Capítulo XIV

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Al final Lin terminó prestándole más ropa a la joven y las llevó a desayunar a la ciudad, algo a lo que Korra se negó, pero Lía terminó convenciéndola. No podía dejar de oler la fragancia de la hermosa mujer; se le hacia embriagadora. Cada día sentía que Línea lograba conquistarla más y sus sentimientos crecían rápidamente.
-¿Korra?
La joven miró a la pelinegra confundida, -¿señora?
-Lin pequeña.
Las mejillas de la joven se enrojecieron, -lo siento, Lin.
-No debes disculparte, no haz hecho nada malo.
-Tía Lin deja de avergonzar a Korra.
-No lo estoy haciendo cariño.
-Como tú digas.
-Obviamente yo tengo la razón -dijo Lin en broma.
-Claro que no -volvió a decir la niña.
La llegada de la comida interrumpió la conversación, algo por lo que se sintió agradecida la morena. Todas comenzaron a comer, pero Korra no podía disimular su innegable gusto por la a azabache que se limitó a comer, algo muy característico en la mujer, que aunque no parecía podía comer lo que fuera, -¿no tienes hambre? -preguntó Lía.
-Sí tengo, sólo que estaba pensando en una actividad que tengo pendiente.
-¿A sí? -cuestionó Lin con una sonrisa.
-Sí, sólo es eso.
-Como tu digas Korra.
La rubia miraba entre las adultas, pero no se dio cuenta de nada, -tía Lin, ¿por qué no contratas a Korra de tiempo completo?
Los ojos de la mayor se abrieron, dejando su comida, -¿por qué lo preguntas?
-Sólo me gustaría que te acompañara y estuviera cuando voy en las noches con mamá.
-Bueno no es que no me agrade la idea, pero no creo que Korra se la quiera pasar día y noche conmigo. ¿Cierto Korra?
-Ella nunca va a decir que sí tía Lin y sería bueno que tuvieras compañía -interrumpió la menor.
-Conozco tus intenciones Lía y no intentes manipularme.
-No te manipulo, sólo te convenzo para que dejes quedar a Korra de tiempo completo.
-Eres una chica increíble.
-¿Eso significa sí? -cuestionó con alegría.
-Eso significa lo pensaré y lo hablaré con Korra.
-Bien -contestó y siguió comiendo.
-Sin apartar la comida Lía -regañó la azabache.
-Sí señora.

Después de dejar a la niña en su escuela, Korra acompañó a Lin a metales Beifong. El lugar era inmenso, y con todas las precauciones de seguridad necesarias.
-Solo tardaré unos momentos, ¿puedes esperarme?
-Sí Lin.
-Muy bien, no me demoro.
Korra la vio salir de la oficina, para luego quedarse distraída en la oficina y cada detalle, la habitación era enorme, llena de libros y cuadros familiares. En algunos se le hizo familiar la cara de la mayor, pero se extrañó al no ver el par de cicatrices en unas que parecían ser de muchos años atrás, porque lucía muy joven.
-¿Jefa? -dijo una voz masculina.
Korra se volvió para encontrarse con un joven de ojos ámbar y atractiva apariencia, -ella acaba de salir.
-¿A sí? Bueno sólo vine a traerle estos informes -dijo el joven dejando los documentos en el escritorio.
-Bien.
El guapo joven salió, dejando a la chica nuevamente sola con su curiosidad a mil, -¿demasiado entretenimiento?
-¡Lin!
Lin sólo sonrió, para luego cerrar la puerta tras de sí y dirigirse a su escritorio, revisando todos los documentos, -¿Mako estuvo aquí?
-¿Quién? -preguntó Korra confundida.
-Un muchacho de ojos ámbar y cabello negro -aclaró Lin con desinterés.
-Sí hace tan solo unos minutos.
-¿Dejó dicho algo importante?
-No, sólo dejó esos documentos que tiene en la mano.
