Capítulo XXXVII

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Korra estaba realmente preocupada por el estado de ánimo de Lin. Definitivamente la mujer fuerte que conocía y amaba se había desmoronado, dejando fragmentos de lo que realmente era. Lin apenas dormía y se alimentaba bien, por lo tanto su vida saludable había quedado de lado de un momento a otro. Estaba renuente a salir, apenas y se levantaba de la cama, aún cuando hacían hasta lo imposible para motivarla. Xue por otra parte le tenía mucha paciencia, porque podía ser desesperante cuando se lo proponía, por lo que Korra sólo sentía pena, pero la rubia respondía con una sonrisa comprendiendo de alguna loca forma el comportamiento autodestructivo.
—Deberíamos ir a comer algo —sugirió Xue.
—No tengo hambre —respondió Lin acostada en el piso de la terraza mientras (al parecer) tomaba algo de sol.
—Eso dices desde que te levantaste, apenas y tocaste tu desayuno.
Lin quitó su brazo derecho de sus ojos, —no tengo apetito.
—Eso dijiste ayer, y hace tres días, y hace una semana —dijo en tono de regaño—. Te ves demacrada Lin. Tienes ojeras, tu cabello está verdaderamente sucio, tus uñas están tan descuidadas y esa ropa que empeñas en ponerte te hacen parecer una pordiosera.
—Gracias por tus humildes palabras Xue.
—Me preocupas Lin, y no voy a permitir que mi mejor amiga llegue a estos niveles de decadencia.
—Y agradezco tu preocupación, pero no estoy de ánimos.
Xue se acostó a su lado, para luego mirarla con verdadera preocupación como siempre lo demostraba, —Lin, no puedes esconderte del mundo entero sólo por un problema, el cual admito que no es un problema pequeño por lo que puede llegar a hacer Lao, pero el punto es que tienes que levantarte... literal y metafóricamente porque hace demasiada calor... y luego darle frente a tus problemas.
—¿Crees que soy una cobarde?
—Jamás he dicho eso. Eres la mujer más valiente y decidida que conozco, por eso mismo es que deseo verte como antes. ¿Puedes al menos intentarlo?
—Lo intento.
—Entonces inténtalo más —soltó en modo de regaño.
—No entiendes Xue.
La rubia puso los ojos en blanco, —Lin lo que entiendo es que te estás encerrando, y estás dejando todo lo que te importa de lado.
—Claro que no.
—Todo lo que hiciste parece tan estúpido cuando al final este es tu comportamiento.
Korra abrió los ojos con sorpresa mientras la pelinegra se sentaba, —no se te ocurra volverme a decir eso.
—Lo digo porque es cierto. Mírate Lin, apenas y logras salir de esa cama, y cuando lo haces te la pasas acostada en cualquier otra superficie, no quieres comer, tampoco quieres ejercitarte y mucho menos peinarte. No entiendo como Korra logra soportarte cuando eres tan terca.
—Korra...
—La estás destruyendo contigo Lin, no puedes ser tan egoísta.
—Yo no la estoy destruyendo.
—Eso es porque estás tan encerrada en ti misma que no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor.
—Soy muy consciente de lo que pasa a mi alrededor —dijo mirándola fijamente.
—¡Oh Dios no sigas con eso Lin!
—¿Por qué insistes en engañarme?
—Eres tan frustrante. Cho estaba tan apenado cuando le preguntaste que al final decidió irse.
—No tenía que irse por algo tan tonto.
—Eres su jefa Lin. Eres tan seria y disciplinada que naturalmente lo intimidas.
Lin suspiró, —di las cosas como son.
—No tengo miedo de decirte las cosas Lin, no soy uno de tus sumisos subordinados.
Lin se levantó, —me agrada que no lo seas.
—Lin...
—No me molesta que tengas algo con Cho Xue, no me importa la diferencia de clases o lo que piense la gente —dijo recogiendo su almohada ortopédica.
—¿Realmente estás tan segura?
—Te he visto hablando con él muy a gusto, y también he visto el anhelo en los ojos de ambos. No soy estúpida Xue, y si de verdad no tienes nada con él no tienes que abstenerte por lo que digan los demás.
Xue mordió su labio inferior, lo que hizo sorprender a Korra que estaba sentada en una silla con un libro en su regaso, —Lin espera.
Lin detuvo sus movimientos, —¿entonces?
—No quiero que Lía sufra, después de mi separación he intentado mantenerme alejada de las relaciones, pero...
Lin se acercó extendiendo su mano para ayudarla a ponerse de pie, —¿pero?
—Pero luego todo fue tan confuso. Cho y yo hemos mantenido una buena relación desde siempre, pero yo nunca quise atribuirlo a nada más que buen sexo.
Los ojos de Korra se abrieron, dejándola sorprendida, esperando todo menos la declaración que estaba escuchando.
—¿Entonces? —preguntó apretando la mano de la rubia.
—Mis sentimientos por Cho son confusos hasta para mí Lin, después de todo es sólo tu chófer.
—No seas tan clasista Xue.
—No soy clasista Lin, simplemente soy objetiva y sincera. La sociedad no me lo aprobaría y mi familia me va terminar matando. ¿Sabes lo que pasaría si Chandler se entera que tengo una relación con Cho?
—No tienes que preocuparte por Chandler, además tu padre es un hombre de mente abierta.
—No lo sé Lin, una cosa es apoyarme después de un matrimonio fallido con un banquero millonario, y otra muy diferente es apoyar mi relación con tu hombre de confianza.
—¿Qué piensa Cho de todo esto?
—Él nunca me presiona, pero...
—¿Estás enamorada Xue?
Xue mordió su labio inferior, —yo...
Lin la abrazó con fuerza, —estoy contigo Xue, si eres feliz yo también estoy feliz.
—Gracias Lin.
—¿Lía sabe algo?
—No, ella piensa que sólo somos buenos amigos.
—Si su relación es tan fuerte debes ser sincera con ella.
Korra vió la almohada caer, lo que le permitió a Lin abrazarla mejor, —lo sé, pero tengo tanto miedo de poder decepcionarla.
—Lía es una niña muy inteligente y comprensiva Xue, sé con certeza que lo entenderá todo.
—Eso también me preocupa.
—¿Por qué? —cuestionó confundida.
—Porque tengo miedo Lin, no quiero que Lía se acostumbre a la presencia de Cho y luego todo termine haciendo las cosas más difíciles.
—Juega y tiene largas conversaciones con Cho cada vez que el hombre tiene tiempo, créeme que ya está acostumbrada a él —le recordó.
—Lía es muy conversadora Lin, es completamente diferente.
—No, no lo creo —dijo separándose para mirarla a los ojos—. Lía no tiene ese grado de cercanía con todo el mundo, y tu mejor que nadie debes saberlo, así que no te cierres a la verdad. La chica está realmente encantada con el supuesto amigo, que tal vez sepa que no es sólo amigo.
—Nunca le he dado razones para que piense lo contrario.
—Tu mirada es tan delatadora Xue, realmente no sé cómo fui tan ciega.
—Tal vez es porque me tomaste desprevenida.
—Tal vez —concordó.
—Cho se porta muy profesional cuando Lía está con nosotros; además nunca ha venido a esta casa cuando ella está aquí. Nunca me atrevería a meter un hombre con mi hija presente Lin, no soy ese tipo de mujer.
—Calma cariño, sé que es así.
—Después de todo lo que pasó con su padre, no quiero que piense mal de mí Lin —dijo la rubia con sinceridad—. Lía es todo para mí, y no puedo permitir que Chandler intente quitármela de nuevo.
—¿Y qué hay de Cho?
—Oh vamos Lin, somos dos adultos que se satisfacen mutuamente.
—Yo no creo que esta lealtad y respeto sean sólo por buen sexo Xue.
Los ojos de la rubia se abrieron, —¡Lin!
—Es cierto, y tu más que nadie debe saberlo —dijo seriamente—. Mira, aprecio mucho la lealtad de Cho, no niego que es de los pocos hombres en los que he logrado confiar, pero también sé que hasta los más leales se tuercen y el abuelo es un hombre muy poderoso que puede hacer doblegar a cualquiera, aun más cuando no tienen poder o influencia; pero a pesar de todo está aquí con nosotras, jugando ajedrez y cartas con una niña de trece casi cuarenta, sólo porque yo decidí llevarle la contraria a su antiguo jefe. ¿No te parece demasiado extraño?
—Tu pagas su sueldo.
—Industrias Beifong pagaba su sueldo Xue, y créeme que no hay persona más interesada en conocer todo lo que Cho sabe que mi abuelo.
—No lo estoy obligando a quedarse, él puede quedarse con Industrias Beifong.
—¿Seguirías con la misma confianza?
Xue mordió su labio inferior, dudando —no, definitivamente no.
—¿Entonces?
—¡No lo sé Lin! —contestó exaltada.
—¿Korra?
La morena se sorprendió cuando Lin buscó su opinión, realmente estaba tan perdida e impresionada por las confesiones de la rubia que se le olvidó que ella estaba en la misma habitación.
—Bueno... realmente no hay nada que lo mantenga verdaderamente atado a Lin, después de todo ella ya no tiene todo ese poder e influencia que tenía antes.
Lin sonrió agradecida, siendo más cercana a la mujer que estaba acostumbrada, —muchas gracias.
—Entiendo Lin.
—Siempre lo haces.
—No quiero lastimar a Cho, es un hombre magnífico, realmente no quiero dejarlo.
—Y no tienes que hacerlo —dijo la pelinegra con verdadera convicción—. No quiero que te niegues a ser feliz sólo por lo que piensen los demás...
—Yo tampoco quiero verte infeliz Lin.
La pelinegra miró a Korra, —soy feliz Xue, y casi arruino todo.
—No es tarde Lin. Hay formas de ganar.
—Sí, tienes razón —susurró mirándola nuevamente—. No podemos permitir que nuestra felicidad se convierta en amargura.
—Esa es la Lin que conozco —dijo con orgullo.
—Nunca estarás sola Xue, ni tu, ni Lía.
—Tampoco tú Lin.

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