Capítulo XIII

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Korra se estaba cambiando en la habitación de su jefa, y aunque al principio no había estado muy convencida, Lía finalmente la terminó convenciendo.
Sus alarmas mentales se encendieron cuando la puerta se abrió revelando a la hermosa mujer de ojos verdes, haciéndola sentir nerviosa, por lo que intentó cubrirse lo más que pudo, pero la mujer no se movió ni un momento, por el contrario, la miró detenidamente, —no tienes por qué cubrirte Korra, no tienes algo que no haya visto antes.
Los ojos ceruleo de la morena se fijaron en la mayor, —eso no quita el hecho de que usted es mí...
—Sí sí sí, soy tu jefa y bla bla bla.
La morena tomó la toalla que estaba en la cama y se cubrió, —sí y todo esto solo hace las cosas incómodas.
—¿Te incomoda tenerme cerca? —cuestionó Lin acercándose.
—No quiero decir eso —dijo nerviosa.
—¿Entonces? ¿Fue por lo de aquel día? Porque no tienes que tomartelo enserio, sólo fue una debilidad del momento que no volverá a suceder.
Korra sólo logra sentirse decepcionada al escuchar sus palabras, porque a ella sí le había gustado aquél beso, que sólo había hecho que su fijación por la mayor aumentara.
—Entiendo que se te haga difícil tocar ese tema, sobretodo porque te sientes avergonzada, así que creo que me iré a dar un baño y luego bajo con ustedes —mencionó acercándose peligrosamente a la joven.
Korra vió como la mujer se dirigió al cuarto de baño, haciendola sentir completamente nerviosa. ¿Cómo podía meterse dentro de su piel con tan solo mirarla?

Momentos más tarde estaban afuera, sentadas en el césped muy bien cubiertas, mientras veían las estrellas.
—Amo las noches estrelladas —dijo la más joven.
Lin le sonrió y asintió, —claro que te gustan querida.
—¿A ti no te gustan tía Lin?
—No diría que no me gustan, pero tampoco diría que es lo que más amo ver en la vida.
Korra nunca dejó de mirar las estrellas, —yo creo que son hermosas y realmente increíbles.
—¿Lo ves tía Lin? —cuestionó la niña.
—Claro que sí cariño y me gusta que les guste —dijo la mujer tomando un sorbo de su chocolate caliente, que en esos momentos estaba tibio, porque detestaba tomárselo hirviendo.
Lía le pasó la bolsa de malvaviscos a la azabache, —gracias, aunque no creo que se vayan a derretir —dijo, pero tomó uno en la mano y se lo comió.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Ya lo estás haciendo Lía.
La joven sonrió, —¿Korra puede enseñarme a nadar?
Los ojos de la mujer se abren sorprendidos y los de la joven también, sintiéndose incómoda, —bueno, no le veo el problema en que lo hagan.
—¿Lo ves Korra?
Ahora los ojos verdes de la mujer estaban puestos en la hermosa morena, —sí, realmente me doy cuenta.
—Eres una chica llena de sorpresas Korra.
—Sí, lo es —dijo la rubia de acuerdo.

Para cuando estaban acostadas en la tienda, Lin aún no se había dormido, moviéndose inquieta, algo que hizo despertar a la morena, que el sueño muy ligero.
—¿Lin?
—Sí —respondió la mujer con evidente disgusto en su voz.
La joven levantó su parte superior del cuerpo, mirando mejor a la mujer, —¿se siente incómoda?
—No, sólo tengo una molestia en la espalda.
Korra despertó inmediatamente recordando el accidente que había tenido la mujer, —¿necesita que le traiga algo?
—No es necesario —dijo buscando algo en un bolsillo de la tienda.
Korra notó que era una crema caliente para la espalda, —¿aún siente dolor?
—No los llamaría dolores, son más molestias —aclaró la mujer mayor.
—Debe ser incómodo dormir aquí para usted.
La azabache se sentó, —realmente sí, pero no sé decirle que no y menos cuando su tiempo en familia es tan limitado.
—Entiendo, pero sé que a pesar de todo, Lía es una niña muy feliz.
—Sí que lo es y quiero que se mantenga así —dijo mirando a la niña que ya estaba profundamente dormida.
Cuando Lin abrió la crema, Korra se escabulló hasta su lado, con mucho cuidado, intentando no despertar a la niña, —déjeme ayudarla.
Lin abrió los ojos con sorpresa, pero accedió entregándole la crema, —pensé que te incomodaba tenerme cerca.
—No me incomoda.
—Claro que no —soltó con sarcasmo evidente.
Korra se fijó en la niña, pero parecía estar dormida, —no lo estoy. Puede acostarse.
La mujer sonrió, pero obedeció, —¿no tienes que levantar mi sudadera?
La burla hizo que la castaña se armara de valor y levantara para luego sentarse al lado de la mujer, intentando no despertar a la niña. Korra vio la espalda blanquecina de la mujer, sin imperfecciones; definitivamente era perfecta y volver a verla así se lo volvió a confirmar. La piel de la mayor era suave y con poco vello, por lo que se vio tentada a acariciarla, pero su sentido común la detuvo.
—¿Tengo algo en la espalda? —preguntó Lin por lo bajo.
—No.
—¿Te incómoda tenerme así? —cuestionó intentando obtener respuestas.
—No, la he visto con menos ropa.
—Sí, tienes toda la razón —concordó con la joven.
—¿Por qué no se va a dormir en su habitación? Yo puedo quedarme con Lía, ella lo entenderá.
Lin acomodo su cabeza para ver a la morena que estaba de lado ya que la tienda era muy espaciosa, —no es necesario, sólo será por esta noche.
—Si usted lo dice.
—Claro que sí, no tienes que preocuparte Korra.
Korra hizo presión en la espalda baja de la mujer, —es inevitable.
—¿Por qué? —inquirió con mucha curiosidad.
El rostro de la joven se puso rojo, intentando buscar las palabras correctas, —porque usted es una buena mujer.
—No te creo nada muchacha.
Korra suspiró, —realmente mi respuesta no importa.
—A mí sí me importa —dijo con mucha suavidad.
La morena se sorprendió ante la declaración de la mayor, —¿de verdad?
—Lo acabo de decir.
—Sí, lo siento.
—No hay necesidad de disculparte Korra.
—Sí señora.
Los ojos verdes se encontraron con los ceruleos de la joven, —no me llames señora Korra, esta vez hablo muy enserio.
La chica asintió, —es sólo que no me acostumbro.
—Pues debes empezar ya que no te aceptaré otro señora más.
—Debe estar bromeando.
Lin sonríe, —no soy buena bromeando Korra.
—Tiene razón.
—Puedes tutearme —aconsejó.
—Eso sería demasiado, creo que un paso a la vez está bien para mí.
—Muy bien.
Cuando Korra terminó, Lin se sentó, —gracias, tienes unas manos increíbles.
La joven se sonrojó, —gracias.
—Iré a buscar una pastilla, ¿quieres que te traiga algo?
—No.
—Está bien, vengo rápido.
La morena la vio salir y luego regresar con un soporte para la espalda, algo que había comprado Xue cuando se accidentó, pero que Lin rara vez utilizaba ya que su cama era ortopédica, —veo que trajo artillería pesada.
—Sí, creo que esto será suficiente por esta noche.
Después de eso Korra se despertó con la voz de Lin, la cual no se encontraba en la tienda, por lo que decidió salir, para verla hablando por celular, un poco aireada, pero bajó la voz cuando la vio.
—No hablaré de eso ahora, espero que mañana tenga una mejor explicación.
...
La mujer colgó sin despedirse, para luego acercarse a la morena, —siento mucho haberte despertado.
—No lo hizo.
—No tienes que mentirme, sé que me exalté un poco y cuando eso pasa levanto la voz.
Korra notó cuando suspiro con fuerza; para luego sentarse en el césped y mirar el cielo.
—¿Pasó algo malo?
—Nada que no tenga solución.
—¿Entones? ¿Por qué tiene esa cara de tragedia?
Lin soltó una pequeña risa, —sólo son problemas que nunca faltan —miró a la chica que tenía a su lado—. A veces te envidio.
—¿A mí? —cuestionó la menor confundida.
—Sí, tu vida es normal; no debes preocuparte por lo que haces y dejas de hacer; tienes libertad para hacer lo que te gusta sin estar en los ojos del mundo.
—Usted también puede hacerlo, simplemente no le preste atención a lo que digan los demás.
—Ojalá y fuera tan fácil —comenzó—. Pero las cosas son muy complicadas cuando tienes gente pendiente de lo que haces cada vez que sales. Ni siquiera aquí puedo estar sóla.
Korra recordaba los que había dicho la niña y lo que había visto, —he visto que su casa está vigilada.
—Hay treinta y cinco hombres armados cuidando los alrededores —confesó la azabache.
Los ojos de la joven se abrieron, —eso es mucho.
—Eso pensaba yo antes, pero hace tres años colocaron una bomba en mí anterior casa, por lo que tuve que mudarme y conseguir verdadera protección.
Korra vio la mano de la mujer apoyada en el césped, por lo que se atrevió a poner la suya encima, temiendo que Lin en cualquier momento se alejara, pero ese momento nunca llegó.
—Es entendible, pero aún así puede hacer con su vida lo que usted quiera; lo que piensen los demás no interesa.
—Me encantaría pensar como tú, pero no puedo.
—¿Por qué no? —apretó la mano de la mujer, haciendo que esta la mirara.
—Porque las cosas no funcionan así, todo es mas complicado y cuando crezcas más lo entenderás.
Korra negó, —yo entiendo que no hay segundas oportunidades para ser feliz y hacer las cosas.
—La vida no funciona de esa manera.
—La vida funciona como uno quiere que funcione.
Lin sonrió ante las palabras de la joven, —está bien, no discutiré algo en lo que no nos pondremos de acuerdo.
La azabache acomodó la mano, apretándola, para luego acercarse lentamente, haciendo que los nervios de Korra aumentaran, pero la joven aceptó los movimientos de la mujer, para que sus labios se encontraran en un suave beso que fue un poco torpe, pero muy sensitivo.
—Me gusta —soltó Korra al separarse.
Los ojos de la mujer la miraron sin sorpresa, —lo sé.
—¿De verdad? —preguntó confundida.
—Sí, eres muy evidente, aunque no niego que eso me gusta.
—No quiero que piense que sólo me quiero aprovechar...
Los labios de la mujer la detuvieron, para luego susurrar, —no lo hago Korra, sé quien eres.
—¿Lo sabe? —ahora la joven se separó.
—Sí, pero era por seguridad —se defendió la mayor.
—Claro que era por seguridad. ¿Qué tanto sabe?
Los ojos de la mujer dejaron los de Korra, —todo.
—¿Qué tanto es todo?
Línea carraspeo, —está haciendo algo de frío aquí, creo que deberíamos...
—Señora.
—Lin, ¿es tan difícil decir mi nombre? —cuestionó con disgusto.
Los labios de la chica se curvaron, —no, Lin.
—Bien. Sé todo sobre ti, de donde eres, en donde estudiaste, quienes son tus padres, tus abuelos, bueno todo tu circulo familiar cernano.
—¿Me está tomando del pelo? Pensé que sólo había leído mi hoja de vida cuando empezó a hablar.
—Tengo que asegurarme de estar a salvo.
—Entiendo —dijo detenidamente.
—Sé que es un poco invasivo, pero no haré nada con lo que sé.
Korra se quedó pensando en las palabras de la mujer, —¿eso es legal?
—Sí, no es como que haya robado información confidencial, ¿cierto? —dijo buscando aprobación.
—Sí, eso creo.
—No tienes de qué preocuparte, no haré nada que te perjudique a ti o tu familia.
—Claro que no, nunca la creería capaz de algo así —soltó la niña con mucha sinceridad.
Lin sonrió, algo que contagió a la morena, —a mi también me gustas.
La chica la miró con sorpresa, —¿habla enserio?
—Sí. La primera vez que te vi estaba a punto de despedirte, pero tienes una mirada realmente cautivadora; creo que es tú exagerada inocencia lo que más me gusta.
—¿Mi inocencia?
La azabache asintió, —sí, aunque te creas muy astuta sigues siendo muy inocente y muy joven... —la mano de Lin acarició su mejilla—. Demasiado joven Korra.
—¿Qué con eso? Yo le gusto y usted me gusta; eso es suficiente para mí.
—Claro que sí, no importa lo que diga la gente —dijo la ojiverde con sarcasmo.
—Aunque le cause gracia, sí; lo que los demás digan no debe importar. Aunque yo no quiero que piense que la estoy obligando a...
—No me obligas a nada de lo que no quiero —le dio un casto beso—. Y deja de sacar conclusiones apresuradas.
—Lo siento.
—No tienes que disculparse por todo lo que haces.
—Sí.
—Está bien, creo que deberíamos volver a la tienda, hace mucho frío y pronto comenzarán a dolerme los huesos.
Korra soltó una risa, —pensé que no estaba tan vieja.
—A muchos jóvenes les pasa —dijo con seriedad.
—No lo creo, a mí no me pasa —dijo levantándose, para luego ayudar a la mayor.
—Pensé que me veía mas joven de lo que soy.
Korra sonrió inevitablemente, —usted es perfecta Lin.
—Cambié rápidamente de vieja a perfecta.
—Usted es perfecta y no aparenta ser mayor de treinta.
—Tampoco exageremos, dejemoslo en que no aparento la edad que tengo.
—Es hermosa, realmente lo es —dijo la chica mirando el rostro enmarcado con mechones de cabello negro.
—Estás hinchando mi ego y creeme que ya está bien crecido —soltó con mucha confianza.
—Me gusta mucho su confianza en sí misma, la hace ver muy segura e imponente —confesó.
—Soy una Beifong querida, somos orgullosos desde que nacemos.
Lin rodea la cintura de Korra y la dirige hasta la tienda, para tumbarse al lado de Lía que se encuentra en la mitad durmiendo pacíficamente.
—Duerme bien Korra.
La chica sabía que después del beso y la confesión de la mujer sería imposible.
—Igualmente Lin.

Cuando Korra volvió a abrir los ojos, notó que Lin aún dormía y Lía también, quien se aferraba a la mayor, por lo que el brazo de la mujer era visible y un apretón en su mano aclaró sus pensamientos, bajando su mirada, encontrando la de la azabache sujetando la suya, lo que la hizo sonreír. Escuchó el sonido de la aves lo que la hizo darse cuenta que debía levantarse, algo que lamentó, pero intentó soltarse del agarre de la mujer.
—No tienes que irte aún —korra se encontró con la mirada de la mujer.
—Debo hacer el desayuno.
—No tienes que preocuparte por eso, vuelve a dormir.
Al final terminó accediendo, pero ya no logró conciliar el sueño y al parecer Lin tampoco, ya que jugó todo el tiempo con la mano de la morena.












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