-Veo -la mujer no aparta la mirada de los documentos-. ¿Quieres quedarte hasta que termine?
Los ojos de la joven se abrieron, -quisiera, pero...
-No tienes que preocuparte por los quehaceres, además sólo serán a lo máximo dos horas y podrás conocer un poco a lo que te vas a enfrentar -habló la mayor mirándola a los ojos.
-Está bien, pero que conste que usted fue la de la idea.
-No tienes de que preocuparte.
-No me preocuparé.
Lin sonrió y volvió su atención a los papeles en su mano, -¿en qué estabas tan interesada cuando entré?
-No haz cambiado mucho.
—Oh, eso.
—Sí, es igual de hermosa que antes.
Los penetrantes ojos de la azabache no se apartaron de los de la joven, lo que la hizo sonrojarse.
—¿Estoy hablando mucho?
—Sólo un poco, pero no me molesta.
Lin dejó los documentos en el escritorio y se acercó a la joven, —realmente me gusta que te abras más a mí.
—No me acostumbro, usted es mí jefa y una mujer poderosa e imponente.
—¿Sólo me ves como tu jefa?
Korra se perdió en los ojos de la mujer, —eso quisiera.
Lin tomó las manos de la morena, —¿entonces?
—¿Entonces qué? —preguntó Korra confundida.
—¿Por qué abstenerse? —preguntó colocando un casto beso en los labios de la joven.
—¿Alguien nos vio? —Korra cuestionó mirando a su alrededor.
—No, aquí sólo hay una ventana y mira —Lin señaló y la joven miró la gran ventana que tenía las persianas abajo.
Korra respiró aliviada, para tomar confianza e inclinarse un poco y besar a la mujer, por lo que Lin la abrazó con fuerza, —¿no podría entrar alguien?
Lin sonrió, —nadie entra sin tocar a mí oficina.
—Pues Mako no piensa lo mismo.
—¿Cuándo dejará la costumbre de estar entrando así? —preguntó la mujer para sí misma.
—Oh no lo sé, pero lo mejor es que se asegure —la joven se zafó del abrazó de la mujer, para ponerle seguro a la puerta.
—Hago las cosas mas complicadas, ¿cierto?
—No entiendo.
—Esta relación algo extraña —Lin señala entre ella dos.
—No es tan complicada, simplemente es muy secreta.
—¿Seguirás pensando así cuando todo se ponga realmente complicado?
—¿No está exagerando un poquito?
Lin la llevó con ella al mueble que estaba en su oficina, —no ignoro lo que veo Korra.
—Sí, lo sé; pero no saldré corriendo cuando todo se vuelva más complicado, todo estará bien Lin.
—¿No crees que eres muy joven para complicarte la vida con una mujer como yo?
Korra sonrió, —tomaré el riesgo.
—Bien linda chica, espero no te arrepientas.
—No lo haré, no tiene que preocuparse.
—Claro que no —Lin intentó volverla a besar, pero un intento de abrir la puerta las interrumpió.
—¿Quién diablos se atreve? —la mayor se levantó, con la intención de reprender a cualquiera, pero la puerta se abrió para revelar a Xue, que la miraba detenidamente.
—Hola señora Beifong, ya entiendo por qué no contestas mis llamadas.
Lin dio una corta mirada a su bolso, —estaba ocupada.
—Claro que sí Lin.
—Hola Korra —dijo la rubia ahora concentrándose en la joven, que aún estaba sentada en el mueble.
—Hola.
—Hace tiempo no nos vemos.
—Siempre exagerando, ¿qué es lo que necesitas?
—Sólo vengo a saludar; pero no sabía que estabas bien acompañada.
Lin torció los ojos, —debiste haberte ido cuando notaste que la puerta estaba cerrada.
—Sabes que no lo haré —dijo la rubia entregándole una carpeta negra.
Lin miró lo que había dentro y sonrió, —definitivamente eres increíble Xue.
—Sip, no fue fácil convencerlo pero al final lo logré.
—Sabía que lo lograrías.
—Sí, debes subirme el sueldo un poco más.
—Eso no pasará —Lin volvió a entregarle los documentos—. Tienes el sueldo más alto.
—Un par de ceros más no le hacen daño a nadie.
—¿Puedes mantener una conversación sería por unos minutos?
—Claro que sí querida Lin —los ojos azules de la mujer no se apartaban de Lin.
—¿Qué hacías con mamá? —preguntó la pelinegra.
Xue se encogió de hombros, —quería que te convenciera de ir a la fiesta de Suyin.
—No me interesa ir al cumpleaños de Su.
—Yo creo que sería bueno que te reconciliaras con Suyin; todo pasó hace mucho tiempo.
—No voy a discutir eso ahora.
Korra intentaba concentrarse en otra cosa, pero no podía dejar de sentir curiosidad.
—En algún momento tendrás que hacerlo Lin; no puedes ser tan resentida en la vida.
—Puedo y lo haré Xue, ahora deja el tema o sal de mi oficina —dijo la azabache con un tono molesto.
—No tienes que ponerte a la defensiva Lin, tú madre me dijo que quieren arreglar las cosas contigo; pero de verdad.
Los ojos de la mujer eran como dagas, a punto de atravesar a la astuta rubia.
—Largo Xue; no quiero hablar sobre eso y menos... —miró a Korra—. Sólo calla.
—Está bien, haz lo que quieras.
Lin se centró en Korra que la miraba sorprendida, pero en segundos se volvió a la rubia.
—No quiero que vuelvas a hablar con mamá y Suyin.
—¿Hablas enserio? —dijo Xue sorprendida.
—¿Parece que estoy bromeando?
—Estás loca Lin, no voy a dejar de hablarle sólo porque tú me lo dices.
—Pues deberías.
—Claro que no lo haré.
—Entonces dejame en paz.
—Tú comenzaste, yo no te iba a decir que hablé con Toph.
—Pero resulta que me enteré, porque Lía no es una máquina de mantener secretos.
—No es un secreto —dijo la elegante rubia.
—Cambiemos de tema... —dijo Lin bruscamente—. ¿Cómo está todo en Los Ángeles?
—Muy bien jugado Lin —dijo Xue tomando asiento—. Bien, pero creo que deberías ir y ver tú misma. A mí parecer necesitan una buena inyección de dinero.
—¿Eso crees?
—Sí, también estaría bien contratar un poco mas de personal. Las cosas están funcionando, pero creo que se están quedando cortos.
—Creo que te tomaré la palabra, ¿vendrás conmigo?
—Me encantaría, pero necesito pasar tiempo con Lía. Le prometí que tendríamos un buen fin de semana y se lo cumpliré.
—Pueden tener un buen fin de semana conmigo en las playas de...
—No y es definitivo —Xue miró a Korra—. ¿Por qué no llevas a Korra?
—¡¿Qué?! —gritó la joven.
Ambas mujeres miraron a Korra con sorpresa, lo que hizo que la morena se sonrojara.
—¿No quieres ir? —cuestionó Xue.
—¡No! Digo sí, pero no...
—Dicidete querida.
—Dejala tranquila Xue.
—Todas en esta habitación sabemos que Korra quiere ir contigo.
—No creo que sea de su agrado ir a un país distinto y venir el mismo fin de semana solo para ver el funcionamiento de una sede.
—Ha estado trabajando contigo, creo que está acostumbrada a largas horas de aburrimiento; pero ves que no se ha ido; eso es buena señal.
—¿Te gustaría ir? —cuestionó Lin con expectación.
—Bueno... No tengo dinero para...
Una risa sonora salió de la rubia, —¡Xue!
—¡¿Qué?! —cuestionó ofendida.
—No ha terminado de hablar.
—No es necesario que lo haga, sé a donde va toda la conversación —dijo la rubia retomando la compostura—. Y no tienes de qué preocuparte cariño; Lin tiene en donde transportarse, no tienes que gastar nada.
Korra miró a Lin nuevamente, a lo que la mujer asintió, —está bien.
—Bien, arreglaré todo.
—Muy amable Xue, ya puedes irte.
—Que impaciente eres Beifong. Para tú suerte tengo cosas que hacer.
Vieron a la rubia salir y Lin cerró la puerta ella misma, para luego acercarse a Korra.
—No tienes que ir si no quieres.
—Lo sé, pero me gustaría estar más tiempo contigo.
Lin asintió, —bien, entonces es un hecho.
—Sí Lin.
—Exactamente Korra —dijo la mayor antes de besarla—. Tienes labios suaves.
—Gracias —dijo la joven, siguiendo los movimientos de la mayor.
—¿Tienes ropa apropiada para ir?
—¿Ropa apropiada? —cuestionó Korra.
—Sí, algo formal. Claro que si vas a permanecer en la casa no hay problema —se explicó la hermosa pelinegra.
—¿Puedo estar contigo?
—Si quieres.
—Claro que quiero. Y sí, tengo algo que servirá.
Lin la miró fijamente un momento y luego volvió a sentarse. Sacó el celular de su bolsillo, para luego colocárselo en su oído.
—Hola Cheng. Necesito un favor tuyo.
...
—No, no es para mí.
...
—Lo sabrás cuando hablemos.
...
—Está bien, gracias.
Finalizó la llamada y siguió trabajando, algo que dejó a la morena confundida.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Sí —dijo sin apartar la mirada del ordenador.
—¿Realmente quieres que yo vaya contigo?
Inmediatamente el semblante de la mujer cambió, pero de buena manera.
—Si no quisiera me hubiera negado desde el principio Korra.
—¿Está segura?
—Muy segura, ahora tranquilizate y dejame terminar para poder irnos.
Lin le sonrió y Korra le devolvió la sonrisa.

Momentos más tarde estaban recorriendo la fábrica.
—Todo es realmente grande, ¿son tan poderosos cómo dicen? —cuestionó Korra pero se arrepintió rápidamente.
—No es para tanto.
—Sí, lo siento.
—No lo hagas, no me molesta que me preguntes, y no, no somos tan poderosos, por lo menos yo no —dijo Lin sonriendo—. Mi abuelo Lao por otra parte sí fue muy influyente, yo sólo no dejo que la empresa quiebre.
Korra la miró con los ojos muy abiertos, —¿está bromeando?
—Realmente si lo pienso bien, no, no bromeo en lo absoluto.
—¿No quería convertirse en la sucesora? —preguntó la joven con mucha curiosidad.
—Realmente no, tenía otros planes, pero simplemente mi realidad me golpeó fuertemente —dijo la mujer con la mirada perdida.
—¿Qué deseaba hacer?
—Eso ya no es importante —contestó la mujer esquiva, centrándose en el procesamiento de los metales.
—Lo siento, no debí meterme demasiado en su vida privada.
—No, yo lo siento; no es fácil para mí hablar del pasado.
—Lo entiendo.
—¿Siempre lo entiendes todo Korra?
—Sólo intento no presionarla.
Hubo un incómodo momento de silencio, que hizo arrepentir a la más joven.
—Quería viajar y conocer nuevos lugares —soltó Lin.
Korra la miró sorprendida, —es extraño imaginarla así.
—Lo sé, a veces siento que soy otra persona.
—Pues que bien que no está viajando por el mundo.
Lin levantó las cejas, lo que Korra atribuyó a confusión.
—Porque nunca la hubiera conocido; aunque no sea nada comparado con...
Lin sonrió, —es mucho Korra, me alegra no haberte despedido cuando te encontré en mí casa.
Korra rió, recordando la primera vez que la vio, —a mi también me alegra.
Lin apresuró el paso, fijándose en las miradas de los empleados sobre ellas.

Pequeña PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora