XXXII - Buonanotte Hela.

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Buonanotte Hela.

Buonanotte Hela

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Hela.

En mi soledad, repaso una y otra vez el plan de Mauricio mentalmente. Mis pensamientos no cesan y debo acoplarme a ellos yendo de un lado al otro por inercia alrededor de toda la alcoba.

Tres días estudiándolos a profundidad; su manera de moverse, comunicarse, como se comportan bajo presión y creando escenarios mentales de lo que puede suceder. Se supone que Nícholas se encuentra en una isla Russó, y dicha, ni siquiera aparece en el mapa. Me estaré adentrando a lo desconocido, no hay evidencia de su existencia más a profundidad que las palabras de un mediocre informante. Mi equipaje, es únicamente cuatro conjuntos militares, armas y solamente lo necesario de comida empaquetada, además de mis productos de higiene. Blair se encargó de crear el mejor y más duradero repelente para los insectos, porque todo se acabaría si más de uno llega a picarme, ya que solo traigo conmigo una inyección, la cual su creación me costó más de dos millones en llevarla a cabo en tiempo récord.

¿Lo peor de todo? Es que aborrezco el calor, y espero que esos trajes diseñados para mantenerme en mi temperatura adecuada funcionen, porque aún siguen siendo prototipos los cuales serán probados en mí.

—Leoncita —alzo la vista de los papeles y lo veo mal—. Ya aterrizamos, es hora de tu travesía.

Me echo al hombro la mochila que lleva los aparatos satelitales más esenciales. Antes de salir, detengo a Cecilio –la mano derecha de Mauricio–, del brazo y le extiendo un sobre. Por estar entretenida en otros asuntos, no tuve tiempo de despedirme.

—Házselo llegar a Luka —asiente, su mirada paternal me comprime el pecho y, sin importar nuestras reglas, me envuelve en sus brazos con fuerza—. Dile que estaré contando las constelaciones hasta el día que nos volvamos a encontrar.

—Cuídate —me da un apretujón antes de apartarnos—. Que no estoy dispuesto a buscar a otra leoncita caprichosa que me lleve a viajar por el mundo en un arrebato de rebeldía.

Le sonrío nostálgica antes de tomar la mano que me extienden.

Un paso afuera y queda atrás todos los lujos, comodidades y pulcredad a los que tanto estoy acostumbrada. Me suelta la mano para recibir el equipaje que Santino le entrega y del jet, ahora debemos abordar las Jeep's Wrangler que nos esperan en la pista ilegal de arena.

Acomodo mis gafas antes de subir y les estrecho la mano a los nativos bajo el mando del clan, los cuales nos llevarán hasta Visakhapatnam. Mauricio marcó detalladamente que jamás, por ningún motivo mostrara la cantidad del dinero que traigo conmigo.

—Mera naam Hela hai —les informo antes de acomodarme.

Se presentan cortésmente y su ánimo de charlar queda desvanecido cuando ven subir al amargado que, como obra curiosa, luce amargado.

My Legacy  (Saga Dinastía Gagliano #2) [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora