X - Padre e figlia.

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Padre e Figlia.

Sicilia-Italia

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Hela.

Los trotes de Hades es lo único que interrumpe el grato silencio. Mis pensamientos no descansan, mi mente se mantiene en una disputa interna la cual no cesa queriendo respuestas, queriendo resolver una sola duda que me atormenta, y la única persona que tiene las palabras que necesito escuchar ya no está aquí. El trabe más alto en la pista de ecuestre, es de uno sesenta, y eso ya no me es suficiente ansiando un verdadero reto. Por ello cambié mi rumbo hacia el bosque que rodea la mansión; suelto las riendas del pura sangre y dejo que él me guíe a través de los campos verdes. A pasos marcados, firmes y rápidos, galopa con gran presteza, dejando que los velos blancos de la capa que resguarda el calor en mis hombros se alcen al compás del viento.

Deteniendo el continuo ascenso y descenso que es algo primordial en la equitación, me quedo en el aire sujetada del interior de mis rodillas, elevando mis brazos con un arco entre mis manos. Me concentro tanto en el objetivo, que llego a escuchar como mis latidos disminuyen, haciendo eco en mis oídos. Exhalo hasta vaciar mis pulmones, libero mis dedos de las plumas y, como si hubiera pausado el tiempo; al sentarme de nuevo todo vuelve a la normalidad, inclusive pareciéndome que transcurre más rápido. La flecha sale disparada, curvándome los labios en una sonrisa satisfecha al notar que se encajó perfectamente en uno de los blancos que hay esparcidos entre los árboles.

—Espléndido —otros cascos se acompasan con el galope de Hades. Le hago una inclinación en reverencia, frenando de las riendas a mi caballo.

—La práctica hace al maestro, ¿no es así? —hasta ahora noto que también trae un arco. Viene de nuevo sin el saco, el chaleco remarca sus brazos y un tatuaje vertical de lo que parece ser una fecha en números romanos queda a la vista al llevar las mangas dobladas hasta sus codos.

—¿Ese es tu mejor tiro? —se burla, a pesar que mi flecha está justo al centro de la diana.

Hace galopar al caballo, dando una vuelta por el lugar para aumentar velocidad. Zeus, el pura sangre blanco de mi padre es el único que le puede dar pelea al mío, llegando a la misma velocidad que yo estaba en segundos. En la mano que sostiene la rienda, lleva un guante de cuero negro, sabiendo bien porqué la oculta. Él no necesita elevarse para tener una mejor posición de tiro, solo ubica el arco frente a su rostro, lo contrario a mí, él lo usa horizontal.

Le aplaudo al ver su flecha pegada a la mía. Llega hasta mi punto y sonríe altanero.

—A eso se le llama puntería perfecta —alardea, ya trotando uno al lado del otro.

My Legacy  (Saga Dinastía Gagliano #2) [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora