Perdiendo el control.

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—¡Lucas, Sam!, que lindo verlos— dijo Candela alegremente—. Malo, no me dijiste a los habías invitado— le dijo a Julián dándole un golpecito en el hombro.

—En realidad no sabíamos que ustedes iban a estar acá, él hermano de Julián nos empresto la casa por este fin de semana— respondió Lucas mirándolo como si le pidiera una explicación.

—¿Qué no era el próximo fin de semana?— pregunto Julián cerio y confundido.

—Bueno hay suficiente espacio para todos y haci va a ser más divertido— agregó entuciasmanada Candela casi saltando.


Yo simplemente no podía decir nada, estaba estupefacta tratando de procesar la información en mi mente, el shock había sido más grande a cuando me lo topé en el monumental y lo que más me había molestado era haberlo visto tan feliz con Candela, ¿Como podía decir que no era su novia si parecía todo lo contrario? Lo único a lo que atine a hacer fue agarrar a Lucas del brazo y sacarlo se la casa mientras le daba una mirada de odio a Julián que nos veía seriamente.

—¿Su hermano fue el que te empresto la casa?— pregunté enojada en la puerta principal de la casa.

—Sí— respondió parándose frente a mi.

—No podemos quedarnos acá, busquemos un hotel, estamos a diez minutos del centro de las vegas.

—Pero nena, ¿desde cuándo sos tan antisocial?

—¿Nena?— pregunté extrañada y olvidando por un segundo el origen de la pelea.

—Dije Sam, por el enojo ya ni me escuchas bien.

—Te escuché perfectamente bien y me dijiste nena, ¿desde cuándo me decís haci?.

—Ya se porqué fue la confusión— dijo ignorando completamente mi pregunt—. Es que primero le había dicho que íbamos a venir el fin de semana que viene, pero como tengo que ir a San Francisco en esa fecha le cambié el día a la mera hora, fue mi culpa Sam perdón— se acercó a mí y puso una mano en mi mentón—. Pero, no podemos hacerles un desaire cariño, él hermano de Julián es muy bueno conmigo, además se ve que a Cande le caes muy bien, como aquel viaje que hicimos con Lautaro y Mara.

—Pero se suponía que la razón de este viaje era para estar solos vos y yo.

—Y lo vamos a hacer cariño, ¿o que no crees que ellos van a querer estar solos también?— respondió guiñandome un ojo—. Dale no seas haci, son solamente tres días.

Senti como se me revolvió el estómago con la insinuación, la escenita de la cocina estaba muy fresca en mi mente y no quise ni pensar como hubiera terminado si no hubiésemos llegado. Lucas me dio un ligero beso en los labios y escuchamos que alguien carraspeaba, volteamos, pero el seguía sosteniendo mi mentón.

—Perdón, no quise interrumpir, la cena esta lista, pasen y después vemos como nos acomodamos— exclamó candela desde el umbral de la puerta, Julián estaba atrás de ella con una mirada de poco amigos, como si quisiera fulminar a alguien.

—Gracias Cande, pero nosotros recién terminamos de comer, además supongo que ustedes van a querer cenar solos, creo que será mejor que Lucas y yo nos vallamos a un hotel— dije separanadome de él, pero entrelase mi mano con la suya.

—De ninguna manera, el que se equivocó fue mi hermano, haci que los que tenemos que irnos somo Cande y yo— dijo Julián abrazandola por la cintura.

—No Julián, por supuesto que no, es la casa de tu hermano por lo tanto también es tuya, además la culpa fue mía porque primero te dije que veníamos el fin de semana que viene y apenas el martes le avisé a tu hermano que llegábamos hoy, yo fui el de la confusión.

—Nadie se va a ir a ningún lado, puede ser que no seamos los mejores amigos pero va a ser increíble convivir este fin de semana con ustedes y conocerlos un poco más, ¿no baby?— dijo Candela volteando a ver a Julián y le dio unas palmaditas en la mejilla.

—Yo encantado, están en su casa, y Cande tiene razón, no veo ninguna razón para que no podamos pasarla bien entre los cuatro— respondió mientras chocaba delicadamente su cabeza con la de ella que le sonrió.

—Yo tampoco le veo el mayor problema, es que Sam tenía la ilusión de que estuviéramos solo ella y yo— intervino Lucas dandome un beso en la comisura de los labios.

—Sam no te preocupes por eso, compartirán habitación y Julián y yo podemos usar tapones para los oídos.

—Candela, pero que cosas dice.

—Ay Sam, acá ya todos somo adultos, no tiene nada de malo, vamos, acompáñame a la cocina a terminar la cena— exclamó candela agarrandome de la mano que tenía libre obligandome a seguirla.

Con dificultad solté a Lucas, yo seguía con el estómago hecho nudos por las muestras de afecto entre ella y Julián y cuando pasé a su lado le corrí la mirada enojadisima y el desvío la suya.
Me excluse son Candela diciéndole que estaba muy cansada y que mejor aprovecharía para subir a acomodar mis cosas. Cuando salí de la cocina Julián y Lucas miraban la tele y sostenían una copa cada uno, solo les dije con permiso y subí corriendo las escaleras.


Abrí la puerta de la primera habitación y solo había una maleta que supuse que era de Julián y Candela, me dieron ganas de tirarla por las escaleras, pero sabía que tenía que guardar la compostura, nos quedaban tres largos y turturosos días que no sabía como iba sobrellevar. En la pieza antigua estaba mi maleta y la de Lucas. Agarre la mía y empecé a desempacar, todavía era temprano, pero igual me metí a la cama, no estaba dispuesta a bajar y seguir presenciando las muestras de cariño entre Candela y Julián, no tenía ni idea si iba poder evitar hacer una escena de celos que no venia al caso porque también estaba mi novio.




















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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora