XX - Desideri malsani.

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Deseos Insanos.

Deseos Insanos

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Hela.

«Gracias por permitirme esta noche a tu lado, ha sido el mejor descanso que he tenido desde que fui obligado a irme. Cumple tu palabra, déjame volver a la vida y así podremos pasar más noches juntos... solos tú y yo. M.

Sostuve la nota con una mano mientras en la otra conducía la llama del encendedor sobre el borde hasta que se consumió por completo, la lancé en el inodoro y tiré de la cadena.

Me escabullo por los pasillos silbando una contagiosa melodía. Bajo la visera de la gorra para esconder mi rostro al momento que alguien del personal pasa muy cerca.

Veo la inscripción en la placa, sonrío y entro.

—Riccardo, Riccardin, Riccardito... —sus ojos seniles de inmediato se centran en mí.

—Hela —deja los papeles que leía y palidece cuando me dirijo a las ventanas y cierro las cortinas, no sin antes deslizar mi mano por todo el cristal mostrando el dedo medio.

Me voy a su escritorio, me siento en una butaca, dejo el artefacto metálico en la mesa y me cruzo de brazos y piernas.

—¿Qué se supone que haces? —la confusión es obvia.

—Es un bloqueador de todo tipo de señal inteligente —lo toma entre sus manos y empieza a revisar todos sus ángulos.

—Yo no los traicionaría —lo devuelve, aumentando su palidecer.

—Lo sé.

—¿Y entonces qué es todo esto? Te juro que hice hasta lo imposible por mantenerlo con vida y...

—No seas idiota, no es por ti —lo vuelvo a esconder en el bolsillo de mi chaqueta, en donde ha estado con cada visita al hospital—. Digamos que este es... su turno de mover.

—¿En tu paranoico juego de ti contra el mundo? —regresa el color a su rostro.

—Mhjum —afirmo con simpleza—. Quiero mantener mis conversaciones como me es grato, en privado.

—¿Pensaste en mi oferta?

—No tengo porqué hacerlo, ya la rechacé —vuelve a esa expresión de padre preocupado.

—Podría salvarte la vida...

—¿Cuál vida? Te dije que es mi única forma de tener paz, Riccardo. De demostrarles que no soy inmortal y así dejen de golpearme cuantas veces les venga en gana.

—Si tan solo dejaras de pensar como una adolescente —noto su desespero por algo que no va a pasar.

—¿Si recuerdas con quien estás hablando? —sonrío sin ganas—. Jamás tuve adolescencia, ni niñez... ni siquiera en el vientre de mi madre me dejaban tranquila. Y ya que no puedo aspirar a mucho tiempo, el que tengo no quiero desperdiciarlo.

My Legacy  (Saga Dinastía Gagliano #2) [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora