domingos que eran los días en la mujer se tomaba la tarde libre. Pero esa tarde fue la excepción, Lin ni siquiera habia llamado para avisarle dónde estaba, algo que sólo sirvió para molestar a la castaña que había ansiado pasar el día con ella. Al final decidió llamarla pero tampoco contestó. Su última recurso fue escribirle a Lía, que podía tener información sobre la pelinegra, pero la respuesta fue negativa, lo que la hizo gemir de frustración.
—¿Dónde estás Lin?
Los ojos de Korra se abrieron con sorpresa cuando la puerta se abrió, buscando a quien había anhelado ver desde la mañana, —¿estás bien? Te veo desorientada.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir?
Lin se acercó, —pues sí, eso creo, ¿estás bien?
—¿Por qué no contestabas el celular? Estaba preocupada.
Lin la miró fijamente, —estaba hablando con Lao y sus planes para el evento de beneficencia de este año
—¿Están en buenos términos?
—No, pero él es el que siempre organiza este tipo de eventos.
—¿Te dijo algo acerca de nosotras?
Lin negó, —aunque no me fiaría en él, sé que sólo se abstiene por mis amenazas, pero no es nada de lo que debamos preocuparnos, por ahora.
—¿Tienes hambre?
—No, comí antes de venir, pero de todas formas gracias —respondió acercándose para darle un beso.
—Hice pastel.
Lin sonrió, —después que me cambie lo probaré, ahora ven aquí.
Korra la abrazó, besándola con pasión, amando la cercanía, —te amo.
—Yo más.
Cuando se separaron Lin se quitó el bolso, para dejarlo en el sofá más cercano. Korra la observó desabrochar los botones de su camisa, revelando un sujetador deportivo blanco, lo que sólo hizo sonreír a Korra.
—¿Lin?
—¿Sí?
Korra se rascó la nucha y su cabello, —Asami me invitó a pasar este fin de semana que viene con ella.
—Pensé que este domingo iríamos a... —Lin respiró hondo—. ¿Quieres ir?
—Bueno sería agradable, iremos a conocer pueblos cercanos, por lo que la idea me llama mucho, pero sé que...
—Ve —Lin la interrumpió.
—No quiero que pienses que no quiero estar contigo —dijo la morena intentando descifrar el rostro de la mayor.
—No tienes que preocuparte, tienes razón, es bueno que comiences a vivir tus experiencias sola, y aunque me encantaría estar contigo, y que no fuera la chica Sato tu acompañante, sé que puedo confiar en ti, así que no hay problema.
—¿De verdad?
—Sí, lo digo enserio, pero espero que me lo compenses pronto, porque no estoy muy satisfecha —respondió levantando una ceja.
—Te lo prometo —dijo Korra con una brillante sonrisa.
—Bien, ¿ahora sí podemos pasar a la habitación?
—Lin eres increíble —susurró Korra acercándose.
—Te amo Korra, eso es todo.
Momentos después estaban en el piso, al lado del sofá. Lin podía comportarse apasionada y excitada cada vez con más frecuencia, algo que le encantaba a Korra. El silencio era memorable y tan confortante, sólo se escuchaban los latidos y respiraciones de ambas, hasta que escucharon el celular de Lin sonar.
—¿De verdad?
Korra trepó encima de ella buscando el aparato que estaba en su pantalón abandonado a un lado de sus cuerpos desnudos.
—¿Quién es?
—Abogado C.
Los ojos de Lin se abrieron, tomando el celular mientras se incorporaba, —espero que sea importante para llamarme a esta hora.
...
—¿Qué diablos?
...
—Ese hombre es simplemente tu títere, no sé cómo me confío en él. Voy a colgar.
...
—Mañana discutiremos todo lo que desees con tu equipo de abogados, así que hasta que sea mañana voy a colgar.
...
—Adiós —dijo la pelinegra colagando.
—Definitivamente tengo mucha suerte.
—¿Por qué lo dices?
—Eres... bueno... demasiado cortante cuando no quieres hablar con alguien, tus gestos son tan reveladores que creo que cuando te ven sienten tanto temor.
—Pasas mucho tiempo con Lia —dijo la mujer con sorna.
—Pero creo que eso me gusta.
—¿Te gusta que sólo demuestre afecto contigo? ¿No crees que es un poco narcisista?
—No, sólo creo que soy un poco celosa.
Lin rió, —está bien, porque yo también, y mucho para ser muy sincera.
—Aunque a veces me ignores por tu trabajo.
—No te ignoro, pienso en ti cada momento, ¿qué me haz hecho Korra?

Pequeña PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora