Recordando tus caricias.

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La alarma incesante de mí celular me despertó, abrí los ojos y por un instante me sorprendí al ver que no estaba en mi recámara, entonces recordé lo que sucedió la noche anterior y no pude evitar reírme como una niña pequeña que acaba de hacer una gran travesura.

Me levante y no había ningún rastro de él, ni siquiera una nota "Regla número tres: no lazos afectivos" recordé que me había dicho eso muy claramente, así que recogí mi ropa, me vestí y salí de la habitación, esperaba poder llegar a tiempo a la oficina.

Al dar un paso fuera del hotel sentí el aire fresco de la mañana pero extrañamente lo sentí diferente esta vez, cerre los ojos por unos segundos para disfrutarlo, algo había cambiado en mí.

Eran las 9:30 cuando entre a la oficina, era la primera vez que llegaba tarde en el año que tenía trabajando ahí, de inmediato vi el enorme arreglo floral que estaba sobre mi escritorio y que dejaba muy por debajo el ramo de rosas que había recibido ayer, sentí que el corazón se me acelereaba al pensar de quién podría ser.

En cuanto Lu me vio entrar, me siguió corriendo y cerro la puerta tras si mientras yo tomaba la nota que traía el regalo.

"Mi amor, en verdad perdóname por no poder estar con voz ayer, pero te prometo que festejaremos tu cumpleaños, aún no se exactamente cuando pero consideralo hacho. Con todo mi amor Lucas".


Claro ¿quién mas podría enviarme flores que no fuera mi novio?, no sé como pude pensar por unos instantes que había sido el desconocido de añoche "No nombres,nada que pueda dar indicio de quienes somos en realidad", recordé las reglas y tenía que hacerlo a menudo si quería que eso siguiera funcionando, pero ¿Qué estaba pensando?, ¿acado iba a volver a llamarlo?, sonreí y sacudi la cabeza tratando de disipar esas ideas que me rondaban.

—A ver amiga, contamelo todo, con lujo de detalles, sabes que soy una morbosa— exclamó Lurdes ansiosa oliendo las flores.

—¿Qué queres que te cuente?— pregunté rodeando el escritorio para sentarme en la silla frente a ella.

—¡Dios! ¿Y todavía pregungtas?, llegas media hoea tarde, te llega este hermosísimo areglo floral y además tenes un brillo en los ojos y una sonrisa en la cara que jamas te había visto antes, la celebración de tu cumpleaños debió ser memorable, Lucas debió lucirse y recompensarte en grande, así que quiero detalles ahora mismo— se sentó recargando su cabeza en ambas manos mirándome.

Y, sin saber, mi amiga había atinado perfectamente a la descripción de la celebración. Realmente había sido memorable, pero ignoraba que Lucas no tuvo nada que ver con ello.

Lurdes además de ser mi compañera de trabajo también era mi mejor amiga, a los pocos días de conocerme, me conto como había huido el papá de su hija después de saber que estaba embarazada y, de ahí, una gran confianza surgió entre las dos, pero a pesar de eso, dudé si era buena idea compartirle lo que había hecho en mi cumpleaños, ella sentía gran empatía por mi novio y siempre me decía que eramos la pareja perfecta. No defenitivamente aquella aventura era mejor mantenerlo en secreto.

—Pues, temo desilusionarte porque no hubo tal celebración, el arreglo se debe a que, precisamente, Lucas no pudo llegar para llevarme a cenar.

—Él siempre tan detallista— dijo sacando una orquídea del arreglo.

—Bueno, de alguna manera intenta recompensar el poco tiempo que pasa a mi lado.

—Sabes que si trabaja tanto y después esta a ful con lo del club es para tener un patrimonio seguro y en algún futuro casarse contigo y darte todo lo que te mereces.

—Eso ya lo se, no tenes que convencerme de que él es el novio perfecto, se que lo es y por eso lo amo y aceptó que trabaje y pase tanto tiempo en el club, para  estar juntos algún día y para siempre.

—Si... pero, no pareces nada enojada porqué tu novio te dejo plantada justo el día de tu cumpleaños, por lo contrarío, lucis radiante, ¿que hiciste anoche?

—Nada, solo ver televisión y terminarme yo sola media botella de vodka— en ese momento recordé lo perceptiva que es mi amiga y lo mala que soy para las mentiras.

—Si, claro y yo rezo el rosario todas las tardes llegando del trabajo, eso ni vos te lo crees.

—Te juro que fue así, sabes que no tengo mas amigas que vos y Sofía y que jamas iría sola a algún lado que no sea el supermercado.

—Es que de verdad te ves distinta, hay algo diferente en tus ojos.

—Solo un año más de edad, y ya déjame en paz que tengo muchos pendientes y quiero terminarlos antes de que venga el jefe y nos regañe— dije encendiendo la computadora.

—Bueno, pero te aclaró que no me convenció ni un poco tu argumento, algo te traes entre manos y me lo vas a tener que decir trade o temprano.

—Ok, fui y me acoste con un completo desconocido, ¿satisfecha?

—Jajajaja, ay Sam, tampoco tenes que irte a otro extremo, ambas sabemos que no harías una cosa así— dijo saliendo y cerrando la puerta.









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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora