Capítulo VI

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El chofer de Lin la había llevado a la universidad y se sentía realmente incomoda, ella no esperaba que la mujer hiciera que el hombre la trajera y la esperara hasta que ella saliera, —¿puedes irte y después volver?
—La señora me dio ordenes de esperarte. No es buena idea desobedecerla.
La chica lo piensa y luego suelta, —ella no se enterará que no estás. ¿No tienes una novia a la que visitar?
—No.
La joven arruga el rostro, —¿por qué le tienes tanto miedo a Lin?
—A la señora no le gusta que la desobedezcan y a mí me encantaría seguir con trabajo.
Korra se rinde, —bien, como desees.

Salió y se dirigió a la primera clase del día, cátedra empresarial, la cual la daba un profesor realmente estricto, el cual no aceptaba llegadas tardes. A pesar de que ya tenia más de un mes, no había podido conseguir ninguna amiga o amigo, no lograba encajar con los demás jóvenes, eran mayormente hijos de familias adineradas y poderosas, por lo cual no tenían nada que ver con ella.
Los ojos de Korra recorren el lugar, sintiéndose igual de incómoda cuando las miradas se posaban en ella, pero solo buscó puesto para tomar la clase de dos horas, las cuales muchas veces se le hacían eternas porque el hombre hablaba y hablaba sin descanso; por lo que cuando lo escuchó terminar la clase se emocionó al instante, saliendo para comprar una botella de agua, pero se tropezó con una chica de ojos verdes y cabello negro, —lo siento —dijo Korra.
Ella solo sonríe, —es mí culpa, estaba pendiente al celular y no me fijé.
Korra notó que era hermosa, realmente femenina, con un cabello largo y su vestimenta gritaba elegancia, —fue solo un accidente, tranquila.
—Nunca te había visto.
—Eso debe ser porque soy nueva.
La joven asiente, —sí, tienes razón —la detalla bien, haciendo sentir muy incomoda a Korra—. Me gusta tu look.
Korra se ríe, —¿bromas verdad?
—No, hablo enserio.
—¿Enserio? —la mira y se sonroja—. Gracias... A mi también me gusta tu estilo.
—Pero prefieres seguir usando tú tipo de ropa —dijo adivinando los pensamientos de la morena.
—Sí, creo que cada estilo tiene su gente.
La mirada de la joven se perdió en algo que estaba detrás de Korra, —creo que debo irme. Fue un placer chocarme contigo.
—Igualmente.

Después de terminar las clases la joven no demoró en salir, sabiendo que Xue la estaría esperando o tal vez ya se había ido, algo que la inquietaba. Al salir vio el auto en el mismo lugar, —¿no te dieron ganas de orinar o tomar agua mientras me esperabas?
—No —respondió secamente.
—Bien gruñón. Solo necesito que me lleves a mi cuarto para poder buscar algo de ropa.
El hombre asintió, lo que fue indicación para que Korra entrara, al ver el lugar donde vivía le pidió que parara y cerrara las ventanas mientras la esperaba, pero en parte lo hacía para asustarlo, —solo ve y deja de parlotear, no entiendo como la señora te soporta.
—Soy una persona muy agradable ¿sabés?
—Como digas, solo date prisa —habló con desinterés.

La chica sonrió y el hombre cerró las ventanas haciendo reír a la joven. Para cuando entró, se encargo de solo llevar lo necesario, solo eligiendo varias blusas y tres pantalones, algo de ropa interior y un par de pijamas para dormir. Miró a su alrededor, pensando qué se le podía estar quedando, pero no se le ocurrió nada, así que solo apagó todas las luces, cerró la llave del gas y desconectó todos los pocos cables que habían.
Salió del lugar, para volver a la morada de Lin.

Al entrar a la casa, vio a Lin sentada con Xue en la cocina, la rubia estaba sentada frente a su jefa, comiendo pizza mientras Lin solo se tomaba lo que parecía un caldo, —buena noche.
Los dos pares de ojos la miraron —Buena noche Korra, ¿cómo te fue?
La pregunta de Xue sorprendió a la morena, —bien señora, gracias por preguntar.
—Me alegro, ¿comiste?
—Tomé un...
La mujer no la dejo terminar al ver su lentitud para responder, —toma asiento y come con nosotras.
—No es necesario, yo comeré luego —refutó no queriendo incomodar.
—Sientate muchacha —la voz de Lin habló con exasperación, sabiendo que la chica nunca diría que por su cuenta.
Korra asintió, dejando el bolso en el mueble donde estaba el lavaplatos, lo que hizo que ambas mujeres se mirarán entre sí, —¿solo trajiste eso? —fue Xue la que habló, ganándose una mirada asesina de Lin.
La joven se acercó, —Traje lo necesario señora.
—Xue, el señora le queda mejor a Lin.
—Solo busca un vaso, toma asiento y come —dijo Lin dejando las burlas de Xue a un lado.
La chica obedeció y se sentó, quedando entre las dos mujeres, —¿quieres vino o jugo? — cuestionó la hermosa rubia.
—Jugo esta bien para mí.
El rostro de Xue se mostró aburrido, pero alcanzó la jarra y le sirvió, —¿peperoni o pollo?
Korra se encogió de hombros, —cualquiera está bien para mí.
Lin torció los ojos, le entregó una servilleta a la muchacha, —no le hagas caso, solo toma la que quieras.
La chica asintió y tomó una rebanada de pollo, pero la comía con pena. Se sentía fuera de lugar, pero eso solo demoró poco tiempo, —Lin me contó que vives sola.
Los ojos verdes de la mujer mayor se abrieron, sabiendo el tipo de preguntas que hacía la mujer frente a ella, así que tomó una rebanada de la caja y se la entregó, —solo come.
—Solo quiero charlar, creo que no hay ningún problema con eso, ¿cierto Korra? —la morena negó, masticando la masa suave—. ¿Lo ves?
—Como sea... —Lin miró a la mujer más joven—. Espero que no te arrepientas.
—No la asustes, solo estás exagerando, —dijo Xue regalándola—. Ahora... Korra ¿algún novio o novia?
Los ojos de la chica se abren, tragando, —no.
—Oh que extraño, eres una joven muy simpática.
—Gracias, creo —soltó confundida.
—Estaba pensando... Después que Lin se recupere no hay necesidad en que te vayas, ella es complicada pero estando acompañada me sentiría más tranquila.
—Que rápida eres Xue, pero lo que es realmente importante, ¿quién te dijo que tienes el derecho de mandar en las reglas de mi casa? —preguntó con molestia.
La mujer se rió, lo cual hizo fruncir aún más el ceño de Lin, —solo hago lo que se debe.
—Pues no te canses.
Korra volvió a morder su rebanada, intentado no reírse de la graciosa interacción, —la compañía de otra persona es buena, no puedes vivir como si fueras una isla en el medio del mar.
—Puedo intentarlo —soltó con renuencia.
La mujer de cabello claro mira a Korra ignorando los ojos de Lin, —¿ves lo difícil que es mi trabajo?
—Déjame en paz y come. De lo contrario puedes irte.
Xue hizo un gesto de rendición con las manos, aún con su pizza en ella, —¿Sabés Korra? Detrás de esa fachada antipática, hay una Lin blanda.
Los ojos cerúleo de la joven solo la miraban con diversión, realmente amando la forma de ser de la mujer a su derecha. Cuando movió sus ojos en dirección de Lin, no pudo evitar mirarla cuando se apartaba un mechón rebelde, la detalló y notó que estaba lista para ir a la cama. Llevarse la cuchara a la boca solo hizo que Korra cambiara sus orbes azules de dirección, fijándose en la mirada preceptiva de la rubia, lo que la hizo sonrojarse.

Después de unos momentos terminaron de comer, por lo que la amiga Lin la ayudó a recoger todo, aunque Korra le dijo que ella podía hacerlo sola, —yo estoy acostumbrada. Lin me hace limpiar todo lo que ensucio, aquí entre nos, ella es una maniática de la limpieza.
—¡Te escuché! ¡No estoy sorda! —la ojos jade la regañó.
—No es ningún secreto para ocultarlo.
Lin puso los ojos en blanco, —Sé que no es ningún secreto, pero realmente deseo que dejes de ventilar todo.
—No es algo que Korra ya no haya notado. ¿Cierto Korra?
La chica se sorprende al escucharla, mirando la Lin, la cual solo espera su respuesta, —yo... ¿Tengo que responderla? —cuestionó algo incomoda.
—Sí, nadie saldrá lastimado —contestó la mujer parada a su lado.
—Bueno... pienso que es bueno que le guste la limpieza.
Xue niega, —en palabras más educadas, sí lo haz notado.
—Bueno...
—Déjala en paz y más bien ve a calentar tú casa.
—Que poco sentido de hospitalidad tienes Lin —dijo con molestia fingida.
—¿Puedes llevarme hasta mi habitación.
La rubia asintió, acercándose a Lin, para sentarla en la silla de ruedas, —ven conmigo Korra —le indicó a la joven.

Para cuando acomodaron a Lin en su cama, Xue comenzó a explicarle todo, indicándole que el cuarto de al lado era en el cual dormiría, lo que hizo sentir nerviosa a la muchacha, pero que solo ignoró la sensación, escuchando atentamente todas la explicaciones de la rubia; la cual había dejado su lado chistoso a un lado y se había tomado todo lo referente a la salud de Lin con mucha seriedad.
—¿Todo claro?
—Sí señora.
La mujer asiente, —bien... —se aleja de la chica y se despide de la pelinegra, —nos vemos mañana querida.
—Hasta mañana... —la mira fijamente—. Y de verdad muchas gracias por todo.
—Para eso están las amigas.

Después de que Xue se fue, Korra organizó todo en la habitación, para después darse un pequeño baño y ponerse sus pantalones de chándal y una camiseta. Estar en la misma casa de Lin la ponía nerviosa, pero también se sentía feliz de estar tan cerca de la mujer, sabiendo que podría convivir mucho mas con ella. Así que el hecho de que al día siguiente fuera sábado solo la emocionaba aún más. Cuando terminó, fue hasta la habitación de la mujer para ver si necesitaba algo, pero ya se había quedado dormida, así que solo apagó la lampara al lado de su cama y apartó el libro que tenía en su pecho, para ponerlo en la mesa de noche.

Más tarde esa noche, la joven se despertó con un sonido fuerte, proveniente de la habitación de Lin, la cual al encender la luz, vio que se encontraba en el piso con el vaso que contenía agua y otros objetos más, a unos metros de ella, lo que hizo que la chica se acercara rápidamente al lado de la mujer, intentando ayudarla a levantar, —¡déjame!
—Señora...
La mujer no la dejo terminar cuando toda su rabia estalló contra la castaña, —¡¿puedes dejarme en paz?! ¡Detesto que me traten como si fuera una inútil! —la joven dudó en moverse—. ¡Solo lárgate de mi habitación!
Pero la chica la ignoró, sabiendo que sus palabras solo salían por rabia y frustración. Por lo que la ayudó a levantarse, sentándola, sin olvidar colocarle el soporte en su espalda, —¿se siente cómoda? —. La mujer suspiró, pero asintió, lo que hizo sonreír a Korra
—Voy a buscar la escoba y un recogedor. Vuelvo en un momento.
Korra preparó té de jazmín, sabiendo que haría que la mujer se calmara, por lo que llevó los útiles de aseo en una mano y la taza en la otra, dejando los primeros recostados a la pared, para entregarle el líquido caliente a la mujer, —gracias —dijo apenada.
—No hay problema señora.
La mujer niega, —No hablo solo del té muchacha... —los ojos jade buscan los de Korra—. Hablo de toda la paciencia que me has tenido.
La chica solo niega con la cabeza, sin despegar la mirada de Lin, —entiendo que está frustrada por todo lo que pasó, de verdad no la culpo.
La pelinegra sonríe, lo que hace que el corazón de Korra se acelere, —realmente muchas gracias.






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