¿Qué significa esto?

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Un repentino ruido nos hizo aterrizar de golpe a la realidad y me levanté a toda prisa, con los dedos tembloroso me abrochaba el sostén y abotone la blusa, abrí la puerta despacio y solo saqué medio cuerpo, era uno de los guardias que había subido a hacer su ronda habitual.

—Buenas noches señorita Carter, ¿todavía por acá?— dijo amablemente.

—Sí, estoy terminando una campaña, pero ya casi me voy.

—Quiere que le pida un taxi.

—No es necesario, gracias.


Me sonrió y camino hacia los elevadores, yo apreté los ojos de miedo y cerré de nuevo la puerta. Me di la vuelta y Julián estaba parado justo detrás de mí, con su dedo pulgar delineó mis labios y luego acarició mi mejilla y bajo a mi cuello acariciandolo también.

—Tendriamos que irnos, los policías van a estar a la expectativa de mi salida, además, deben saber que estas acá.

—Dije que iba a otro piso, no saben que estoy acá con vos, es una gran ventaja que las ventanas de tu oficina tengan persianas, no se dio cuenta de mi presencia— dijo mientras besaba suavemente mí cuello y acariciaba mi cintura.

—Julián por favor— dije con un hilo de voz, mi cuerpo estaba reaccionando de nuevo a sus caricias haciéndome perder la perspectiva de donde nos encontrábamos.

—Solo una vez más, tengo que irme a jugar a Brasil y no se cuándo vaya a volver, puede ser que no nos veamos hasta el día de la boda— dijo lamiendo mi oreja mientras sus manos acariciaban mis senos por encima de la remera.

—Todavía no te confirme si voy a ir.

—Con más razón, necesito hacerte mía una vez más esta noche.

Me besó apasionadamente mientras desabrochaba la blusa y la bajaba dejándome al descubierto mis hombros, dio pequeños besos en uno y después siguió por mi cuello y paso hasta el otro hombro, yo tenía mis manos en su pelo. Me cargó y me subió al escritorio, como pude hice a un lado las cosas y tiré la foto al piso, él se río y sentí como separaba suavemente mis piernas para luego enterrar su cabeza y besar mis partes más íntimas. No pude retener el gemido al sentir como movia su tibia lengua en mí, puso un dedo en mi boca y comencé a chuparselo para no gritar, estaba totalmente envuelta en las magníficas sensaciones que me estaban provocando sus besos, en esa parte tan sensible.

Seti que iba a explotar y él se detuvo, yo lo mire casi con furia y él solo me sonrió, se puso un nuevo condón, agarro mis piernas y entro en mi de golpe, moviéndose con desesperación gimiendo al unísono, lo veía morderse el labio inferior, totalmente perdido en la excitación y en la lujuria del momento, grupo cuando llego al clímax, lo que provoca que yo lo alcanzara en un instante después y luego salió de mí.

El sonido de mi celular hizo que pegara un grito del susto y hasta me lleve la mano al pecho, Julián se río a carcajadas abiertas y yo le di una mirada de odio.
Agarre el celular y los colores se me fueron de la cara cuando vi que era una llamada de Lucas, no quiero siquiera imaginar en que hubiera pasado si se le hubiera ocurrido llamar dos minutos antes. No muy segura conteste, sabia que insistiría.

—Hola— dije conteniendo la respiración.

—Hola Sam, adivina dónde estoy.

—Ni idea— no tenía cabeza ni para pensar del uno al cinco, menos para adivinar.

—Afuera de tu oficina, llame a tu casa, pero como no me contestaste supuse que estarías acá, te invito a cenar.

—Qué sorpresa, en unos minutos bajo— dije nerviosa y corté.

Mire con pánico a Julián y empecé que abrocharme la blusa y a metermela en la falda. Empecé a buscar mis pantaletas, pero no las veía por ningún lado, él estaba parado cruzado de brazos mirándome seriamente, creo que había adivinado quien me había llamado, yo levanté los hombros y movió la cabeza negativamente, él sabía perfectamente de la existencia de Lucas, además lo que había entre nosotros solo era sexo, aunque ya no existieran las reglas, al final del día lo único que nos unía era eso, sexo sin compromiso, sin ataduras.

—¿Buscas esto?— preguntó mostrándome mis nada sexys paralelas azules.

—Como te gusta hacerme sufrir— exclame y levante la mano para sacarselas pero él puso la suya atrás de su espalda—. No es momento de juegos, me tengo que ir ya.

—Y bueno chau, no te estoy deteniendo.

—Dame eso de una vez.

—No, quiero quedarme con algo tuyo hasta que vuelva a verte.

—Pero eso no— grite entre seria y asustada.

—¿Por qué no?.

—Por obvias razones que no quiero repetirte, damelas ya y estoy hablando encerio.

—¿O qué?, ¿Vas a llamar a la policía?.

—Ash, me estás desesperando enserio, ya déjate de juegos.

—Chau Sam que pases muy buena noche.





















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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora