Una invitacion inimaginable.

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—Tenemos que volver al desfile— dije ne voz baja.

—¿Siempre sos haci de responsable?— replicó en tono serio.

—Incluso más.

—Vamos a escaparnos, te aseguro que nadie se va a dar cuenta.

—Eso ni pensarlo, es la gran noche de tu cuñada y por lo tanto también la de tu hermano.

—Mmm, me perdonarán.

—¿Siempre sos haci de terco?.

—Incluso más.

—De verdad tenemos que volver, para mi es trabajo y mi jefe está acá— insisti poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.

—Bueno, voz ganas esta vez— dijo entregandome mi ropa interior.

Nos arreglamos en silencio y le dije que yo salía primero, no estuvo muy de acuerdo para aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abri la puerta y vigile sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Julián me dio una cariñosa nalgadas que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directamente al baño a retocarme el maquillaje y a ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, el había dicho mi nombre y yo el suyo, no más reglas y eso me entusiasmó sobre manera, aunque no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegue al salón y ocupe mi lugar, pocos minutos después llegó Julián muy sonriente y se sentó alado de Candela, ella se recargo en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, ahí entendí que no debía entusiasmarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Ava nos agradeció a Lur y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, hasta Julián se puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo. La fiesta empezó y todo el mundo se fue a la mesa de bocadillos.

—¿Dónde estabas Sam?— preguntó impaciente Lurdes.

—Fui a ver a las modelos.

—Qué raro, yo fui allá y no te vi.

—Es que también fui al baño.

—Ah, ok— respondió no muy convencida.

Movi la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué un bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno, agarre un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.

—Uff, no hagas eso en mi presencia... me trae mi gratos recuerdos— dijo Julián detrás de mí y casi me atragantó, agarré una copa y bebí.

—Vos querés provocarme un infarto ¿no?— dije volteandome para encararlo.

—Vos también a mi, no tenes ni idea de lo sensual que sos comiendo.

—Estas loco— dije mirando el techo.

—Puede ser, pero, ¿eso te fascina o no?— exclamó guiñandome un ojo.

—Pero, ¿ustedes dos se conocen?— dijo de pronto Ava parandose en frente se nosotros y no supe que decirle, entre en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Julián, pero pensé que si hubiese sido haci, no tendría esa sonrisa en la cara.

—Si, ella es hija de uno de los ayudantes del cuerpo técnico de boca Juniors y también era de ir muy seguido al monumental— respondio el muy seguro, pero, ¿cómo es que sabía quien era mi papá?.

—Vaya, yo siempre digo que el mundo es un pañuelo, pero nunca me imaginé que fueras amiga de Julián, no te ofendas cuñadito, pero tenes una amistades— dijo dándole palmaditas en el hombro—. No lo digo por Cande, ella es aparte, pero conocí a cada "amiguita"— agrego.

—Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde entonces— dije siguiéndole el juego.

—Pero las amistades se pueden volver a retomar, ¿no cuñadita?— dijo abrazandola juguetonamente—. Además acá entre nos Ava, si no fuera porque yo le enseñé a hacer jueguitos con la pelota nunca hubiera podido impresionar a su padre.

—No me digas que es ella la que te regalaba esos chocolates tan ricos que tu hermano te robaba y me los regalaba a mi.

—La misma— respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.

—Si, es que al ser hija única y al ser mujer quería demostrarle a mi papá que no hacía falta ser un chico para poder dominar la pelota, y Román para animarme siempre me relaja chocolates pero como a mi no me gustaban prefería dárselos a él en forma de pago por las clases en vez de...

—Te dije desde un principio que nunca aceptaba plata se las mujeres, ni siquiera pensaba en cobrarte las clases, vos insistias en regalarmelos.

—Ay si Julián, como si no conociera tu forma de cobrar tus favores. También era de ir al monumental antes ¿te acordás?, creo que todavía sigue ahí tu fama de Casanova, por eso ella me cae bien, porqué nunca calló ante tus encantos.

—Más bien dirías que te encantaban los chocolates.

—También, pero eso es aparte, y es definitivo, Sam, tenes que ir a mi boda, no vamos a permitir ni Agustín ni yo, que este bobo vaya con nadie más que no seas vos.

Yo me quedé paralizada y abrí los ojos cómo plato, no podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y otra muy diferente era llevar la farsa a esos extrenos, yo no podía ir a esa boda y no creía que él tampoco lo quisiera, lo más probable es ya allá invitado a alguien más.

—Muy buena idea preciosa cuñada, como me tenes sentenciado, nunca invité a nadie.

—Es que es la boda de tu hermano mayor y no quiero un escándalo como el de Karen— puso su mano en mi brazo—. La vergüenza que no hizo pasar la tipa con la que fue a la boda de Agustín su segundo hermano, se puso a bailar como bailarina exótica a mitad de la fiesta y a sacarse la ropa, obvio que los hombres estaban encantados, pero los papás de Tatiana, osea su cuñada la esposa de Rafael, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, Gustavo el papá de Rafa y este tuvo que hablar  con ellos y tranquilizarlos, obvio, que después sacaron a la susodicha, que por cierto están bastante pasadita de copas.

—Que exagerada que sos Ava, no fue para tanto.

—¿Ah no?, ¿Querés que vaya a buscar a Rafael y a Tatiana para que lo confirmen?.

—No es para tanto cuñadita, ese no es el punto.

—Así que comprenderás, Sam, que obvio que no voy a dejar que vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor asista con una vieja amiga, además vos sos una chica linda, responsable y muy decente.


















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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora