Ardiente tentacion.

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Se levanto anque todavía no terminaba, yo me hinque en la cama y me quite el vestido que estorbaba, él se sentó recargado en la cabecera y yo me sente sobre él, frotando nuestras partes más íntimas mientras lamia y mordisqueaba su oreja y con mis manos jugueteaba con pezones, él me sujetó por las nalgas y me levanto un poco, entonces yo tome su miembro y lo dirigí hacía donde lo necesitaba, dentro de mi cuerpo, al sentirlo hice mi cabeza para atrás y volví a gemir moviendome al compás, tomando el control de la situación, él subió sus manos a mi cabellos y quitó la liga que lo sujetaba, yo moví mi cabeza y coloque mis manos entre mis cabellos para colocarlos a los lados de mis hombros, el ahora tenía sus manos en mi cintura y las movía hacía mis muslos, yo coloque las mías sobre sus hombros para seguir moviendome, nuestras miradas se cruzaron, ambos estábamos disfrutando las expresiones de placer que teníamos reflejados en el rostro y los gemidos que se confundían. Sentí como explotaba en mí interior mientras apretaba mis nalgas y gemia, lo bese sintiendo como yo volvía a llegar al estasis total. Me quede unos minutos recargada sobre su hombro, tratando de controlar mi respiración y después me sente a su lado, no pude evitar suspirar fuertemente y él me miro.

—¿Ya te vas?— fue lo único que se me ocurrió decir.

—¿Ya queres que me vaya?

—No, es solo que... bueno... la otra vez...

—Todavía es temprano.

—Oye, tengo una duda— dije mordiendome el labio inferior.

—Dila, pero no olvides que nada personal.

—No lo es...— estaba buscando las palabras correctas para hacer una pregunta que me llenaba de verguenza—. Bueno como te diste cuenta, mi amiga no me explicó a profundidad esto y pues... yo me preguntaba... si—sentí que las mejillas me ardían por el rubor.

—¿Si que?— preguntó poniéndome mas nerviosa porque me miraba fijamente.

—Pues si hay... es decir... tengo que... pagarte— finalmente lo dije mirando hacia mis manos que jugaban con la colcha.

—¿Te refieres a la plata— dijo sonriendo divertido y yo quise que la tierra me tragara.

—Si— respondi titubeante.

—¿Y vos pensas que la otra vez me hubiera ido sin que me pagaras?

—Supongo que no— reflexione, supongo que me hubiera llamado para cobrarme. 

—No soy un gigoló, si es lo que pensas, esto es solo placer para ambos y creeme, no hay plata suficiente para retribuirlo.

Me quedé muda, no me esperaba esa respuesta, en verdad tenía toda la razón, no contaba con la plata suficiente para pagarle todas esas intensas sensaciones que me hacía sentir. Vi que se lavanto y tomó su pantalón del suelo, busco en una bolsa y saco otro condón, eso provocó que sonriera y mordiera mi labio inferior. Si, una vez mas, con otra me conformaría esta noche. 
Se subió a la cama y dejo el condón sobre la almohada, me jalo de las piernas para dejarme completamente acostada y con las yemas de sus dedos las fue recorriendo, desde el talón, se detuvo en las rodillas haciendo movimientos circulares y después subió a mis muslos que apreto ligeramente. Lamió mi ombligo y subió a mis pezones con los que estuvo jugueteando mientras con dos dedos frotaba mis labios vaginales, yo arquee mi cuerpo y abri mis piernas, el subió lamiendo mi cuello y después me beso mientras colocaba su dedo en mi interior.
Como pude tome el condón y se lo di y vi como se lo colocaba, abrí mis piernas y cerre los ojos al sentir como entraba de nuevo en mí. 










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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora