Red.

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Al día siguiente, llegue muy temprano a la oficina, ni siquiera habia llegado Pau y eso que es la primera.

Encendí la computadora y revisé mis mails, había uno marcado como importante, en el que recordaba que a las 4 debía entregar las fotos para el folleto de un nuevo perfume de Armani.

—Genial— exclame en voz alta, yo con las hormonas hasta el cielo y tenía que pasar al menos dos horas eligiendo fotos sensuales pero a la vez sutiles.

Tenía otros asuntos pendientes a los que di priodidad. A la una salí a almorzar con Lu que me estuvo hablando, emocionada, que estaba preparando una fiesta de cumpelaños numero tres de su pequeña Lauren, justo una charla como esa era la que necesitaba, algo completamente inocente que mitigara mis bajas pasiones que seguro aumentarían a la hora de estar escogiendo fotos para el dichoso folleto.

Al volver, me encerre en la oficina y me dispuse a hacer el trabajo que había estado postergando toda la mañana, después de revisar miles de fotos para elegir las diez que aparecerían; se me ocurrió la brillante idea. Como el lugar donde llevaría estaba un poco alejado, le diría a mi jefe que ya no volvería y llamaría a aquel extraño para volver a encontrarnos, no podía pararlo un día más, me urgía volver a sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos en mi boca y su aroma embriagandome.

Eran las 17:15 cuando salí del edificio donde lleve las fotos, no entendí como es que me citaron a las 16:00 y me hicieron esperar 45 minutos para recibirlas. En cuanto estuve en la calle saque el celular y a toda prisa busque su número y lo marqué, escuche el primer repique y mi corazón se acelero al 100%

—Hola— esciche decir a esa voz aterciopelada que me alteraba.

—¿Estas libre esta noche— dije, pero esta vez con un roño sensual, tentandolo.

—Si, te veo en el mismo lugar a las ocho ¿te parece?.

—¿No podría ser mas temprano?, ¿a las 18:30?— estaba necesitada y se lo hice saber.

—Lo siento, me es imposible a esa hora.

—Ok, entonces a las ocho— no me quedó mas remedio que aceptar—. A las ocho en el lobby, cerca de los elevadores.

Y volvió a cortar primero, sin darme tiempo a decir algo mas, en ese minuto me arrepenti por haber mostrado mi urgencia, seguro el tenía una vida, un trabajo, al menos, yo tendría tiempo para ir mejor arreglada esta vez.

Le hice la parada al taxi y le indiqué mi domicilio. Al llegar me dirigí al armario, saque un vestido rojo, de tirantes delgados cruzados por la parte de atras y que me llegaba a la mitad de los muslos, era atrevido y por eso no lo había estrenado, pero para esta ocasión era perfecto.

Abrí el cajor de la ropa interor y por mas que revolvi, no encontre prendas los suficientes sensuales, mire el reloj y faltaban quince minutos para las seis haci que tenía tiempo de sobra y me dirigí a la tienda de ropa interior que quedaba a diez minutos de mi departamento. Mientras caminaba pensaba que estaba campletamente loca, como era posible que estuviera yendo a comprarme ropa, solo para tratar de impresionar a un completo extraño que seguramente conocía miles de modelitos de todas formas y colores.

Suspire un tanto desilusionada, no había podido dejar de pensar en él, desde que lo conocí y para él yo era una más de su lista.
Entré a la tienda sacudiendo mi cabeza para borrar esos pensamientos, lo mejor era solo concentrarse en la diversión.

Me mire al espejo y casi no me reconocía, me había recogido el cabello y me había maquillado mas que de costumbre, con un intenso rojo carmesí en los labios y cubierta por aquel vestido que llevaba un par de años guardando en el closet, en defeinitiva estaba muy alejada de la correcta Sam, de la chica que todos conocian, ''nadie es perfecto'' me dije mirándome al espejo.

Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora